Mostrando entradas con la etiqueta Enfermedades. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Enfermedades. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de febrero de 2012

Desconexión forzada y premio


Después de casi dos semanas sin escribir en el blog y de estar unos días desaparecida de las redes sociales y de la blogosfera por fin puedo hacer acto de presencia.
Mi desconexión ha sido totalmente forzada y es que he estado unos días bastante mala, tanto como para no apetecerme meterme en intenet, con lo que engancha esto.
Aunque a principios de semana ya me empecé a notar muy cansada y con dolor en todo el cuerpo, no fue hasta el miércoles cuando me acosté con 39 de fiebre, en mi vida recuerdo haber tenido tanta fiebre, tenía también mareos y náuseas. La fiebre me duró tres días y con los mareos estuve hasta ayer. Hoy me siento otra. No se que habrá sido, si un virus o una especie de gripe… El caso es que Minerva estuvo también, antes que yo, tres días con fiebre alta y también difícil de bajar, aunque no se si la pobre también tuvo náuseas y mareos, pobrecita mía. Esperemos que ahora no caiga el papá.

Aprovecho la ocasión para recoger un premio que había ido dejando en el tintero. Me viene de parte de cuatro mamás estupendas. Tratándose del premio “Gracias por tu amistad” no puedo sino sentirme enormemente agradecida y afortunada.


Gracias a Derya, de Mamás que miman, por querer que participara de este premio aunque fuese de forma extraoficial. A continuación contesto sus preguntas:
1. Cuál es la frase que te recuerdas con frecuencia?
Aunque hoy lo veas así ya verás como mañana lo ves diferente (y así es).
2. Qué te ha aportado la maternidad?
Me ha aportado tanto… Pero sobre todo el amor de y hacia mi hija, y un aprendizaje continúo.
3. Cuál es el momento inolvidable que tu hijo/-a te ha regalado?
No puedo quedarme con un solo momento, son tantos los que nos regalan cada día. Por ejemplo cuando viene, me abraza y me da besos, me derrito.
4. Qué te ha quedado pendiente por hacer y sin embargo te encantaría?
Aunque he viajado bastante siempre quedan sitios por conocer, y ahora podremos hacerlo los tres juntos.
5. Cuándo te diste cuenta que ya no eras una niña?
No se cuando fue el momento justo, pero con doce años yo ya no me veía como tal, las reflexiones que tenía ya no eran las de una niña.

Gracias  a Carol, del blog Con ojos de madre, por pensar en mí para este premio y la bonita reflexión que hizo al respecto del mundo 2.0. Estas son sus preguntas y mis respuestas:
1. ¿Cómo te sientes hoy?
Pues después de estos días me siento como nueva.
2. ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
Veo a una mujer que no deja de aprender, y es que hasta hace bien poco en el espejo veía a una chica indefinida, la palabra mujer entró en mi vida junto con la maternidad.
3. ¿Qué 3 cosas meterías en una caja para que tu hijo/a descubriera, pongamos, a los 20 años?
No creo que esperase tanto para darle o contarle cosas que considero importantes, se las habría ido mostrando poco a poco según las circunstancias y su curiosidad.
4. ¿Qué recuerdo guardas de tu niñez?
Tengo un buen recuerdo en general, disfruté mucho, jugué mucho, aunque  también es verdad que entre medias guardo recuerdos no tan buenos.
5. ¿Qué es para tí la amistad?
Para mi la amistad es cariño, confianza, sinceridad y comprensión. Es estar ahí siempre que nos necesitemos. La verdad es que a lo largo de los años no ha cambiado mi concepción de amistad.

Y finalmente gracias también a  Diana, de Hoy en mi ventana, y a Zary, de Lamamá de Sara, por acordarse igualmente de mí. Esta vez sus preguntas son las mismas, así que se las contesto a las dos al mismo tiempo.
1. Elige un momento de tu vida muy importante, sólo uno.
Como no puede ser otro, el nacimiento de mi hija, porque dio un vuelco a toda mi vida.
2. ¿Qué lugar del mundo te gustaría visitar y no conoces?
Vietnan, me han contado maravillas.
3. Haz un menú tu comida favorita,1ºplato,2º y postre.
Empiezo por el postre, porque sin postre es como si no hubiese comido, ja, ja, mousse de chocolate. Y en cuanto a mi menú favorito, difícil, porque tengo tantos… pero hoy me quedo con una ensalada con nueces y pasas y de segundo musaka, hace tanto que no la como.
4. Si a trabajo se refiere ¿cuál sería tu trabajo perfecto o profesión sin pensar en salarios?
El que pueda realizar en mi casa, en el que sea yo quien me organice y sin horarios fijos.
5. ¿Recuerdas cuando y porqué reíste la última vez? Cuéntalo si lo recuerdas.
 La verdad es que me río todos los días, con detalles de mi buhíta o mi compañero de ruta. Qué bueno es reírse.

