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miércoles, 29 de mayo de 2013

Los niños: Sexualidad y Muerte

Este sábado disfruté de nuevo, por cuarta vez, con la conferencia que dio Yolanda González  dentro del III Ciclo de conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” que organiza la asociación Besos y Brazos.

No me cansaré de repetir lo que me gusta estar mujer, lo que me emociona y lo que aprendo siempre con ella. Si os interesa leer más sobre lo que cuenta en estas conferencias podéis hacerlo aquí, aquí y aquí.

Esta vez los temas a tratar no eran los habituales, sexualidad y muerte, dos temas tabú sobre los que no se habla mucho en relación a los niños e incluso, en especial la muerte, preferimos pasar por alto.

Como de costumbre Yolanda hizo incapié en la importancia de conectar con nosotros mismos para poder hacerlo con nuestros hijos, y en conocer el desarrollo emocional en la primera infancia

De los 0 a los 7 años es una etapa crítica en la que se establecerá la personalidad, el carácter del niño.
- De 0 – 3 años se caracteriza por la emoción. Los pequeños son sólo emoción.
- De 3 – 7 años es cuando ya comienzan los mecanismos de defensa.

   
La muerte

Los niños son los primeros que se preguntan de dónde venimos o por qué nos tenemos que morir. Sin embargo nos cuesta mucho enfrentarnos a este tema y es porque nos mueve la emoción del miedo (a la propia muerte y a la de los seres queridos). Esto nos lleva a un mecanismo psíquico inoperante, la negación, el creer que somo eternos.

Vemos a los niños tan vulnerables y sensibles para afrontar este tema, para el que no estamos preparados, que les protegemos demasiado (más incluso que frente al maltrato) y no les permitimos ver la muerte. Los pequeños también tienen derecho a despedirse frente a una pérdida, ya sea de un ser querido como incluso de su mascota (primer contacto que pueden tener con la muerte). Cuando se impide esto estamos creando un duelo patológico que se arrastrará a lo largo de la vida.

La tristeza es una emoción tan legítima como las demás y no podemos vivir sin ella. Nos ayuda a despedirnos y elaborar el duelo.

Depende de cómo nos afecta a nosotros la muerte, podremos tratarlo con los pequeños. Ellos perciben nuestra actitud y el clima emocional frente a la muerte.

Hasta los cinco años la visión de la muerte (extensible al resto de las cosas) tiene un carácter de:
- Universalidad. Se preguntan si todos nos tenemos que morir. Ellos no pueden morirse.
- Irreversibilidad. Para ellos la muerte es reversible. Se preguntan cuando despertará el abuelo que murió. Para ellos todo es reversible.
- Inetabilidad. Respondiendo a su pensamiento egocéntrico (sano y natural en su edad) niegan la inetabilidad con afirmaciones como que ellos no se van a morir.
- Causalidad o finalidad. ¿Por qué hay que morirse? Hay que tener cuidado con las afirmaciones que les hacemos a los pequeños, ya que hacen asociaciones equivocadas, como el “papa está enfermo, pórtate bien para que se cure” (si se diese el caso de que el papá muriese el niño pensaría que es culpa suya. Es común que se sientan culpables ante la separación de sus padres o la muerte, por su carácter egocéntrico.
- Causa o modo. No es lo mismo que alguien muera de manera repentina que una muerte que ya nos esperamos.

El abordaje de la muerte depende de la reacción del entorno, de su edad y del vínculo con el ser querido. Según sean estas, las reacciones habituales de los niños, menores de cinco años, ante la muerte son:
- Conmoción o insensibilidad.
- Incredulidad.
- Ansiedad y miedo. Pueden surgir terrores nocturnos, un retroceso en el control de esfínteres, etc.
- Rabia.
- Anhelo (llanto desconsolado).


Las claves para propiciar un un duelo sano son:
- Actitud del adulto. Es importante no perder de vista al ser más vulnerable y ser favorecedor de la expresión emocional.

- Informar de la realidad según la edad. Y cuidar mucho nuestras palabras. Decirle a un niño “el abuelito está en el cielo y está muy bien allí” puede llevar al niño a no tener cuidado al cruzar una calle ya que si le pilla un coche podrá ver al abuelito y además estar muy a gusto en el cielo, ya que además como hemos visto para ellos la muerte es reversible.

- Responder a sus preguntas desde nuestra honestidad. Y cuidado con las respuestas vagas, los niños necesitan seguridad. Por ejemplo, ante la pregunta “mama, ¿y tu también te vas a morir?” Tenemos que dejarles claro que no tenemos intención de morirnos hasta dentro de mucho tiempo.

- Permitir su participación en las despedidas. Y de nuevo cuidado con las expresiones. “El abuelito se ha dormido” puede infundirles temor a dormirse.

De los 6 a los 9 años la muerte ya es algo concreto para ellos. Aquí las preguntas son del tipo “¿y no tendrá sed?”.

A partir de los 9 años ya interiorizan que la muerte es el resultado de la vida, que es irreversible e inebitable.


La sexualidad

Socialmente la sexualidad está manipulada y no guarda ninguna relación con cómo nos hace sentir. Por eso no se trata sólo de información sino de ver cómo la vivimos, nuestra actitud hacia ella.

Me gustó mucho la naturalidad y franqueza (por otro lado, como debe ser) con que Yolanda trató este tema.

Para hablar de la sexualidad hay que tener en cuenta la historia que tenemos detrás. Hasta el siglo XX la sexualidad no existía, aparecía en el momento de la procreación o como mucho en la adolescencia. Hasta que Freud descubrió no sólo que la sexualidad existía, sino que era inevitable y necesaria para el correcto desarrollo del ser humano, y el pretender evitarla o modificarla derivaba en patología.

La sexualidad es un instinto biológico (como el comer o el dormir), es todo aquello que da placer y no hay que confundirla con genitalidad. Comienza en la vida intrauterina y acaba con la muerte. Y cumple una función de salud, ya que conformará el carácter del niño.

Cuando un instinto se moldea se convierte en una pulsión. Detrás de las violaciones hay una represión y/o desviación; pues lo que está contenido, cuando explota destruye.


