martes, 25 de noviembre de 2014
Sueño y Lactancia
lunes, 21 de abril de 2014
Colecho seguro
viernes, 29 de junio de 2012
Mi hija no conoce a Estivill ni falta que le hace
Me hubiese gustado haber tenido un poco más de tiempo para documentar este post, todo esto me ha pillado inmersa en nuestras vacaciones, pero aunque no estuviese tan informada como estoy podría escribir este post prácticamente desde el corazón.
Me alegra ver cómo a través de las redes sociales tantos padres y madres nos hemos movilizado para luchar por lo que consideramos que es necesario, un sueño respetado y feliz para todos los niños. Y así es como ha nacido hoy el Día Mundial del Sueño Feliz, una iniciativa con la que queremos conseguir que nuestras voces sean escuchadas por los que todavía siguen diciendo y pensando que hay que enseñar a dormir a los niños y que además para ello hay que dejarles llorar.
Me leí el conocido libro de Estivill estando embarazada, sabiendo ya lo que tenía entre las manos, por simple curiosidad, ya que había oído hablar de él y quería saber por experiencia propia lo que realmente se decía en el libro. Animo a los padres a ir más allá, que no se queden con el primer charlatán cuyo único interés sea enriquecerse a costa del sufrimiento de los más indefensos. No me cansaré de repetir que la información está ahí, rigurosos estudios científicos, profesionales concienciados con la infancia… Fáciles de encontrar tenéis los libros de Rosa Jové “Dormir sin lágrimas” o de Carlos González “Bésame mucho”, pero hay muchos más, todos debidamente documentados.
La única manera que tiene un bebé de comunicarse es el llanto. Si ese llanto se ignora estamos ignorando su llamada, su intento de comunicación con los adultos en los que confía, a los que necesita para sobrevivir, ya que depende totalmente de ellos. Dependencia, por otro lado, que todo mamífero humano muestra sana y necesariamente para su supervivencia hasta que está capacitado para valerse por sí mismo.
No voy a entrar a explicar qué le sucede a un niño cuando se le deja llorar porque sí (quien todavía no lo sepa que se informe bien). Cualquiera que me venga y me diga que es por el bien del niño, que tiene que aprender a dormir, me está dejando claro que no tiene mucha idea sobre el sueño infantil (el sueño es un proceso evolutivo), pero además me está transmitiendo una total desconfianza por querer deliberadamente que mi hija sufra. No entiendo por qué se intenta desvirtuar de esa forma, restándole importancia, al dolor y al llanto infantil, cuando resulta, como he dicho antes, que es la única manera que tienen de hacernos ver que algo les sucede. Dejar a un niño llorar, encima solo y a oscuras, creo que es una total falta de conexión con los sentimientos de ese bebé o niño, que se siente sólo, abandonado y aterrado, porque todavía no entiende que no le sucederá nada malo por estar solo ya papá y mamá están en la habitación de al lado, y que además todavía no sabe gestionar ni su miedo ni su ansiedad. Y no lo entiende porque estamos programados para estar cerca de nuestros cuidadores, un primitivo instinto de supervivencia que nos sigue acompañado, y una necesidad de afecto que nos hace humanos.
Los bebes y niños pequeños ya saben dormir, no necesitan que les enseñemos, ellos ya siguen sus propios patrones de sueño. Lo que precisamente se pretende con los métodos conductistas (por si hay alguien que todavía no lo sepa, ese método no lo ha inventado Estivill), es que sigan los ritmos de los adultos, es decir, que no se despierten por la noche (eso estos métodos no lo evitan, lo único que podrían conseguir es que una vez que el niño se despierta no llame a papá y mamá aunque los necesite desesperadamente, porque le ha quedado muy claro, es lo único que enseña este método, que nadie vendrá en su ayuda), que duerman las horas que considera el adulto que está a su cargo, en definitiva, que no molesten. Porque la falta de sueño molesta bastante, ¿o no? Así es como estos libros que “pretenden” ayudar a padres, a descansar, y a niños, a no padecer insomnio en un futuro, se convierten en la gallina de los huevos de oro. Una falsa ayuda a todos esos padres desesperados, superados, inseguros y ávidos de apoyo y respuestas. No permitáis que nadie os diga lo que tenéis que hacer con vuestros hijos, y menos cuando esa supuesta enseñanza se basa en el desamparo de los más pequeños, informaros bien, buscad, comparad y tomad vuestra propia decisión con toda la información en vuestra mano.