Puesto que este premio creo que ya lo tenéis todas, y ya que se trata de dar gracias por vuestra amistad, quiero concedéroslo a todos los que pasáis por aquí. Sólo os haré una pregunta, para que contestéis aquí mismo. ¿Si te tocase la lotería qué sería lo primero que comprarías con ese dinero?

Gracias por vuestra amistad.

martes, 17 de enero de 2012

Mastitis no infecciosa, mi cuerpo se rebela

El domingo de madrugada, en uno de nuestros despertares nocturnos, noté que me dolía bastante en la zona del pezón izquierdo. Me miré y lo ví un poco blanco, así que empecé a pensar, medio dormida, yo con todo lo que había leído, mi actual curso de asesora de lactancia materna y mi propia experiencia en estas cosas, y me bloqueé. “¿Serían cándidas?” “¿Y ahora dónde tenía que acudir a hacerme un cultivo?” “¿Llamo a mi compañera de curso (una de las mamás con la que hemos creado nuestra asociación) o pido cita con la pediatra de Minerva que es IBLC (Consultora Certificada en Lactancia Materna)?” Pero con lo cansada que estaba continué durmiendo, ya vería cómo me encontraba por la mañana.

Para entonces el dolor se había extendido hacia la zona de fuera y hacia abajo del pecho, además para nada el pezón estaba blanco. Me centré. Definitivamente no eran cándidas. Congestión no tenía, tampoco parecía tratarse de conductos obstruidos y para nada tenía síntomas gripales de una posible mastitis, aunque el dolor del pecho era parecido (tuve mastitis cuando Minerva contaba con unos tres meses). Recordé entonces que hay un tipo de mastitis no infecciosa, en la que los síntomas son iguales a una mastitis infecciosa pero sin cursar fiebre ni síntomas gripales.

Empecé a darme cuenta, se lo comenté a mi compañero de ruta, de que lo que me hacía falta era descansar y que esto era debido a esa falta de sueño y un estrés que últimamente parecía no separarse de mí. La incipiente inauguración de nuestra asociación y especialmente el proyecto que me traigo entre manos, a veces pienso que no sé dónde me estoy metiendo, me tienen tan absorbida que mi mente no para ni un momento, termino acostándome a las tantas (tiempo en el puedo aprovechar a hacer algo) y cuando lo hago no consigo conciliar el sueño. Minerva lo nota, ha estado más demandante y nerviosa, y el hecho de no descansar se resiente en mi humor.


Eché mano de mi manual (bibliografía recomendada en el curso de asesora de LM y que los Reyes Magos me trajeron) y terminé de confirmar mis sospechas. Efectivamente, mastitis no infecciosa. Recomendación: descansar, vaciar el pecho y si es necesario aplicar frío en la zona tras la toma o la extracción. Duración: entre dos y cuatro días.
Así que anoche me acosté pronto, dormí mas o menos las horas que necesitaba, relajada, sin darle vueltas a la cabeza, de hecho mi buhita también ha dormido más tranquila. Y puedo deciros que en estos momentos se me ha pasado completamente.


El cuerpo nos avisa cuando sobrepasamos nuestro límite. En mi caso además con unos sueños extrañísimos que he tenido esta noche, de los que cuando he despertado he sentido que mi cuerpo trataba de transmitirme algo. Estoy intentando extraer su significado, pero si no me detengo en mi “no parar” va a ser difícil.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cambio de pediatra


Esta semana he ejercido mi derecho a elegir libremente el pediatra de mi hija. Nos hemos cambiado.

Cuando nació la nena y fuimos al centro de salud para que la asignaran un pediatra nos dieron a elegir entre varios profesionales y varios horarios. A mi me preocupaba, como no tenía ninguna referencia de ninguno de ellos, que fuésemos a dar con el más inepto. Así que pregunté si sabían de alguno que fuese bueno, a lo que me constataron “A mi todos me saludan cuando llegan”. Sin comentarios. Elegimos al azar, dentro del horario que nos venía bien. Me consolaba saber que a partir del cuarto mes podríamos cambiar si así lo queríamos. Y tuvimos la suerte de dar con una pediatra bastante maja que, entre otras cosas, en todas las revisiones a la nena le daba un sobresaliente. Pero poco más sabíamos de ella, ya que no habíamos necesitado de su consulta en estos meses.