En el desarrollo de un niño pequeño (hasta los cinco años) existen tres fases sexuales:

- 1ª Fase Oral.

Comienza con la vida intrauterina y finaliza más o menos a los 3 años.

En esta fase los niños sienten placer a través de la boca, ya que es a través de donde conocen el mundo. De ahí la importancia de la succión, que cumple tres funciones: placer en contacto con el pezón materno, seguridad y necesidad de nutrición.

Conocen el mundo a través de la boca, y por tanto se frustan si no les permitimos  llevarse cosas a la boca.

Por eso es a partir de los tres años, más o menos, cuando los pequeños pueden dejar el pecho o el chupete con respeto, paciencia y cariño (si somos los adultos los que lo necesitamos).

- 2ª Fase Anal.

Es una etapa en la que si no influimos pasará rápidamente. Es la fase en la que  los niños sienten curiosidad por la caca.

- 3ª Fase Genital.

Comprende desde los 3 a los 7 años. Es la fase de la masturbación y la exhibición genital, aunque hay niños que no se tocan abiertamente. Tienen mucha curiosidad por los genitales propios y ajenos.


Cuando los niños preguntan sobre sexualidad o directamente la ejercen, ¿cuántos adultos aceptan esa sexualidad infantil?

Con el placer aparece el enamoramiento romántico, y si no tienen amiguitos de los que enamorarse lo harán del papa o de la mamá. En este último caso habrá que acoger el sentimiento del niño y situarles en la realidad pero sin reprimirles o humillarles.

Los niños juegan libremente sexualmente, es algo que hay que ver con naturalidad siempre y cuando estos encuentros se den entre niños de la misma edad y sea consentido. Si los niños implicados se encuentran en una situación de placer no hay que interferir por ignorancia o miedo (de abusos por ejemplo, porque no tiene nada que ver aquí).


Y por supuesto hay que responder a sus preguntas con franqueza, con naturalidad y acorde a su edad.

lunes, 20 de mayo de 2013

Jose María Paricio. Lactancia Materna: Promoción y Compatibilidad


Este sábado tuve el placer de escuchar a Jose María Paricio en una de las conferencias del III Ciclo “Conociendo a Nuestros Hijos” que organiza la asociación Besos y Brazos.

Para quien todavía no lo sepa a Jose María Paricio le debemos la existencia de la página e-lactancia.org, una página imprescindible a la hora de consultar medicamentos o plantas compatibles con la lactancia tanto para mamás que dan el pecho como para profesionales sanitarios. Paricio es doctor en medicina, pertenece al Comité de lactancia de la Asociación Española de Pediatría, es director del museo virtual de lactancia materna Telasmos y fue Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital de Marina Alta de Denia.

Como defensor de la lactancia materna vino a hablarnos de las rutinas sanitarias de las que habría que desprenderse, de las leyes para la promoción y protección de la lactancia y por supuesto, de los medicamentos compatibles con esta.


Rutinas sanitarias

Definición de rutina según la RAE:
rutina.
(Del fr. routine, de route, ruta).
1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas.
2. f. Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente.

Nos habló de las muchas rutinas y procedimientos sanitarios que se realizan sin pensar, porque es lo que se ha hecho siempre, y que además de no tener ningún fundamento científico, muestran un total desprecio hacia la competencia del recién nacido y la madre. Como ejemplos tenemos:

- Aspiración nada más nacer.

- Establecer un horario de amamantamiento cada 3 horas y entre 5-15 minutos de cada pecho. Esto viene, entre otras cosas, porque los estudios que se hicieron sobre cuanto tiempo tardaba en digerirse la leche, se hiceron con leche artificial, la cual es más difícil de digerir.

- Recomendación de dejar de dar el pecho si se es fumadora. Si una madre fuma es todavía más importante que le de el pecho a su hijo ya que este tendrá, por ejemplo, menos catarros si toma pecho que si no lo hace con una madre fumadora.

- Preocupación por si la madre tiene leche. La subida de la leche tiene lugar entre los 4-5 tras el parto, y es a partir de ahí cuando habría que preocuparse si la madre no ha tenido esa subida.

- Dar chupete al recién nacido. El chupete confunde en un momento en el que la lactancia se está estableciendo. A partir del mes ya no habría tanto problema.

- Separación madre-hijo. Las rutinas que les permiten separarlos son:
            - Nada más nacer cuna reanimadora, pudiéndose hacer las comprobaciones
              pertinentes con el bebé sobre la madre.
            - Cesárea.
            - Bañarlos. No hay prisa por bañarlos, pero sobre todo es algo que pueden y deben 
              hacer los padres. Somos la única especie que se deja quitar a su bebé nada más 
              nacer.
            - Cunas nido.
            - Ingresos fáciles para obserbarlos o por protocolo.
            - Unidades neonatales blindadas al exterior con trabas importantes de horario y 
              vestimenta.

- Suplemento por desconfianza en la lactancia materna.
            - Doble pesada.
            - Preocupación por la hipoglucemia, más allá de protocolos validados (UNICEF, 
              ABM) o para evitar el llanto.
            - Porque los pidan los padres.

Además existe una discriminalización de los lactantes de leche materna con respecto a los que toman biberón. Si por ejemplo van al pediatra porque el bebé lleva unos días que no come mucho y está como apagado, por normal general al primero le recomendarán un suplemento y al segundo le hará pruebas a ver qué le ocurre.
           
- Falta de respeto por desconocimiento del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Lactancia Materna y hacia nosotros mismos:
            - Exhibición de publicidad de casas comerciales. Calendarios, carteles, bolígrafos.
            - Paquetes regalo.
            - Tarjetas de suscripción a revistas.

Esto lo único que hace es fomentar el consumismo y está comprobado que disminuye la tasa de lactancia materna.


Los riesgos para lactancia materna, y en cuyo caso habría que apoyar todavía más esa lactancia son no haber sido amamantada, menor nivel educativo, decisión tardía y nacimiento gemelar, de nalgas o cesárea.

La lactancia materna debe iniciarse lo antes posible. Hasta el inicio de la alimentación complementaria no necesitan tomar otra cosa ni siquiera en verano. Se da a demanda, frecuentemente y siempre que lo pida, respetando las tomas nocturnas, de los dos pechos o alternando uno, eso dependerá del bebé. Un bebé sano alcanza el pecho de su madre en los primeros 60-70 minutos.