¿Son felices nuestros sueños?
A excepción de las malas noches, esas en las que mi hija no se encuentra bien, porque le duele la boquita, porque tiene fiebre, porque se despierta asustada, y algún otro motivo que a veces se nos escapa, sé que el sueño de mi hija es feliz, y por consiguiente el nuestro también lo es.
Siempre tuvimos y tenemos claro que un niño necesita ser atendido en sus demandas, tanto de día como de noche, somos sus padres tanto cuando el sol brilla en lo alto como cuando es la luna la que brilla en el cielo. Si mi hija llora por la noche la atiendo, primero porque me sale de las entrañas consolarla, y segundo porque quiero asegurarme de que se encuentre bien, es decir, darle teta si tiene hambre, darle mimitos si es sólo lo que necesita, darle agua si tiene sed… confío en mi hija y en sus necesidades, observar que no le pase nada, es decir, que no tenga fiebre ni le duela nada. Jamás se nos pasó ni se nos pasa por la cabeza dejar llorar a nuestra hija, sabemos que los niños se despiertan por la noche y es totalmente normal en su desarrollo. De hecho, es increíble ver cómo nuestra hija ha ido madurando y evolucionando en estos 21 meses, desde que era un bebé recién nacido hasta hoy, en todos los aspectos incluido el sueño, y lo que queda todavía por evolucionar. Su sueño no tiene por qué ser igual al del hijo del vecino, su sueño es el que debe ser, y desde luego un niño no es ni bueno ni malo por dormir lo que debe y como debe, por mucho que no sea lo que a nosotros nos gustaría, es decir, que se adecue a nuestros horarios y que no moleste.
viernes, 22 de junio de 2012
29 de junio: Día Mundial del Sueño Feliz
Se ha creado un grupo en Facebook, llamado Día Mundial del Sueño Feliz, y también un evento ,donde se explica cuál es la iniciativa.
Se trata de realizar una acción de choque el próximo 29 de junio en las redes sociales.
Queremos que el hashtag #desmontandoaEstivill se convierta en trend topic en Twitter y que blogs, páginas y perfiles de Facebook se llenen de mensajes a favor del Sueño Feliz.
"La criatura que duerme sola es una novedad histórica", por antropólogo James McKenna
Estivill delira..., por Tenemos Tetas
Terapia para el Sr. Estivill, de Mente Libre
Hay que vencer al miedo, de Ser Mamás
Pediatría con sentido común... de Para el bebé
Sobre el "sentido común" de algunos de nuestros pediatras, de Reeducando a mamá
Mi carta al señor Estivill, el señor que vende malos sueños, de Mimos y Teta
El 80% de los niños duerme en compañía, de Bebés y Más.
Artículos sobre sueño infantil y colecho, en Crianza Natural
Sobre el colecho, en El Arte de Criar
El sueño infantil, mitos y realidades, en Dormir sin llorar.
Por qué los niños se despiertan por la noche, de Carlos Glez, en Holistika
El método Maridill, por Dra. Pastelina
viernes, 25 de noviembre de 2011
Terrores nocturnos
Este fin de semana estuvimos en casa de unos amigos para celebrar el primer cumpleaños de su pequeño. Durante ese estupendo encuentro donde los peques lo pasaron fenomenal, y los adultos también, todo hay que decirlo, estos papás nos contaron que habían sufrido alguna noche (esporádica) de terrores nocturnos. El nene comenzaba a llorar, sin ni siquiera abrir los ojos, y continuaba llorando desconsoladamente durante quince o veinte minutos. Tanta fue su angustia la primera vez, y sin saber muy bien qué le sucedía, que ya estaban listos para irse a urgencias cuando al nene se le pasó sin más y continuó durmiendo. En la visita al pediatra les confirmaron que se trataba de terrores nocturnos.