Cuando al comienzo de nuestra lactancia tuvimos nuestros problemillas e intenté buscar ayuda, no recuerdo ya quien o qué asociación, me informaron de que precisamente en mi municipio, en mi centro de salud, había una pediatra que además era Consultora Certificada en Lactancia Materna (IBCLC) y había creado un taller de lactancia materna. Acudí presta a mi centro de salud preguntando por esta pediatra, y haciendo gala de su cortesía habitual primero parecían reacios a darme más información y luego no entendían para qué necesitaba su ayuda si ya tenía a mi matrona (que no es que no intensase ayudarme la mujer, pero sus conocimientos tenían un límite). Resultó que estaba de baja, menuda suerte.

Hace poco me enteré de su vuelta pero, con la lactancia ya más que superada y sin ninguna queja respecto a nuestra pediatra, no nos planteamos cambiar.


El miércoles de la semana pasada, de madrugada, notamos que la pitufa estaba muy caliente (para que luego digan que el colecho es malísimo, a ver si no cómo nos habríamos dado cuenta, así habría estado la pobre, incluso podría haber ido a peor, hasta por la mañana). Efectivamente tenía fiebre. Era la primera vez. Lo primero que hicimos fue quitarla el body y aplicarle un paño frío en la frente y la nuca, y aunque pareció bajarle por la mañana volvía a tener fiebre. Como nunca le hemos dado nada de nada no tenía ni idea de cuanta cantidad de apiretal (que ahí llevaba en el armario desde que nació la nena por si acaso) tenía que darle, así que pedí cita con su pediatra.

Mala suerte, su pediatra estaba de vacaciones y había un sustituto. Conclusión, los dientes. En dos o tres día se le habría pasado. Pero qué manía con achacar todo a los dientes, todo porque no tienen ni idea de lo que les pasa. Mi hija nunca ha tenido fiebre y se cuando le sale un diente porque babea un poco más y se le irrita un poco el culito. No me quedé nada conforme, pero me fui pensando que con eso le bajaría la fiebre. Os diré que me dijo que lo que teníamos que hacer era aprender a utilizar la apiretal para no tener que acudir al médico, luego dicen que no nos automediquemos.

Desde que había empezado con la fiebre no comía nada más que pecho, aunque eso no era lo que me preocupaba. Fue darle la apiretal y vomitarlo todo, probé de nuevo y lo mismo. Probamos con otra marca de sabor diferente pero muy parecido y volvió a vomitarlo con unas arcadas que le daban a la pobre. Y no me extraña, está asqueroso, no se cómo hacen este tipo de cosas para niñ@s con sabores tan fuertes. Así que terminamos por ponerle supositorios, con el recuerdo tan malo que tengo yo de cuando me los ponían a mí. Pero aún así la fiebre remitía por poco tiempo.

El viernes, después de casi tres días con fiebre nos presentamos de nuevo ante el pediatra. Claro, tanto tiempo, no eran los dientes. ¿No me digas? Parece que tiene la garganta un poco roja... Antibiótico al canto. No me hizo ninguna gracia, pero yo no soy médico y me preocupaba que llevara tantos días con fiebre. Además también le mandó un análisis de orina, por si acaso, para el lunes siguiente.

La amoxicilina pareció aceptarla mejor, pero le soltó la tripita y empezaron a salirle granitos por todo el cuerpo. La fiebre al menos parecía que remitía.

El domingo se me puso el pecho derecho (siempre el mismo) como una piedra, y tuve que andar sacándome leche y aplicándome frío como en los viejos tiempos. Minerva no parecía tener tampoco muchas ganas de mamar. Algo no andaba bien.

El lunes de madrugada estuvimos peleándonos con las dichosas bolsitas para recoger el pis de la nena, un desastre. El pediatra no nos explicó nada y nosotros fuimos incapaces. Como no estaba nada conforme por la mañana me presenté en el centro de salud y pedí cambiarme de pediatra. Sabía muy bien a quién quería. Tuve que firmar dos hojas, una para mí y otra para el nuevo pediatra, porque según me dijeron en ventanilla ellos (los médicos elegidos) también tienen derecho a elegir si quieren aceptarnos o no ¿¿?? Imagino que será por si tienen mucha carga de pacientes. A las dos horas ya estábamos con ella en la consulta. Un amor.