Por último remarcó la importancia de que los sanitarios destierren el temor a lo desconocido, tengan en cuenta el tiempo necesario de visita para la lactancia materna, sepan manejar el llanto, los cólicos, el estreñimiento (a partir del mes es completamente normal que un bebé que toma pecho haga caca una vez al día o incluso cada cinco días), y abandonen las falsas expectativas en cuanto al peso y la introducción de la alimentación complementaria.


Promoción y protección de la LM

El objetivo es sensibilizar a la población y a los sanitarios sobre los riesgos de la lactancia artificial, es decir, facilitar una elección adecuada.

Los primeros en defender la lactancia materna en el siglo XX no fue el gobierno, sino mujeres y asociaciones ciudadanas. La más conocida fue la Liga de la Leche en 1956, con una labor fundamental y que continúa hoy día.

No fue hasta 1979-83 cuando apareció el programa GOBI de la OMS y UNICEF, para disminuir la morbi-mortalidad infantil. Y el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de LM en 1981. Pero sigue habiendo un gran desconocimiento y/o dejadez de los sanitarios de este código. A parte de que las grandes empresas de leche artificial buscan la manera de saltarse el código.

Por otro lado la IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia) pretender conseguir una tasa de LM de más del 75% al alta en el hospital y establece unos pasos que hospitales y centros de salud deben cumplir para tener la acreditación IHAN.

El compromiso personal-sanitario debería fomentar la formación, la cultura de la LM, facilitiar la LM y su divulgación. Contraindicarla, retirarla, dificultarla o ignorarla sin motivo no es ético ni responsable. Debemos CREERNOS LA LACTANCIA, remarcó Parcio.

Medicamentos complatibles

Hay que tener en cuenta que no es lo mismo embarazo que lactancia, en el embarazo hay que tener más cuidado, pero en la lactancia sólo hay que ser cauteloso y saber que la mayoría de los medicamentos pasan al pecho en cantidades ridículas o ni si quiera pasan al pecho porque las moléculas son demasiado grandes.

Como comenté antes, e-lactancia.org es una labor increible donde podremos resolver dudas tanto sanitarios como padres, en cuanto a la compatibilidad de un medicamento o planta.

Hay que mirar si:
- Inhibe la producción de leche.
- Pasa a la sangre de la madre. Biodisponibilidad. Con las cremas o los inhaladores de uso local no hay que preocuparse.
- Poder eliminarse por la leche. Por ejemplo si las moléculas son grandes es imposible que pase a la leche.
- Persistir en leche de la madre. No es lo mismo un bebé pequeño que mama frecuentemente que un niño ya grande que hace tomas más esporádicas.
- Pasar a sangre del lactante.
- Ser una sustancia tóxica para el lactante.

Los anetésicos locales con la madre despierta, inmunosupresores, antitiroideos, insulina, resonancia (contraste), radiografía, colirios, inhalados para el asma o alergias, etc, no suponen ningún riesgo para el lactante.

Por otro lado, si están contraindicados los anticoagulantes, cardiovasculares, ginecológicos, antihistamínicos (primera generalción –sedación-), drogas, diuréticos, psicofármacos, radiofármacos, radionúclidos y en general la fitoterapia (por ejemplo, la galega, la alhova y el cardo mariano se supone que aumentan la producción de leche, pero además de no estar demostrado pueden tener efectos secundarios).

En el caso de la fitoterapia yo siempre recomiendo mucho cuidado a las mamás, porque piensan que al tratarse de hierbas naturales pueden utilizarlas sin problema y hay que tener mucho cuidado ya que muchas tienen efectos secundarios e incluso están contraindicadas para la lactancia.

martes, 5 de febrero de 2013

“Los Celos, la Envidia y las Mentiras” Yolanda González



Hace dos fines de semana tuve, de nuevo, el placer de asistir a una conferencia de Yolanda González, que organizaba la asociación Besos y Brazos: “La Envidia, los Celos y las Mentiras”. No me canso de decir lo que me gusta esta mujer. La conferencia se me hizo corta y como siempre me quedé con ganas de más.

Los adultos siempre intentamos que los pequeños nos entiendan. No entendemos por qué no nos hacen caso. Pero no son ellos los que tienen que entendernos sino nosotros a ellos, pues como adultos somos nosotros quienes debemos comprenderles y empatizar con ellos.

Yolanda comenzó haciéndonos un par de preguntas: ¿Sólo mienten, sienten celos o envidia los niños? ¿Entonces por qué nos preocupa tanto que ellos, siendo niños, lo hagan?

Para empezar hay que saber que la envidia, los celos y las mentiras son sentimientos y no emociones (miedo, rabia, tristeza y alegría, son las emociones básicas).


La envidia es un sentimiento de carencia, más primitivo que los celos, y para que surja hacen falta dos personas.

Aparece cuando se empiezan a disputar los juguetes. Y el problema no es sentir envidia, ya que esta puede resultar un estímulo para mejorar y propornenos conseguir lo que queremos, sino el grado de intensidad, ya que puede convertirse en destructiva.


Los celos son el sentimiento de deseo de posesión. Hacen referencia al vínculo, la capacidad de vincularse con el otro. Aparecen cuando hay una amenaza de pérdida, el temor de perder el vínculo. Por tanto para que se surjan hacen falta tres personas.

Al igual que con la envidia, todo depende del grado, pues los celos son normales y habituales, son necesarios.

Y es que hasta los seis años los niños son egocéntricos, deben ser egocéntricos, que no egoistas, ya que les corresponde como una etapa más en su desarrollo evolutivo.

Hasta los tres sería la etapa egocéntrica por excelencia, cuando todo es suyo, da igual que sea un juguete, su madre o la madre de otro niño, todo es suyo y les pertenece. Hay que permitirles que satisfagan esa necesidad, ya que de lo contrario se convertirán en adultos egoistas. Siempre hay que buscar una solución creativa para resolver el conflicto, cuando surge.