Hace tiempo otros amigos de un niño algo más mayorcito, tendría por aquella época año y medio, nos relataban una experiencia similar. El niño se despertaba llorando a grito pelado, se sentaba en la cama con los ojitos abiertos, sudando, y no eran capaces de calmarle de ninguna manera, incluso parecía mostrarse violento cuando se le acercaban. En este caso los papás pensaban que eran pesadillas, pero gracias a que había leído “Dormir sin llorar” de Rosa Jové (nosotros por ahora no hemos tenido que pasar por esa angustiante situación y espero que sigamos así), les dije que seguramente eran terrores nocturnos. Nunca habían oído hablar de esto.
Hace poco hablé del espasmo del sollozo, y sin bien no es lo mismo tienen en común esa sensación de no poder hacer nada por evitarlo, y el susto si no sabemos de lo que se trata. Por eso quería contaros un poco sobre el tema, para que a nadie le pille desprevenido.
Los terrores nocturnos son calificados por Rosa Jové como uno de los verdaderos problemas del sueño, y no los despertares que tienen l@s más pequeñ@s, que son completamente normales y parte de su desarrollo.
Dentro de los trastornos del sueño se consideran parasomnias, acontecimientos o conductas anormales durante el sueño. En el caso de los terrores nocturnos se suceden en la primera mitad de la noche, en la fase no-REM. Se trata de una alteración de la fase IV del sueño profundo (hasta los 6 años esta fase es más profunda que en los adultos), al pasar de esta a una fase más ligera que le sigue. El trastorno surge ante la imposibilidad de aligerar el sueño. En realidad continúan dormidos, aunque tengan los ojos abiertos.
Pueden producirse por estrés durante el día, algunas enfermedades, ansiedad, o síntomas como la fiebre. También se producen por falta de sueño, ya que al estar más cansados alargan esa fase de sueño profundo (que igualmente hacemos los adultos para descansar cuando hemos dormido poco), haciéndola más profunda aún con la consecuente alteración al intentar pasar a una fase más ligera.
Aunque pueden comenzar a producirse a los 6 meses, son más frecuentes entre los 2 y los 5 años.
Cómo podemos tratarlos:
- Intentar que l@s pequeñ@s se vayan a dormir tranquilos y no excesivamente cansados (pueden dormir durante el día las siestas que necesiten).
- No despertarles durante los terrores nocturnos. Podríamos alterarles, pues ni saben lo que les están sucediendo ni recordarán nada a la mañana siguiente. Además a los 10 ó 20 minutos continuarán durmiendo como si nada hubiese sucedido. Este trastorno es similar al sonambulismo en ese sentido.
- Permanecer junto a ell@s para evitar que se hagan daño, y poco más, porque muchos no toleran el contacto físico.
- Despertarles poco antes de que sucedan los terrores nocturnos (despertares programados) cuanto estos son muy frecuentes y terminan por hacerse daño en ese estado de agitación.
martes, 6 de septiembre de 2011
Intrusismo en la crianza
Cuando una se convierte en madre se expone, sin comerlo ni beberlo, a una multitud de consejos, la mayoría mitos y leyendas, que le llueven desde todos los flancos. Imposible esquivarlos. Una entonces puede decantarse entre el ataque, la comunicación o la retirada. Y muchas veces, en mi caso, por cansancio ya, termino decantándome por esta última alternativa, el por un oído me entra y por otro me sale.
El único consejo que yo doy a las mamás primerizas es no hacer caso de ningún consejo, simplemente guiarse por su instinto e informarse bien.
El problema es cuando estos consejos nos vienen de instituciones o empresas que en principio gozan de nuestra confianza.
