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lunes, 14 de abril de 2014

La muerte y los niños


Hace una semana, al llegar a casa, el único pececillo que nos quedaba en la pecera (hacía tiempo que estaba solo porque siempre terminaba comiéndose a sus compañeros) estaba flotando muerto. Aunque fue el papá quien lo vio quiso esperar a que llegásemos nosotras, aunque bien podía haberse deshecho de él e inventarnos luego cualquier historia, cosa que en muchos hogares se hace y que a nosotros no nos parece nada recomendable, y ahora os explico por qué. Los niños tienen derecho a despedirse de sus seres queridos o mascotas para elaborar un duelo sano. Además estos son “buenos” momentos para tratar el tema de la muerte con los niños, y que puedan expresar todas sus dudas.

Como ya conté en este post, los niños hasta los 5 años aproximadamente no tienen un concepto de la muerte como algo irreversible o inevitable, sino todo lo contrario. Sin embargo se trata de contestar sus preguntas de manera sincera y adecuada a su edad. Preguntarán lo que les interesa saber y lo que están preparados para entender, ni más ni menos, por eso nuestras respuestas tienen que ser concisas.

La primera reacción de mi hija fue decirnos que lo que le pasaba al  pececito es que estaba durmiendo. Luego se enfadó, diciendo que era tonto por morirse, expresando su desacuerdo de la única manera que sabía. Y aunque en un primer momento no quería participar de la despedida del pececito, luego accedió. En nuestro caso lo que hicimos fue enterrarle en una maceta para que así pudiera ayudar a crecer a las plantas. Después, de manera natural se lo fue contando a familiares y amigos.

Hace unos meses falleció mi abuelo. Cuando me enteré estaba sola con Minerva, y no pude contener toda mi tristeza y mi llanto frente a ella. Me preguntó, le conté lo que había sucedido y que por ese motivo mamá estaba triste. Mi hija me abrazó, y ahí quedó la cosa. Los días siguientes fue haciendo las preguntas que a ella le iban rondando por la cabeza. ¿Qué sensación o idea se hubiese llevado mi hija si hubiese intentando esconderme de ella, le hubiese dicho que no me pasaba nada o me hubiese inventado cualquier cosa? Los niños son conscientes de nuestras emociones (dependerá de si hemos nombrado esas emociones tanto en ellos como en nosotros, para que las entiendan o no), hubiese sabido que algo pasaba pero no hubiese sido capaz de elaborar su emoción, además de llevarse la idea de que hay cosas de las que es mejor no hablar, y ya sabemos que los tabúes no nos aportan nada bueno.

El hecho de no negarles algo que forma parte de la vida, como es la muerte, hay que entender que les beneficia siempre:

- Aprenden a elaborar un duelo sano en las pérdidas, sin quedarse en lo patológico.

- Aprenden que la tristeza, como las demás emociones (miedo, rabia y alegría), es válida y necesaria. Y además es bueno poder expresarla para sacarla fuera.

- Saben que pueden confiar en sus padres o cuidadores, porque hay una coherencia entre lo que les trasmitimos y lo que les decimos.

- Pueden satisfacer toda su curiosidad, sin interiorizar ideas erróneas o miedos.

- Se sienten parte del grupo, de la familia, porque no sienten que se les aparte o se les oculte algo.


Y vosotros, ¿cómo os enfrentáis al tema de la muerte con vuestros hijos?

domingo, 12 de enero de 2014

Imprescindible saber sobre maternidad y crianza

Cuando comencé el blog hace ya más de 3 años no me imaginaba todo lo que iba a aprender durante mi camino como madre, como bloguera, y ahora como asesora en maternidad y crianza. Mi intención, al comenzar el blog, siempre fue (y sigue siendo) aportar información a otras familias, pero especialmente a otras madres, que se encontrasen con dudas o falta de apoyo en su inicio a la maternidad o durante la crianza de sus hijos.

Son muchos los post que he escrito desde entonces, con información contrastada, experiencias propias, vivencias del día a día, aprendizaje continuo… y es mucha la información que he ido acumulando en estos años. Por eso hoy he querido recopilar once post imprescindibles sobre maternidad y crianza. Iban a haber sido diez, pero no he podido dejar fuera ninguno de los que he elegido, y os puedo asegurar que me gustaría haber incluido algunos más. Pretendo que esto sea un resumen, si buscáis cualquier otra información lo podéis buscar en la sección de "Etiquetas" en la columna de la derecha del blog. O si necesitáis que os asesore sobre algún tema podéis escribirme a info@soniandoduendes.com.



Son once post con información que a mi me hubiera gustado leer durante el
embarazo o en el postparto inmediato.

Práctica desaconsejada por la OMS pero que se sigue realizando, sin nuestro permiso, con demasiada frecuencia.

El contacto físico con nuestros hijos es crucial para el correcto desarrollo su cerebro.

Si tienes claro cómo quieres que sea tu parto puedes redactar tu propio plan de parto. Es nuestro derecho y el de nuestros hijos.