Por tanto no hay que obligarles a compartir cuando no están preparados para ello. De hecho ellos sólo aprenden a hacerlo cuando no se han visto amenzados en sus necesidades, se convierten en niños generosos, aprenden a jugar y a hacer trueques, sin la intervención de los adultos. Porque este es otro tema, los adultos interferimos creyendo que ayudamos y lo que hacemos es crear problemas. La labor educativa consiste en no interferir, sino en confiar en su proceso madurativo y en sus ritmos. Hay que ser coherente con las fases infantiles, claro que para ello debemos saber que son fases normales por las que deben pasar para su correcto desarrollo.


Para tratar estos sentimientos:

Lo primero que hay que hacer es reconocerlos y aceptarlos como son y nunca negar sus emociones. Debemos darrles nombre, ya que con tres años empezarán a entenderlo. De esta forma sentirán que su emoción es válida y no son monstruos por sentirse de esta u otra manera.

Otra cosa que tenemos que hacer es buscar momentos especiales de complicidad con el niño que tiene celos o envidia. Pero además de llevarlo a la práctica es conveniente que lo verbalicemos con él para que se sienta comprendido.

Y por último, además del recoconomiento, mucha mucha paciencia.


Las mentiras son una habilidad psicológica, cuya intención es la de engañar, y esto en la primera infancia (hasta los 7 años) no ocurre. Por tanto los niños no mienten. En esto Yolanda hizo mucho incapié.

Hay estudios que demuestran que los adultos mentimos tres veces a la semana y en el caso de encontrarnos en la calle con un desconcido las mentiras llegarían a ser tres como mínimo. Un ejemplo y el más habitual, es cuando nos preguntan “qué tal”. Sin embargo el hecho de creer que nuestro hijo nos están mientiendo nos hace sentir mucha rabia.

Como siempre, debemos conocer las fases evolutivas de los niños antes de pretender juzgarlos. Sabiendo que los menores de 4 años no distinguen fantasía y realidad, los menores de 7 años tienen grandes dificultades para cambiar de perspectiva y que hasta los 12 años no empieza a desarrollarse la empatía, creo que deberíamos replantearnos, y mucho, el concepto que tenemos sobre el tema de las mentiras y los niños.

Los niños, por tanto, no mienten. El hecho de que parezca que lo hacen puede deberse a varios motivos. A esas edades si les hacemos preguntas sobre algo que no recuerdan (su recuerdo es evocado, ayuda el situarlos en un contexto y un espacio para que recuerden mejor) lo que hacen es inventárselo para rellenar esas lagunas. Igualmente a esas edades no distinguen realidad y fantasía. También lo hacen  para salvaguardar su propia autoestima, por miedo a perder el amor de sus seres queridos, o simplemente nos pueden contar que han visto un burro volando para ver qué cara ponemos. Pero nunca con la intención de engañar.

Por eso Yolanda concluyó y remarcó que a un niño se le cree siempre, necesitan sentirse protegidos y entendidos. Y es muy angustioso para los pequeños que sus padres no les crean lo que para ellos es totalmente cierto.


Justo la semana después de la conferencia mi hija nos vino un día diciendo que le daba miedo dormir por la noche porque había bichos (como no sabe lo que son los monstruos imagino que utilizó esa palabra para referirse a que había algo), y el caso es que nos lo dijo sin más, muy tranquila. Pude pensar que simplemente tenía miedo a separarse de nosotros hasta que nos vamos con ella a la cama, que me estaba mintiendo para conseguir algo de nosotros, que lo había soñado y ahora estaba confundiendo la fantasía con la realidad, de hecho mi primera reacción fue decirle que no había bichos. Pero entonces me di cuenta de que realmente para ella si los había y si se lo negaba ella no entendería por qué su madre no confiaba en lo que ella había visto. Entonces sólo le dije que papá y mamá estábamos con ella y que lo que haríamos sería jugar con los bichos. Se quedó de lo más satisfecha y la verdad es que no ha vuelto a mencionarlo.


Confiemos siempre en ellos y tengamos en cuenta la fase de su desarrollo en la que se encuentran.

viernes, 8 de junio de 2012

Yolanda González “Las emociones de los niños y las nuestras”


El fin de semana pasado tuve el placer de volver a ver a Yolanda González en el II Ciclo de Conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” que organiza la asociación Besos y Brazos.

La conferencia que dio el año pasado trataba sobre “La Empatía y la Autorregulación en la primera infancia”. Aunque algunas cosas se han repetido me ha encantado volver a escucharla, me he dado cuenta de que esta mujer siempre termina emocionándome, hace que conecte con sentimientos muy profundos. En realidad creo que ha sido como la continuación a la charla del año pasado. Podéis leer aquí el resumen que hice de ella, os lo recomiendo, además hice una breve descripción de su curriculum para los que no la conozcáis.


El tema de las emociones es un tema complicado, en el sentido de que a muchos nos cuesta reconocerlas, ya que en nuestra infancia no se nos enseñó a aceptarlas, mostrarlas y canalizarlas, al contrario, se procuró que las reprimiésemos, porque era lo que nuestros padres también habían aprendido de pequeños, al igual que sus padres, y así sucesivamente. Continuamos transmitiendo modelos educativos poco saludables de padres a hijos sin pararnos a pensar que se puede hacer de otra manera.

Las emociones son necesarias y mucho, son el pilar de todo lo demás, porque dependiendo de cómo nos sintamos así actuaremos. Las emociones modulan nuestros pensamientos, se trata de encontrar un equilibrio entre razón y emoción, y eso se logra en la infancia. Dijo Yolanda que más allá de la lactancia y un parto natural, la principal preocupación en torno a la crianza deberían ser las emociones, que son las que mueven todo nuestro mundo. Esto quiere decir que una mujer que da el pecho a su hijo no es sinónimo de que sepa relacionarse sana y respetuosamente con las emociones de su hijo y las suyas propias, por eso que las emociones sean la base para que esta sociedad, que muchas veces no quiere sentir ni quiere saber, sea saludable en todos sus aspectos.