Louma, de Amor Maternal, ha tenido la iniciativa “Contra el intrusismo en la crianza” para que nos animemos a denunciar estos consejos que, proviniendo muchas veces de instituciones o empresas reconocidas, no tienen ninguna base científica y sin embargo no dudan en decirnos cómo tenemos que actuar en la crianza de nuestr@s hij@s.
Hace poco estuve haciendo limpieza de estanterías y me encontré con el montón de revistas que me dejaron cuando estaba embarazada. Iba a tirarlas todas, su anterior dueña me dijo que no las quería de vuelta, cuando me encontré con un volumen de Larousse del Bebé. No recordaba haberlo leído, creo que en su momento simplemente le echaría un vistazo por encima. Habla del embarazo, del parto y el bebé hasta el año de vida. Así que me puse a ojear y aunque en general, si bien es verdad que no lo he leído todo, es bastante “ilustrativo”, no han podido evitar soltar alguna que otra perla.
Antes de entrar a contaros lo que me parece denunciable de estos señores de Larousse, quiero hacer mención a algo que nos recomiendan y que me suena un poco, lo primero anticuado (el ejemplar es una 2ª reimpresión de 2008, no se si lo habrán actualizado, he mirado por Internet pero no lo parece) y lo segundo fuera de lugar, en mi opinión.
En la página 109:
Los últimos preparativos:
Para el padre:
- Llene los armarios y la nevera. Va a pasar al menos tres o cuatro días en la maternidad y se sentirá muy cansada cuando vuelva; el padre, por su parte, tendrá que seguir trabajando, visitarla y no le quedará demasiado tiempo para las cosas del hogar. Prepare, comidas para toda la familia o, en su caso, una lista de menús simples.
- Ayúdelo a que no se olvide de nada. Deje notas recordatorias por todas partes con las consignas de intendencia (regar las plantas, poner el cava en la nevera para la vuelta, etc.) o grábelas en una casete.
Para usted:
- Vaya a la peluquería. Es el momento ideal para cambiar de corte o de color y tener un aspecto estupendo en la maternidad. Además, después del parto no dispondrá de mucho tiempo.
- Busque un fisioterapeuta. No es demasiado temprano para pensar en volverse a poner en forma...
Dejando al margen la falta de actualización. En el primer caso creo que no han tenido para nada en cuenta el papel del padre, fundamental por cierto. Es él quien tiene que encargarse de las tareas del hogar, y de cuidar y ayudar a la madre, para que ésta pueda ocuparse del bebé. Que no es mala idea dejar unos tuppers en el congelador, pues claro que no, pero una cosa es una cosa y otra...
Y en el segundo caso, no se las demás pero yo lo que estaba deseando era encontrarme con mi bebé en mis brazos, no preocuparme por si estaría o no monísima para recibir a las visitas. Y lo del fisioterapeuta… desde luego mis prioridades eran otras.
Y ahora sí, quiero dejar constancia de cómo pretenden que actuemos con nuestro bebé. Parece ser que tienen un gran problema con el tema del sueño, porque sólo he visto esa recomendación cuando se trata de este tema: “Déjenlo llorar”, tal cual.
Nos están diciendo que no prestemos atención a las necesidades de nuestr@s hij@s, que no respetemos sus necesidades. Aquí os dejo algunos párrafos:
Página 193:
El sueño. El lactante hasta los 6 meses.
El niño se adapta mejor a la nueva vida si se le proporciona sensación de seguridad. Unos cuantos principios básicos sirven para crear las condiciones adecuadas:
- Cama o cuna confortables. El bebé pasa echado muchas horas y el capazo, tan agradable, pronto se le quedará pequeño. Al niño le gustar reconocer el color, el olor y la forma de su cama. Le encantará contar con algunos elementos que se convertirán en un universo familiar y divertido: algunos peluches, un móvil, etc.
- No cambiarlo de cama. Si se le pasa a otra habitación para mantenerlo tranquilo, conviene llevarlo a su cuna para que conserve los puntos de referencia. Del mismo modo, en las salidas de fin de semana o de vacaciones, es aconsejable llevar la cuna plegable, que se ha convertido en algo familiar.