Son muchas las dudas que nos surgen sobre si podremos seguir amamantando a nuestros hijos cuando nos reincorporemos al trabajo. Si quieres continuar dando el pecho, trabajo y lactancia son compatibles.

Son muchos y muy importantes los beneficios de portear a nuestros hijos, de atender sus necesidades y que nos sientan cerca.

Yolanda González nos habla sobre estos dos temas, a veces tabús, con relación a nuestros hijos.

Es importante cuidar nuestro suelo pélvico. Es algo que deberíamos hacer siempre, seamos o no madres, porque es un músculo muy importante de nuestros cuerpo y que si no cuidamos podemos sufrir, por ejemplo, incontinencia urinaria en el mejor de los casos.

En comparación con los desechables, los pañales de tela siempre salen ganando, el ahorro es considerable, son mucho más bonitos, más saludables para la piel y además ecológicos.

La epidural no es inocua ni para nosotras ni para nuestros bebés. Por otro lado, a pesar del miedo que nos han metido, las mujeres somos capaces de parir sin epidural, y mucho mejor, porque no interfiere en un proceso fisiológico como es el parto.

Existen muchas creencias erróneas en torno a la lactancia materna que sólo contribuyen al fracaso de esta y la pérdida de un alimento diseñado exclusivamente para cada bebé.

La cesárea conlleva unos riegos, asumibles cuando se realiza por necesidad; pero siendo una práctica irresponsable cuando se banaliza por conveniencia de los médicos o los padres.

¿Qué es lo que os gustaría haber sabido antes de ser padres?


Si necesitas acompañamiento durante tu embarazo o postparto, tienes dudas o problemas con la lactancia, quieres portear de forma segura, o necesitas información sobre cualquier tema relacionado con la crianza, puedes contactar conmigo en info@soniandoduendes.com.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Los niños: Sexualidad y Muerte

Este sábado disfruté de nuevo, por cuarta vez, con la conferencia que dio Yolanda González  dentro del III Ciclo de conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” que organiza la asociación Besos y Brazos.

No me cansaré de repetir lo que me gusta estar mujer, lo que me emociona y lo que aprendo siempre con ella. Si os interesa leer más sobre lo que cuenta en estas conferencias podéis hacerlo aquí, aquí y aquí.

Esta vez los temas a tratar no eran los habituales, sexualidad y muerte, dos temas tabú sobre los que no se habla mucho en relación a los niños e incluso, en especial la muerte, preferimos pasar por alto.

Como de costumbre Yolanda hizo incapié en la importancia de conectar con nosotros mismos para poder hacerlo con nuestros hijos, y en conocer el desarrollo emocional en la primera infancia

De los 0 a los 7 años es una etapa crítica en la que se establecerá la personalidad, el carácter del niño.
- De 0 – 3 años se caracteriza por la emoción. Los pequeños son sólo emoción.
- De 3 – 7 años es cuando ya comienzan los mecanismos de defensa.

   
La muerte

Los niños son los primeros que se preguntan de dónde venimos o por qué nos tenemos que morir. Sin embargo nos cuesta mucho enfrentarnos a este tema y es porque nos mueve la emoción del miedo (a la propia muerte y a la de los seres queridos). Esto nos lleva a un mecanismo psíquico inoperante, la negación, el creer que somo eternos.

Vemos a los niños tan vulnerables y sensibles para afrontar este tema, para el que no estamos preparados, que les protegemos demasiado (más incluso que frente al maltrato) y no les permitimos ver la muerte. Los pequeños también tienen derecho a despedirse frente a una pérdida, ya sea de un ser querido como incluso de su mascota (primer contacto que pueden tener con la muerte). Cuando se impide esto estamos creando un duelo patológico que se arrastrará a lo largo de la vida.

La tristeza es una emoción tan legítima como las demás y no podemos vivir sin ella. Nos ayuda a despedirnos y elaborar el duelo.

Depende de cómo nos afecta a nosotros la muerte, podremos tratarlo con los pequeños. Ellos perciben nuestra actitud y el clima emocional frente a la muerte.

Hasta los cinco años la visión de la muerte (extensible al resto de las cosas) tiene un carácter de:
- Universalidad. Se preguntan si todos nos tenemos que morir. Ellos no pueden morirse.
- Irreversibilidad. Para ellos la muerte es reversible. Se preguntan cuando despertará el abuelo que murió. Para ellos todo es reversible.
- Inetabilidad. Respondiendo a su pensamiento egocéntrico (sano y natural en su edad) niegan la inetabilidad con afirmaciones como que ellos no se van a morir.
- Causalidad o finalidad. ¿Por qué hay que morirse? Hay que tener cuidado con las afirmaciones que les hacemos a los pequeños, ya que hacen asociaciones equivocadas, como el “papa está enfermo, pórtate bien para que se cure” (si se diese el caso de que el papá muriese el niño pensaría que es culpa suya. Es común que se sientan culpables ante la separación de sus padres o la muerte, por su carácter egocéntrico.
- Causa o modo. No es lo mismo que alguien muera de manera repentina que una muerte que ya nos esperamos.