No es fácil enfrentarse a las emociones de nuestros hijos cuando ya nos cuesta enfrentarnos a las nuestras, porque ¿qué ocurre cuando nos encontramos ante una rabieta de nuestros hijos?, pues que muchas veces terminamos teniendo nosotros otra rabieta, ya que las emociones de nuestros pequeños conectan con las emociones de nuestros niños interiores. Hay que ver al niño pequeño, no a nosotros mismos cuando éramos pequeños, no debemos mezclar nuestras emociones con las suyas. No es fácil, por tanto, saber acompañarles, aceptar sus emociones, comprenderles, sin interferir en ese proceso, enganchándonos en las maraña de emociones que nosotros mismos llevamos arrastras.

Es muy importante aceptar las emociones, darles nombre y saber cómo acompañar y canalizar lo que nuestros hijos sienten, nunca negarlas ni reprimirlas. Es la etapa más vulnerable, de total dependencia (algo natural, hoy en día tenemos mucha prisa por que crezcan) y en la que está en juego la futura personalidad del adulto.

Explicó que una emoción es una acción que viene de dentro y la expresamos hacia fuera, las emociones básicas son la ira, el miedo, la tristeza y la alegría, todas legítimas y necesarias para nuestra supervivencia. Las personas que no contactan con sus propias emociones están robotizadas y son fácilmente manipulables. Matizó que el adiestramiento comienza en la primera infancia, no permitiendo sentir, racionalizando y pensando siempre. Una emoción se puede reprimir pero nunca suprimir, y puede explotar en el momento más inadecuado, a través de síntomas físicos y emocionales. La salida más adecuada para las emociones es la expresión.

Por otro lado, las emociones de los niños son las mismas que las de los adultos pero más inmaduras, y necesitan mucho tiempo para madurar. Los niños viven en el presente, no tienen la capacidad de relativizar (pensar que mañana será otro día, que el juguete roto puede ser reemplazado, etc, simplemente son emoción).

Yolanda nos recordó también la importancia del juego, hasta los 6-7 años es lo  principal que debe hacer un niño. Por eso es conveniente tener alternativas, estrategias, creatividad (magia) y negociación cuando son más mayorcitos (en torno a los tres años). De ese modo, entre otras cosas, no necesitaríamos decir "no" tantísimas veces al día, y es que se confunde el “no” con la educación.


El niño es el reflejo de nuestra propia imagen. Debemos tenerlo muy en cuenta antes de juzgarles para bien o para mal, y mirar hacia nosotros mismos si algo en ellos nos molesta, nos duele o nos preocupa.

domingo, 15 de enero de 2012

Vídeo sobre alimentación complementaria a demanda por Carlos González


Durante la primavera del año pasado tuvo lugar el I Ciclo de Conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” en el Hospital de Fuenlabrada, organizado por la asociación Besos y Brazos. La primera de estas conferencias (grabadas por la productora de vídeo y montaje audiovisual Támden579), “Alimentación Complementaria a Demanda” por Carlos González, está ya disponible para todo aquel que quiera verla. 

Quiero compartir estos vídeos con vosotros, porque como ya os conté en el resumen que hice de ella y que podéis leer aquí, merece la pena ver.

Aprovechando este tema, y que ahora puedo hablar con perspectiva, otro día os contaré cómo empezamos con el baby-led weaning, cómo ha sido y está siendo la alimentación complementaria de Minerva.


Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part1 from Besos y Brazos on Vimeo.

Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part2 from Besos y Brazos on Vimeo.

Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part3 from Besos y Brazos on Vimeo.

Preguntas Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) from Besos y Brazos on Vimeo.

jueves, 16 de junio de 2011

Yolanda González: La Empatía y la Autorregulación en la primera infancia

Yolanda González es psicóloga clínica, psicoterapeuta y experta en trabajo grupal. Está formada en la teoría del apego y en terapia psico-corporal. Está especializada en prevención infantil, realiza numerosas actividades formativas dirigidas tanto a padres (embarazo, preparación al parto natural, grupos de lactancia, y grupos de madres y padres) como a profesionales de la salud y profesionales de la educación, destacando su papel en la formación de personal sanitario en relación al parto natural y el fomento del vínculo temprano de la madre y su bebé. Es también autora del libro “Amar sin miedo a malcriar”.

Llevo tiempo queriendo escribir sobre la crianza con apego, lo que defiende esta teoría y lo que significa para mí este tipo de crianza. Mira por donde tuve la oportunidad de escuchar a una profesional hablar sobre el tema. Así que en cuanto pueda tengo pendiente escribir cómo la vivimos nosotros.

Hoy os voy a hablar de la última conferencia del I Ciclo de Conferencias “Conociendo a nuestros hijos”, organizado por la asociación Besos y Brazos. Y os tengo que decir que ha sido la que más me ha gustado. Quizás porque no conocía a Yolanda González, no tenía ni idea de quién era y me sorprendió gratamente encontrarla y escucharla. Me hizo estremecer y consiguió emocionarme. Con Carlos González y Rosa Jové ya sabía más o menos lo que me iba a encontrar, por cierto que no me los hubiera perdido por nada del mundo. Pero Yolanda la verdad es que me llegó al alma, no sólo por lo que nos contó sino también por cómo nos lo contó.

Cuando ya llevaba un ratito de conferencia nos invitó a realizar una experiencia vivencial. Un viaje a la infancia. No quiero contaros mucho porque si tenéis la oportunidad de verlo, la asociación “Besos y Brazos” colgará todo el ciclo de conferencia en su blog, podréis vivirla vosotr@s mism@s. No pude evitar las lágrimas (y no fue el único momento). Quizás sea así de sensiblera, pero me ocurre siempre que conecto con mi niña interior, con mi infancia, siempre me conmueve. Me doy cuenta de lo expuestos que estamos cuando somos niñ@s, de la necesidad imperiosa que tenemos de afecto y atención.

Intentaré resumir, pues ya tendréis tiempo de ver el vídeo, aunque con los apuntes en la mano ya os digo que me va a costar un poco, pues todo me resultó muy interesante.

Comenzó recalcando lo necesario de estos encuentros para poder reflexionar (en la sociedad actual estamos muy aislados, sin apoyos y con muchas responsabilidades), para no repetir los modelos educativos intergeneracionales, tópicos tradicionales que como bien dijo no han hecho a esta sociedad mejor.