- Cogerlo en brazos tras las tomas. Echado sobre su madre o acurrucado en brazos de su padre, recupera las voces, los olores y los gestos que lo tranquilizan. Pero hay que separar los mimos del adormecimiento para que aprenda a dormir solo en la cama.
Déjenlo llorar
De vuelta en la cama tras los mimos posteriores a la toma, si todavía no lo ha hecho, puede dormirse a costa de algo de llanto. Hay que dejarlo llorar: es su forma de adquirir el sueño. Evidentemente, debe comprobarse que no le incomode nada, que no tiene demasiado calor y que va limpio, pero no hay que volverlo a coger en brazos si los lloros persisten, pruebe a tocarlo con la mano para tranquilizarlo mientras le dice algunas palabras o le canta una canción de cuna, pero sin estimularlo demasiado; acabará por dormirse. No conviene que la madre lo lleve a su cama por la noche, ya que podría quedarse dormida antes de volverlo a poner en la cuna, con el riesgo de dañarlo sin querer.
L@s niñ@s no tienen por qué pasar tanto tiempo echados, podemos tenerlos encima, donde además estarán más a gustito. Y será nuestro olor y nuestro calor lo que les guste sentir.
¿Los puntos de referencia? El mayor punto de referencia para un bebé es su madre. ¿Una cuna de viaje que utiliza de vez en cuando se convierte el algo familiar?
Y entonces llegan las palabras, que pretenden ayudarnos, y que en realidad sólo muestran una falta total de respecto hacia el bebé y hacia los padres, por intentar hacernos creer que es lo mejor para nuestr@s hij@s, no atenderles cuando nos necesiten.
Al leer lo de “acabará por dormirse” no se si me dan ganas de reír o de llorar. Si, acabará por dormirse, resignad@ porque nadie le hace caso y agotad@ por el estrés sufrido. Y por último nos dejan muy claro que no están a favor del colecho, por si le dañamos sin querer, como si les importase que dañemos a nuestr@s hij@s aposta con nuestra indiferencia hacia su llanto (su llamada).
Unas páginas más adelante, hablándonos otra vez del sueño, esta vez del bebé de seis meses al año, páginas 217:
Sigue llorando por la noche
A partir de los seis meses, algunos niños duermen peor. Sin duda, es necesario comprobar que no haya ningún problema (que esté limpio, que no tenga demasiado calor, etc.) pero, una vez realizadas estas comprobaciones hay que resistirse al deseo de cogerlo y de darle algo de beber o de comer. Y continúa.
Habría que saber qué es dormir peor para ellos. ¿Despertarse más por la noche?
Si mi hija se despierta por la noche y llora, llorará más si tardo en cogerla. Y lo mejor para calmarla y que continúe durmiendo, normalmente no llega ni a llorar, es ofrecerle el pecho (que le tiene junto a ella), del que mamará un poco y continuará tranquilamente durmiendo.
Así que no se a vosotros pero a mi todo este tema del sueño me recuerda a método Estivill. Yo les aconsejarían que se leyeran “Dormir sin lágrimas” de Rosa Jové, para que sepan los daños que produce dejar llorar a un/a niñ@. Para terminar os lo vuelvo a recordar (ya lo he comentado en otras ocasiones):
Si no atendemos la llamada del bebé o niñ@ se producirá un aumento de la adrenalina y el cortisol (este mata neuronas). El sistema emocional se colapsa y el área del lenguaje queda anestesiada. En ese estado no puede entender nada, por mucho que nos empeñemos en decirle que todo irá bien. Como el cerebro no aguantaría esto, secreta endorfinas y serotonina, con lo que el/la niñ@ cae rendid@ y se duerme. Pero no hay que confundir esto con que el método haya funcionado y haya aprendido algo, todo lo contrario, el/la pequeñ@ está autodrogad@. Y con el tiempo dejará de protestar porque se dará cuenta de que no sirve de nada, pero los niveles de cortisol seguirán por las nubes, porque seguirá estando asustad@. El cerebro del/a niñ@ a esas edades no está preparado para gestionar su bienestar, y un estrés constante conduce a la depresión, ansiedad y consumo de alcohol en la edad adulta.
lunes, 21 de febrero de 2011
La Liga de la Leche. El sueño con un bebé en casa
Después de haberme leído el libro de Rosa Jové, Dormir sin lágrimas, no tenía muchas dudas sobre el sueño infantil. Pero como siempre se aprenden cosas nuevas, nos acercamos el sábado a otra reunión de La Liga de la Leche.