El abordaje de la muerte depende de la reacción del entorno, de su edad y del vínculo con el ser querido. Según sean estas, las reacciones habituales de los niños, menores de cinco años, ante la muerte son:
- Conmoción o insensibilidad.
- Incredulidad.
- Ansiedad y miedo. Pueden surgir terrores nocturnos, un retroceso en el control de esfínteres, etc.
- Rabia.
- Anhelo (llanto desconsolado).


Las claves para propiciar un un duelo sano son:
- Actitud del adulto. Es importante no perder de vista al ser más vulnerable y ser favorecedor de la expresión emocional.

- Informar de la realidad según la edad. Y cuidar mucho nuestras palabras. Decirle a un niño “el abuelito está en el cielo y está muy bien allí” puede llevar al niño a no tener cuidado al cruzar una calle ya que si le pilla un coche podrá ver al abuelito y además estar muy a gusto en el cielo, ya que además como hemos visto para ellos la muerte es reversible.

- Responder a sus preguntas desde nuestra honestidad. Y cuidado con las respuestas vagas, los niños necesitan seguridad. Por ejemplo, ante la pregunta “mama, ¿y tu también te vas a morir?” Tenemos que dejarles claro que no tenemos intención de morirnos hasta dentro de mucho tiempo.

- Permitir su participación en las despedidas. Y de nuevo cuidado con las expresiones. “El abuelito se ha dormido” puede infundirles temor a dormirse.

De los 6 a los 9 años la muerte ya es algo concreto para ellos. Aquí las preguntas son del tipo “¿y no tendrá sed?”.

A partir de los 9 años ya interiorizan que la muerte es el resultado de la vida, que es irreversible e inebitable.


La sexualidad

Socialmente la sexualidad está manipulada y no guarda ninguna relación con cómo nos hace sentir. Por eso no se trata sólo de información sino de ver cómo la vivimos, nuestra actitud hacia ella.

Me gustó mucho la naturalidad y franqueza (por otro lado, como debe ser) con que Yolanda trató este tema.

Para hablar de la sexualidad hay que tener en cuenta la historia que tenemos detrás. Hasta el siglo XX la sexualidad no existía, aparecía en el momento de la procreación o como mucho en la adolescencia. Hasta que Freud descubrió no sólo que la sexualidad existía, sino que era inevitable y necesaria para el correcto desarrollo del ser humano, y el pretender evitarla o modificarla derivaba en patología.

La sexualidad es un instinto biológico (como el comer o el dormir), es todo aquello que da placer y no hay que confundirla con genitalidad. Comienza en la vida intrauterina y acaba con la muerte. Y cumple una función de salud, ya que conformará el carácter del niño.

Cuando un instinto se moldea se convierte en una pulsión. Detrás de las violaciones hay una represión y/o desviación; pues lo que está contenido, cuando explota destruye.


En el desarrollo de un niño pequeño (hasta los cinco años) existen tres fases sexuales:

- 1ª Fase Oral.

Comienza con la vida intrauterina y finaliza más o menos a los 3 años.

En esta fase los niños sienten placer a través de la boca, ya que es a través de donde conocen el mundo. De ahí la importancia de la succión, que cumple tres funciones: placer en contacto con el pezón materno, seguridad y necesidad de nutrición.

Conocen el mundo a través de la boca, y por tanto se frustan si no les permitimos  llevarse cosas a la boca.

Por eso es a partir de los tres años, más o menos, cuando los pequeños pueden dejar el pecho o el chupete con respeto, paciencia y cariño (si somos los adultos los que lo necesitamos).

- 2ª Fase Anal.

Es una etapa en la que si no influimos pasará rápidamente. Es la fase en la que  los niños sienten curiosidad por la caca.

- 3ª Fase Genital.

Comprende desde los 3 a los 7 años. Es la fase de la masturbación y la exhibición genital, aunque hay niños que no se tocan abiertamente. Tienen mucha curiosidad por los genitales propios y ajenos.


Cuando los niños preguntan sobre sexualidad o directamente la ejercen, ¿cuántos adultos aceptan esa sexualidad infantil?

Con el placer aparece el enamoramiento romántico, y si no tienen amiguitos de los que enamorarse lo harán del papa o de la mamá. En este último caso habrá que acoger el sentimiento del niño y situarles en la realidad pero sin reprimirles o humillarles.

Los niños juegan libremente sexualmente, es algo que hay que ver con naturalidad siempre y cuando estos encuentros se den entre niños de la misma edad y sea consentido. Si los niños implicados se encuentran en una situación de placer no hay que interferir por ignorancia o miedo (de abusos por ejemplo, porque no tiene nada que ver aquí).


Y por supuesto hay que responder a sus preguntas con franqueza, con naturalidad y acorde a su edad.