Todos sabemos lo que es la empatía, pero lo difícil es sentirla. Muchos tenemos claro que jamás haríamos ciertas cosas a nuestros hijos (gritarles, pegarles…), pero en momentos de estrés se activan los modelos asimilados en nuestra infancia, porque aunque ésta había quedado relegada y a veces ni la recordamos, permanece intacta en nuestras células. Esto me recordó a “La maternidad y el encuentro con la propia sombra” de Laura Gutman, que me estoy leyendo, cuando encuentro un hueco. Por eso es necesario detenernos y realizar un trabajo personal, para realmente comprender con el corazón. Ser padres con consciencia, amorosos. L@s niñ@s dependen absolutamente de nosotros para desarrollarse en todos los aspectos.

A veces me siento culpable por perder la paciencia con la nena. Se que a muchos papás que se preocupan por respetar y tratar con cariño a sus hij@s también les pasa, pero me gustaría poder canalizar mis sentimientos de la manera menos dañina. También se que el hecho de darme cuenta de que es algo que tengo que cambiar me ayuda, y por otro lado la forma en que fuimos criados está claro que nos influye mucho. A ver, no somos perfectos, somos humanos, y todo el mundo puede tener un mal día, pero es algo que detesto que me pase con mi pitufa.

Es un mito el que la infancia sea siempre una época feliz.

Recordar nuestra infancia (no siempre es posible, a veces es mejor no recordar), nos puede ayudar a no repetir los mismos patrones que nuestros padres (y a su vez los suyos), utilizaron con nosotros, aunque es algo muy difícil, ya que lo tenemos interiorizado. A parte de los miedos y las dudas que tenemos todos los padres, tenemos emociones, por eso cuando nuestr@ hij@ tiene una rabieta no somos imparciales, se despiertan muchos sentimientos y muchas veces nuestra reacción termina siendo otra rabieta.

Pero hay que tener en cuenta que los conflictos son inherentes a la vida, porque somos diferentes unos de otros. Por eso es fundamental aprender a resolver esos conflictos que van a surgir siempre, y no evitarlos como pretendemos normalmente.

Mismamente, cuando quienes tienen como modelo la crianza tradicional se sienten con el poder de opinar, ya estamos en conflicto. ¿Por qué no vamos a poder entonces también nosotros meternos en su crianza? Al fin y al cabo quines salen perdiendo son l@s más pequeñ@s, y debemos velar por ell@s. Yolanda dejó claro que ella es partidaria de intervenir siempre que veamos que se está cometiendo una injusticia con un/a niñ@, y más aún si es nuestr@ hij@ ("pero con lo mayor que eres... y todavía sigues con la teta...").

Tenemos que ser conscientes de que nos necesitan. L@s niñ@s, de 0 hasta los 6 años, viven en el presente (no entienden de “luegos”); y se rigen por el principio del placer, necesitan explorar y jugar, porque es como aprenden. Por otro lado, los adultos nos regimos por el principio del deber. En el lugar intermedio estaría el principio de realidad, no renuncio al placer pero tengo en cuenta el deber. Niñ@s y adultos somos mundos diferentes. Somos los adultos los que tenemos que confiar más en ellos y los que tenemos que ponernos en su lugar. Y esto lo vamos a conseguir mediante el juego. Yolanda hizo incapié en esto. El juego es esencial, creatividad, magia, teatro… Dentro de esta franja de edad hizo una distinción: de 0 a 3 años l@s niñ@s son todo emoción y nos necesitan constantemente; y de 3 a 6 años ya empiezan a tener defensas psíquicas.

La sociedad pretende educar (conducir desde fuera) a l@s niñ@s porque supone que no saben. No confía en ell@s, como si no supiesen dormir, lo que tienen que comer, cuando están preparad@s para el control de esfínteres, para compartir o para ir al colegio. Quiere niñ@s buen@s, adaptad@s y que obedezcan. Todo esto viene de la teoría de la frustración de Freud, en la que para que crezcan hay que frustrarles, de lo contrario se malcriarán. Pretende que hay que hacerles dur@s porque la vida es dura. Pero las personas duras no conectan ni consigo mismas ni con los demás.

Para crear un vínculo seguro hay que dejar de lado el estilo autoritario y el de dejar hacer (el padre colega), y conseguir que nuestr@ hij@ confíe en nosotros, al igual que nosotros confiamos en él/ella, mediante el estilo democrático. Conseguiremos así niñ@s y adultos fuertes. Remarcó que para la teoría del apego es muy importante no poner nunca límites en lo emocional (hay que atender siempre sus necesidades afectivas) y no interferir en su proceso madurativo (sus ritmos, su proceso de autorregulación), que no tiene que ver con poner límites en lo cultural (donde no se crearán traumas). Estos límites se pondrán a partir de los 4 años, siempre negociando y siempre sin olvidarnos del juego.

Además, hay también emociones que están mal vistas, como el miedo o la rabia. Pero hay que tener muy en cuenta que todas las emociones son necesarias porque así es cómo sabemos qué nos sucede. Castigar la rabia en un/@ niñ@ es muy peligroso, porque una emoción que se castiga es una emoción que se reprime, y que puede explotar en el momento más inoportuno de la manera más inadecuada. Nuestro cometido es ayudarles a gestionar esas emociones, no censurarlas.

Me gustó su opinión clara hacia los libros de Estivill, respecto a los que dijo que habría que dejarlos para reciclaje y posterior creación de libros que sean más respetuosos con nuestr@s hij@s.

Remarcó que la lactancia natural es un derecho de los niños y de las madres. Hasta los tres años la oralidad es muy importante. L@s niñ@ se amamantan. Nutriéndose, sintiéndose seguros y sintiendo placer. Y la madre también sentirá placer, por supuesto, no es ningún pecado.

El amor jamás malcría. La crianza es creatividad, oportunidad, crecimiento, porque ell@s son nuestro mejor regalo, son el futuro.