Tras contarle la historia, que catalogó de historias para no creer (aunque sabía que tristemente suceden a menudo), se indignó (casi más que yo) porque nos hubieran recetado antibióticos. Estos sólo son para casos excepcionales. Además ¿para qué una análisis de orina si ya estaba tomando antibiótico, no estaba claro que iba a salir negativo? Eso mismo había pensado yo.

Exantema súbito fue su diagnóstico, rápido y claro. Proceso vírico que cursa tres o cuatro días de fiebre tras el cual aparece una erupción cutánea que remite por sí sola en unos días. Parece ser que es muy común, sobre todo antes del año. Ya son varias las mamás que me han comentado que sus nenas también lo han pasado.

Pregunta del papá: “¿Es que no hablan entre ellos, al menos de los casos más comunes?”

Cuando le conté a nuestra queridísima nueva pediatra lo del pecho me preguntó si me había venido la regla hacía poco. Pues efectivamente. La regla hace que cambie el sabor de la leche y a algun@s niñ@s parece desconcertarles, pero al poco todo vuelve a la normalidad. Aunque sabía esto no lo relacioné, y mira que mi intuición me decía que la regla tenía algo que ver en todo esto. Una vez más mi compañero de ruta comprobó que mi intuición se merece una mayor consideración por su parte.

Además de explicarme todo detalladamente trató a la niña con mucho cariño. Cuando el pediatra sustituto quiso verle la boquita a Minerva metiéndole sin piedad el dichoso palito esta se puso a llorar histérica. No se le ocurrió nada mejor que decirla que “no llores, tontita”. Intenté fulminarle con la mirada pero no dio resultado. La nena no dejó de llorar hasta que no salimos de la consulta. Sin embargo con nuestra nueva pediatra fue todo diferente. Primero le dio un palito para entretenerla, intentó verle la boquita lo más rápido posible y cuando Minerva empezó a llorar a los dos segundos (eso de que te metan un palito en la boca a la fuerza no es muy agradable, y además asusta) le dio otro palito y con palabras amables consiguió calmarla al momento. Ya digo yo que es un amor.


Creo que es muy importante la confianza en tu médico o pediatra. Porque salir de la consulta con la sensación de “no tiene ni idea” es desalentadora. Así que puedo decir que nuestra actual pediatra tiene toda mi confianza.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Cólicos

Hace poco comentaba con una amiga vía mail el tema de los cólicos del lactante. Ahora se les están empezando a llamar “llanto excesivo primario” o “llanto excesivo en la infancia”, porque no está demostrado que se deba a problemas de gases. En lo que si parecen ponerse de acuerdo es en que les ocurre igualmente tanto a bebés de pecho como de biberón, y suele darse por las tardes, comenzando en la segunda semana y mejorando hacia los cuatro meses, aunque no siempre (matiza Carlos González)

Minerva por el día apenas duerme, con excepciones claro. Cuando llega la tarde empieza a lloriquear más, le pongo más al pecho y se calma a medias, porque a veces entre chupada y chupada sigue quejándose. Al principio pensaba que no tenía leche, ya que llevaba todo el día mamando y tenía los pechos blandos. Luego nos dimos cuenta de que lo que le pasaba era que le costaba conciliar el sueño (de hecho al intentar sacarme yo misma un poco de leche salía sin problemas; ahora se, después de informarme debidamente, que cuanto más mama un bebé más leche se tiene). Esto de los cólicos asociados a problemas para conciliar el sueño lo leí en una página al principio, tendría Minerva un mes mas o menos, pero no he logrado dar de nuevo con esa página para poneros el enlace.

Ayer por ejemplo Minerva estaba insoportable, claro que yo también, ya no se deciros quien empezó primero. Ni la teta, ni los brazos, ni cambiarle el pañal, nada parecía calmarla. De vez en cuando parecía contenta, te echaba una sonrisita y vuelta a empezar. Al final resultó que tenía gases (además de sueño, lo normal), lo que no sabemos es si esos gases fueron el resultado de tanto llanto, como diría nuestro ya casi amigo Carlos González. No sabéis la relajación que se apoderó de mi cuerpo, y de mi mente, por supuesto, cuando se quedó dormida pasadas las diez de la noche. En cuanto ví esa carita durmiente, tan linda, tan preciosa, tan… tan… se me olvidaron las enormes ganas que había tenido casi todo el día de salir corriendo.

La Wikipedia nos dice cómo no está demostrado que el llanto sea debido a problemas digestivos, e igualmente nos lo dice Carlos González en “Un regalo para toda la vida”. Y por si queréis algo más de información os dejo este otro enlace, que no está mal http://www.tuotromedico.com/temas/colicos_del_lactante.htm.