Allí todas las mamás de niñ@s más mayorcitos desterraban la idea de que los bebés tienen que dormir de seguido. De hecho alguna vez he escuchado a alguna mamá “pues mi niñ@ me aguanta toda la noche”, y eso quiere decir sin despertarse (al menos que ella sepa) y sin comer nada, pobre.
La mayoría de las mamás comentaban que según van siendo más mayorcitos se despiertan más. A los cuatros meses se despiertan más a menudo y a los seis se despiertan todavía más veces. Esto, como explica Rosa Jové, en el mencionado libro, es normal y es debido a que al tener más fases de sueño (al nacer sólo tienen dos, hasta adquirir las cinco fases de los adultos) se despiertan más veces.
El problema no suele ser del bebé sino de los adultos. Con bebés con patrones de sueños similares, preguntando a los padres, se ha observado que mientras unos se quejan de lo poco y mal que duerme su hij@, otros están tan contentos con lo bien que duerme su bebé.
Ell@s suelen dormir lo que necesitan, otra cosa es que a nosotros no nos venga bien.
Así que mi nena duerme bien. No es una niña que duerma mucho. Ahora le cuesta bastante dormirse a la hora de acostarse. Se despierta por las noches, unas más otras menos. Pero todo esto es normal, por mucho que a mi alguna vez me pueda fastidiar
Aquí os dejo, como siempre, el resumen de ese día:
“1. El sueño infantil: Existen muchos mitos alrededor del sueño infantil. Conviene conocer que es un proceso evolutivo al igual que andar o controlar los esfínteres. El sueño infantil no será similar al del adulto hasta los 5 ó 6 años.
- Los tres primeros meses: El sueño en esta etapa se caracteriza porque el bebé hace siestas cortas con despertares frecuentes. Esto se debe a que necesita comer a menudo. Además el bebé aún no distingue el día de la noche.
- De 4 a 7 meses: El bebé comienza a dormir algo más de noche que de día. Alrededor de los 6 meses comienza a adquirir más fases de sueño lo que hace que su sueño sea más inestable.
- De 8 meses a 2 años: Se trata de una etapa de maduración. El momento del sueño es temido en muchos casos y además suele ser muy inquieto. Es una etapa de grandes cambios: andar, explorar el mundo por sí mismo… en esta etapa necesitan mucha seguridad y tener la certeza de no estar solos.
- De 3 a 6 años: En esta etapa suelen dejar de dormir la siesta. Como la anterior se trata de una etapa de maduración personal. Hacia los 5-6 años su sueño será similar al del adulto.
Parafraseando a Rosa Jové en su estupendo libro: Para dormir como un mayor ¡hace falta serlo!
2. Problemas:
- Falta de información: Como en tantas situaciones, la falta de información nos puede llevar a pensar que nuestro hijo tiene un problema cuando no es así. Recomendamos encarecidamente la lectura de un buen libro sobre sueño. El de la doctora Jové es excelente.
- Falta de sincronía: En muchos casos creemos que nuestro hijo tiene un problema y lo que ocurre es que simplemente no se ajunta los patrones de sueño que a nosotros nos vienen bien. Ya sea por nuestro trabajo o nuestras costumbres. Antes de tratar de instaurar un horario rígido y estricto, conviene pensar si lo hacemos por nuestro hijo o por nosotros.