Por último nos dedicó una poesía preciosa. De verdad, que si podéis ver el vídeo, os lo recomiendo. Espero de corazón que, como a mí, os llegue dentro y sintáis ese “toque”.

martes, 7 de junio de 2011

Rosa Jové: La crianza feliz

Este sábado ha sido la última conferencia que la asociación Besos y Brazos ha promovido para dar difusión a la crianza respetuosa. Próximamente os hablaré de ella. Pero antes tengo que contaros la conferencia que dió Rosa Jové la semana anterior, y es que voy con retraso, “La crianza feliz”. Con esta conferencia, Rosa, completó el aforo del salón de actos.


Rosa Jové, además de madre de dos hijos, es socia fundadora de la fundación pro-lactancia materna de Lleida (Alleta), psicóloga clínica infantil y juvenil, especializada también en psicopediatría, responsable del programa de salud materno-infantil de UNICEF en LLeida, y actualmente está realizando un doctorado sobre el sueño infantil.

Comenzó la conferencia con un cuento para que entendiéramos que la historia siempre favorece a quien la cuenta. En la actualidad hay multitud de libros escritos por adultos para adultos. Pero para ver la historia de una manera objetiva tenemos que dejar de mirarnos el ombligo y verla desde el punto de vista de l@s niñ@s.

Para comprender mejor cómo actúan nuestr@s hij@s nos explicó un par de cosas:

- Que somos una especia altricial, es decir, que dependemos del cuidado de los demás para sobrevivir. Por eso los bebés que se sienten atendidos lloran menos que los que no lo están. Somos descendientes de llorones, nos dijo Rosa, y es que es la única manera que tiene un bebé de comunicarse.

- Que el cortex cerebral del recién nacido está inmaduro, y no estará completo hasta los 2 ó 4 años. El cortex cerebral es la parte del cerebro que regula las emociones, se encarga de la memoria, el lenguaje y el razonamiento. Por eso, antes de esa edad, no tienen memoria, ni lenguaje fluido, ni razonamiento. Por eso se desbordan en sus emociones. Y por eso, según Rosa Jové, la frase “cuanto antes… mejor” no vale; cada cosa debe ser a su tiempo. Rosa recalcó que un bebé de cinco meses está igual de preparado para dormir solo que para quitarle el pañal.

He de decir que quienes se hayan leído su libro “La crianza feliz”, encontrarán que todo esto les es familiar. Si bien es verdad que la conferencia fue más o menos un resumen de su libro, me gustó poder escucharla en persona. Siempre se aprende algo nuevo, y más aún con lo que pudieron aportar algunas de las preguntas que le hicieron al final de la conferencia (la ronda de preguntas duró casi más que esta).

De 0 a 6 meses el bebé necesita sentirse valioso. Necesita sentirse igual que cuando estaba en el útero materno, donde no pasaba frío, ni hambre, oía el latido y la respiración de su madre, y estaba constantemente abrazado y mecido. Si no le damos lo que necesita podemos crearle inseguridad y baja autoestima.

Harry Harlow demostró la necesidad de contacto, para un adecuado desarrollo social y cognitivo. Realizó el experimento poniendo a un monito con dos madres artificiales, una de peluche y otra de alambre pero con dispensador de alimento El monito quedaba aferrado a la mamá de peluche y solo se acercaba a la otra cuando estaba hambriento.

De 7 meses a 2 años el/la niñ@ necesita sentirse respetad@. No hay que forzarles, cada un@ lleva su ritmo. Por ello sería bueno conocer los periodos de tiempo en los que es normal que hagan ciertas cosas (andar, dejar el pañal, etc). En esta etapa hay que tener en cuenta:

- La angustia de separación. Es importante que el bebe cree un vínculo con su madre, que esté apegado a ella. Esto es el principio de la diferenciación social. Si han tenido un vínculo seguro sabrán diferenciar quienes merecen la pena y quienes no.

- La alimentación complementaria. No obligar nunca a comer a l@s niñ@s. Rosa no hizo mucha mención al respecto ya que Carlos González nos habló de ella en la anterior conferencia.

- El control de esfínteres. Es normal que no controlen el pipi hasta que cumplen los cinco años o la caca hasta los cuatro, a partir de esas edades estaríamos hablando de enuresis y encopresis, respectivamente. Rosa aconsejó quitarles el pañal cuando veamos que están preparados (tanto de día como de noche, aunque esto matizó que es preferencia suya, pues lo notan y asocian más). Si se van haciendo pis y caca por todos lados es indicio de que la cosa va viento en popa, pues en el caso de que se escondan o lo retengan indica que no están preparados, les volveríamos a poner el pañal y lo volveríamos a intentar más adelante. El adulto que nos dice que nuestr@ hij@ va atrasad@ porque todavía lleva pañal (hasta los cinco años ya hemos dicho que es normal) habría que advertirle que el atrasado es él en conocimientos (me gustó este argumento, pero espero no tener que utilizarlo en un futuro).

- El sueño. Es un proceso evolutivo desde que estamos en el útero materno hasta el final de nuestras vidas. Todos tenemos despertares nocturnos, de ocho a diez cada noche, tanto adultos como niñ@s, la diferencia es que nosotros ya lo tenemos controlado y ell@s están aprendiendo. Es un mito que los niños duerman como los adultos, que duerman del tirón, que todos dormimos igual (de 7 a 8 horas, por la noche) y que los niños necesiten rutinas (no hay estudios científicos que digan que las rutinas son malas, aunque tampoco lo contrario).

El colecho es una práctica mayoritaria en todo el mundo, del 97% en Japón, del 92% en Noruega, Suecia y Dinamarca, y del 54% en los países donde menos se practica (España, Francia, Italia, EEUU y una parte de Canadá).

La creencia de que el colecho es una práctica minoritaria se da en los países donde las farmacéuticas y las empresas de puericultura tienen mucho peso. Éstas pretenden vendernos (y de hecho consiguen engañarnos muchas veces) trozos de papá y mamá de silicona, que reproducen sonidos de nuestra respiración o ritmo cardiaco, que les mecen… como si esos sustitutos fuesen mejor que sus propios padres.

