lunes, 16 de septiembre de 2013
De acampada con niños
lunes, 1 de julio de 2013
Mar, luna y gaitas
viernes, 28 de diciembre de 2012
Feliz 2013
domingo, 19 de agosto de 2012
Desconexión por unos días
jueves, 5 de julio de 2012
Todo ha sido un sueño
viernes, 15 de junio de 2012
lunes, 15 de agosto de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
De vuelta, del verde al amarillo
Me hubiese gustado bañarnos, pero el agua estaba muy fría, al menos para nosotros, porque desde luego bañistas no faltaban. Eso sí, paseíto por la playa con los pies en remojo no pudo faltar. Sentamos a la nena un poquito en la playa pero eso de llenarse las manos de arena no le gustó nada, y es que la arena en la boca o en los ojos no tiene que hacer ninguna gracia.
La ida, cinco horas, que no son pocas, fue muy bien. Minerva durmió la mayor parte del viaje, también hay que decir que madrugamos y tuvo que recuperar el sueño que le faltaba. Pero la vuelta nos llevó más de ocho horas, entre pérdidas de tiempo dando vueltas innecesarias y las veces que tuvimos que parar porque la nena estaba ya hasta las narices de tanto coche, y no me extraña, demasiado bien lo ha llevado.
El día que salimos hacia Asturias cumplió sus nueve meses, ahora ya son medio más. Parece mentira. Hemos tenido que quitar todo lo que está a su alcance, y es que es un terremoto. Le encanta descubrir cosas nuevas, ponerse de pie para luego sentarse de culo (no se cómo luego después de tantas veces no le duele, benditos pañales), que la gente le diga cosas, perseguir a Orión (nuestro yorkshire) para jugar con él, parlotear en su idioma (a veces a grito pelao), poner caras... y tantas otras cosas más, es incansable. Si antes tenía poco tiempo ahora… lo que no se es cómo no adelgazo. Me dijeron que a los nueve meses iba a notar un cambio muy grande, pero yo cuando lo noté fue a los siete. Alrededor de los siete meses empecé a sentir que ya no era mi bebita, me dio tanta pena. Si, ya se, sigue siendo mi bebé, pero a esa edad noté un cambio tan radical, empezó a demostrar más su carácter, a dejar muy clarito que es lo que le gusta y lo que no, y a desarrollar sus pequeñas grandes habilidades de una forma vertiginosa, de un día para otro pasó de estar en su mantita jugando a recorrer curiosa toda la casa.
Cambiando de tema, una de las gratas sorpresas con las que me he encontrado a la vuelta es el reencuentro de Habiba y Alma, me acordé mucho de ellas. Me he alegrado muchísimo, aunque no tanto de que sus secuestradores actúen como si no hubiera pasado nada, y en vez de pedir disculpas se justifiquen sin ninguna vergüenza. Este tipo de cosas no pueden volver a suceder.
Para terminar quiero dar las gracias a Carol, de Nuestrapequeñacria, por darme el premio al blog pro-lactancia. Nunca hasta ahora había hecho mención de los premios con los que algunos blog se han acordado del mío en alguna ocasión, y es que para mí es muy difícil poder luego otorgar de nuevo esos premios. Siempre me han hecho mucha ilusión, pues que a alguien le parezca interesante o le llegue algo de lo que yo pueda comentar me alegra en el alma. El caso es que este premio me ha hecho una ilusión especial, y es que para mí la lactancia materna es fundamental, no sólo porque es el mejor alimento, sino porque es amor, contacto, consuelo, calor. Creo haberlo transmitido en mi blog.
Para recoger el premio tengo que decir hasta cuando vamos a mantener la lactancia. Recuerdo que cuando estaba embarazada pensaba que daría el pecho si podía, luego a pesar de las dificultades del principio con las pezoneras, pensé que sería hasta los seis meses, pero ahora tengo claro que no tenemos fecha de caducidad. Será cuando mi hija decida ponerle fin, y espero que quede todavía mucho de esta maravillosa conexión entre las dos.
Como ya os he dicho me cuesta mucho dar este premio, porque se lo daría a todas las madres que dan el pecho, pero si tengo que pensar en un solo blog que luche y trate como nadie la lactancia materna me viene a la mente Illena de Tenemos Tetas.
Y aprovechando el tema, quiero compartir con vosotr@s una obra de arte (cuyo autor es Sebastian Miranda) que nos encontramos de casualidad, paseando por Oviedo. Me encantó. Para celebrarlo estuvimos comiendo en un parque que había al lado y la nena y yo emulamos esta bella imagen.
domingo, 24 de abril de 2011
La ruta de Minerva
Cuando salimos nos gusta hacer unas rutillas por el campo, y a pesar de que llovía y que íbamos con la nena, no nos amedrentamos y nos fuimos, con la pareja de amigos con los que hemos pasados estos cuatro días de vacaciones, a hacer una ruta por los montes cercarnos al pueblo (donde teníamos alquilada la casita rural). Nos pusimos los chubasqueros, papá se cargó a la nena en la mochila (así es como ha ido todos estos días), y nos dimos un paseo de unos siete kilómetros entre ida y vuelta. El paisaje y las vistas eran preciosos, y junto a Minerva lo disfrutamos de lo lindo.
La nena se ha descontrolado un poquito estos días con la comida, tanto con la teta como con los sólidos, e igualmente ha sucedido con el sueño, claro que los papás la hemos acompañado. Ahora todo poco a poco va volviendo a la normalidad.
La verdad es que la nena normalmente no da guerra, tiene sus ratos, cuando tiene sueño, pero por lo demás es un sol. Hemos comido todo los días en la casa, menos el primer día, que como llegamos un poco cansados y algo tarde, nos fuimos a un buen mesón a que nos diesen de comer. Por cierto, estupenda la carne a la parrilla, se me cae la baba sólo de pensarlo. Y Minerva con su mendrugo de pan, sobre mamá, más contenta que unas castañuelas.
Lo único que no llevamos muy bien es el coche. A Minerva no le hace ninguna gracia eso de ir atada, ya la puedes dar un juguete detrás de otro, o todos juntos, cantarle su madre, su padre o los dos, o hacerle el payaso (por cierto, deberían darme un diploma de payasa porque ya soy experta) que la nena sólo aguanta un rato y cuando dice que se ha cansado se ha cansado y punto. Se coge unos sofocones de cuidado. Menos mal que paramos, mamá le da tetita y ya todo el viaje durmiendo, dos horas y media seguidas (¡de día!), increíble.
Por lo demás, como he dicho, lo hemos pasado muy bien. Eso sí, se nos ha hecho un poquito corto, pero eso es porque el papá y yo hemos disfrutado mucho y estoy segura de que la nena también lo ha hecho.
Ya estoy pensando en nuestras próximas vacaciones.