- Convertir lo normal en un problema: Cuando conocemos el patrón de evolución normal de sueño de los niños, muchas dudas y preocupaciones se disipan. Si sabemos que a la edad de nuestro bebé son normales los despertares frecuentes dejaremos de preocuparnos y no veremos un problema donde no lo hay.
3. Soluciones: Ojalá tuviéramos una varita mágica. La única solución es dejar pasar el tiempo y respetar la maduración de nuestros hijos. Una actitud positiva de respuesta hacia sus necesidades es fundamental para que ese proceso se desarrolle con normalidad. La lactancia nos ayuda en esta tarea pues nos permite satisfacer las necesidades de nuestros bebés de una forma rápida, cómoda y amorosa, también por la noche. Muchas madres encuentran que compartir la cama con sus hijos les ha ayudado a dormir mejor en estos primeros momentos de sus vidas.
El colecho es seguro siempre que se cumplan ciertas normas básicas: La cama no tiene un colchón demasiado blando o de agua. Los padres no fuman ese cuarto (a ser posible en toda la casa), ninguno de los padres sufre obesidad severa. Ninguno de los padres está bajo los efectos del alcohol o de somníferos. No se debe arropar al bebé en exceso. No se debe dormir con un bebé en el sofá.
Para finalizar, conviene recordar: Somos padres tanto de día como de noche
Bibliografía: “Dormir sin lágrimas” Rosa Jové. Editorial La Esfera de los libros”
miércoles, 19 de enero de 2011
No quiero dormir sol@

Se puede dormir en la misma cama, todos juntos, aplicando las medidas de seguridad necesarias o, ahora por ejemplo, existen cunas diseñadas para adosar a la cama de los padres, dándole así al bebé un espacio exclusivo, pero permitiendo que mamá y bebé estén en contacto directo.
Cuando estando embarazada, en las clases de preparación al parto, la matrona nos habló del colecho, mi primera reacción fue: por ahí si que no paso, estoy totalmente de acuerdo con la crianza natural, la crianza basada en el respecto de los bebés en todas sus necesidades, pero el colecho… además si lo meto en la cama, luego a ver quien lo saca.
Tiene gracia, porque al principio del embarazo mi intención era poner a dormir al bebé directamente en su habitación “para que se fuera acostumbrando”. Viéndolo en la distancia, ¿era yo la misma persona que soy hoy? Menos mal que el instinto maternal, si no nos resistimos, ni no nos dejamos engañar por falsos mitos, si le permitimos, sin miedo, que nos invada y le escuchamos atentamente, es el que mayor conocimiento nos dará sobre las necesidades reales de nuestr@s hij@s.
Yo no practico el colecho, aunque si la cohabitación, la nena duerme con nosotros en la misma habitación, pero en su cuna. Y no lo practico, no porque no me parezca bien, al contrario, ya me gustaría poder dormir junto a mi niña, tenerla pegadita a mi, y ella encantada también de la vida. Pero me da miedo aplastarla o hacerla daño. Se que seguramente no ocurra, pero las veces que lo he intentado (a la hora de la siesta) apenas duermo. Además conozco gente que duerme tan a gustito con sus bebés y tan contentos todos.
Espero que dentro de unos meses se me quite ese miedo tan tonto, cuando la niña sea un poquito mayor. Quizás ese miedo se deba a una inseguridad mía, que me hace creerme incapaz de estar alerta a las necesidades de mi bebé o quizás me viene desde muy atrás, cuando oía a mi padre decir que muchas madres habían aplastado a sus bebés por meterlos en su cama. Antiguamente los bebés y los niñ@s pequeñ@s (y no tan pequeñ@s) dormían junto a los padres, no hace tanto de eso. Pero esto se prohibió cuando algunos malintencionados padres utilizaban la excusa de haberlo aplastado para deshacerse de un bebé no deseado.
En Japón, por ejemplo, practican el colecho como parte de su cultura, sin ningún problema. Incluso, allí, la muerte súbita del lactante apenas se conoce.
Siempre habrá gente que te juzgue por eso o por cualquier otra cosa, porque no les parezca bien. Pero la práctica del colecho es una opción personal. Carlos González en “Bésame mucho” contesta, a una madre que practica el colecho aún pensando que está mal, lo siguiente: “Pues no, no están haciendo nada mal: Están haciendo lo mejor para su hija (lo único que la calma) y también lo mejor para ellos (lo único que les permite descansar). ¿A quién le molesta, entonces, que hayan tomado libremente esta decisión?”. También Rosa Jové en “Dormir sin lágrimas” nos habla de los beneficios del colecho y las medidas de seguridad que se deben tomar.
Seguramente oiréis comentarios del tipo: “lo vais a tener en la cama hasta que se case”, pero si con doce años (por decir una edad aproximada) ya no dejarán ni que os acerquéis a ell@s y os exigirán una habitación propia, en el caso de que la compartan con algún/a herman@. Aprovechemos los años en los que nos necesitan y desean estar con nosotros sobre todas las cosas. También se oirán cosas como: “pero eso afectara vuestra vida sexual…”, entre otras cosas qué poca imaginación, no digo más.
Hay que tener en cuenta, como he dicho antes, unas medidas básicas de seguridad para la práctica del colecho. El colchón tiene que ser firme y no hay que abrigar en exceso al bebé. Los padres no deben ser fumadores, ni estar bajos los efectos del alcohol, o de ninguna droga o medicamento, ni deben padecer obesidad.
Una de las ventajas del colecho, y por lo que muchos padres comienzan a practicarlo, es que descansan más por la noche, pues el bebé se alimenta sin apenas despertarse (en caso de lactancia materna). Según el antropólogo James Mackenna, cuando la madre y el bebé duermen juntos, se sincronizan. El colecho ayuda a regular la temperatura corporal del bebé, ayuda a regular la respiración con la de su madre, lo que favorece que siga respirando en caso de apnea, y le ayuda a aprender a pasar de una fase a otra de sueño. Favorece la lactancia materna, los bebés que duermen junto a su madre maman más que los que duermen separados. Y todo esto, en conjunto, hace que se reduzcan los riesgos de muerte súbita del lactante.
Pero la ventaja más importante, como ocurre con la lactancia materna, es el vínculo que creamos con ellos, el disfrutar con nuestr@s hij@s.
Por último, os dejo un enlace a un extracto de “Nuestros hijos y nosotros” de la antropóloga Meredich Small, donde hace referencia al sueño infantil: http://www.holistika.net/infancia/crianza/existe_el_insomnio_infantil_el_sueno_infantil_en_las_culturas.asp
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Dormir sin lágrimas

El título completo es: Dormir sin lágrimas. Dejarle llorar no es la solución. Todo lo que hay que saber para resolver los problemas del sueño infantil.
Su autora, Rosa Jové, nos viene a decir que el sueño es un proceso evolutivo, con lo cual no podemos pretender que un bebé o un niño duerma igual que un adulto, de hecho hasta los 5 ó 6 años no tendrán un patrón de sueño como podemos tenerlo nosotros. Además no hace falta que le enseñemos a dormir, como pretenden algunos (Dr. Estivill) porque ellos ya saben hacerlo, ya dormían en nuestra barriga.
¿Que se despiertan por la noche? Nosotros también lo hacemos, y unas cuantas veces, pero estamos acostumbrados y nos volvemos a dormir sin darnos cuenta, a no ser que algo nos desvele; pero a parte de que ellos todavía están aprendiendo, necesitan despertarse entre otras cosas para asegurarse el alimento.
Esto en lo que dicen de ella en la contraportada del libro:
Rosa Mª Jové Montanyola (Lleida, 1961), licenciada en Historia y Geografía y en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en psicología infantil y juvenil y en psicopediatría (bebés de 0 a 3 años). Presidenta de la delegación de Lleida del Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya y responsable del programa de salud materno-infantil de UNICEF en Lleida, desde 1994 es reponsable del gabinete de psicología del Centro Médico CMS en Lleida, así como en Barcelona.