Hizo mención también, como no podía ser menos, al daño que hacen los métodos de adiestramiento (en nuestro país el más conocido es el de Estivill, y es que en este método, que venden como una ayuda para que los padres enseñen a sus hij@s a dormir, se han ido copiando unos a otros con el único objetivo de enriquecerse a costa del dolor de l@s más pequeñ@s). El dejar a un/a niñ@ sol@ a oscuras le produce terror. Si no atendemos su llamada se producirá un aumento de la adrenalina y el cortisol (este mata neuronas). El sistema emocional se colapsa y el área del lenguaje queda anestesiada. En ese estado no puede entender nada, por mucho que nos empeñemos en decirle que todo irá bien. Como el cerebro no aguantaría esto, secreta endorfinas y serotonina, con lo que el/la niñ@ cae rendid@ y se duerme. Pero no hay que confundir esto con que el método haya funcionado y haya aprendido algo, todo lo contrario, el/la pequeñ@ está autodrogad@. Y con el tiempo dejará de protestar porque se dará cuenta de que no sirve de nada, pero los niveles de cortisol seguirán por las nubes, porque seguirá estando asustad@. El cerebro del/a niñ@ a esas edades no está preparado para gestionar su bienestar, y un estrés constante conduce a la depresión, ansiedad y consumo de alcohol en la edad adulta.

De 2 a 5 años el/la niñ@ necesita ser comprendi@. De los 2 a los 4 años es cuando surgen las rabietas, sus ideas chocan con las de los padres. Lo mejor aquí es evitar y distraer, pues con 2 años no están preparad@s para razonar. Luego podremos ir poco a poco intentando razonar con ell@s, siempre mediante tres pasos, compresión, educación y elección. Tenemos que hacerles ver que les entendemos en su postura (comprensión), explicándoles lo que hacemos nosotros (educación) y dándoles alternativas para que aprendan a elegir (elección). Uno de los ejemplos que puso Rosa fue, (el/la niñ@ no quiere comerse la verdura) “No te apetece comerte la verdura, ¿verdad?, están mejor los macarrones que hace mamá. Pero ya sabes que en casa comemos verdura dos veces a la semana. Así que, ¿te la comes y luego eliges el postre, o te comes la mitad y para compensar luego te tomas una manzana?”. Suena muy bien, pero no se por qué me da que en la práctica no es tal fácil.

Por último dejó claro que igual o más importante que todo lo anteriormente expuesto son los modelos que los padres transmitimos a nuestr@s hij@s. Es fundamental que seamos coherentes a la hora de educarles, si nosotros hacemos una cosa y a ell@s les intentamos enseñar otra, como mínimo les estaremos confundiendo.


“Un comportamiento tiránico para con los niños crea tiranos. La indiferencia hacia el llanto del niño creará adultos indiferentes no solo al dolor, sino a la simple existencia del otro” Ferran Grau Codina

jueves, 19 de mayo de 2011

María Jesús Blázquez: Gestación, Parto y Nacimiento: Comienzo y Necesidades de la Maternidad





Dentro de la semana mundial del parto respetado y del primer ciclo “Conociendo a nuestros hijos” organizado por la asociación Besos y Brazos, tuvo lugar, el sábado pasado, la conferencia de María Jesús Blázquez, “Gestación, Parto, Nacimiento y Necesidades de la Maternidad.


Aunque nos fue imposible asistir a esta segunda conferencia, gracias a mis fuentes (Tándem 579) puedo haceros un resumen, aunque no sea tan exhaustivo como el de la conferencia de Carlos González.


María Jesús Blázquez es una de las fundadoras de la asociación Vía Láctea, pioneras en lactancia y crianza consciente, hace ya veinticinco años. Esta mujer es, además, bióloga, profesora y madre.


Durante toda la conferencia hizo referencia a otras asociaciones y otras personalidades que han ayudado mucho y siguen ayudando a que este proceso (gestación, parto y nacimiento) sea respetado, tenido en cuenta y valorado como se merece, como es el caso de El parto es nuestro.


Las mujeres, como mamíferas que somos, necesitamos de compañía en este proceso, siendo fundamental el cambio que ha dado el papel del padre. Necesitamos de otras mujeres, intercambios en círculos que dice María Jesús, para ayudarnos, aprender, acompañar y compartir mutuamente.


Se trata de volver a recuperar lo natural, y esto es debido a que a lo largo de la historia, en las investigaciones, nunca se ha tenido en cuenta ni a las madres ni a los bebés. Y esto tiene que cambiar.


Isabel Aler “La lactancia es el acto político de insumisión”.


Michel Odent “La relación con la Madre y la relación con la Madre Tierra son dos aspectos de un mismo fenómeno”


Tampoco se ha tenido en cuenta la perspectiva del hábitat desde el punto de vista de la ecología. Hay que preparar el hábitat, ya antes de la concepción, la comida, el ambiente, las emociones, los pensamientos. Todo influye desde el momento de la preconcepción (problemas para concebir) y la concepción (la epigenética está demostrando que no somos esclavos de nuestros genes, sino que el ambiente es el desencadenante).


Nuestro primer hábitat es el útero materno. La diferencia en tener un parto gozoso o traumático está en nuestro útero, pues durante siglos muchos úteros han sido espásticos, es decir contraídos, rígidos, y por eso el parto ha sido doloroso, provocado por el miedo. Pero se sabe que existen partos orgásmicos, donde el útero es elástico y flexible. Este es el secreto mejor guardado. El movimiento del útero durante el orgasmo y durante el trabajo de parto es el mismo. La recuperación del útero, por tanto, vendrá a través del orgasmo, del cambio de actitud hacia el placer y del conocimiento de su función. Aquí Mª Jesús mencionó a Casilda Rodrigañez y su libro Pariremos con placer. El parto es un acto sagrado, se trata de la llegada de un nuevo ser.


Wilhelm Reich “La civilización comenzará el día en que la preocupación por el bienestar de los recién nacidos prevalezca sobre cualquier otra consideración”


En el nacimiento el hábitat es también importantísimo. Hay que cuidar el nicho ecológico, los derechos tanto de la madre como del bebé. Que no os separen es una asociación que lucha por defender estos derechos. También Nils Bergman, en el documental “Cuidados madre canguro. Restaurar el paradigma original” habla de la importancia de preservar el hábitat.


Se sabe que a menos cuidados en la infancia y posterior represión de la sexualidad, deriva en grupos más violentos. Por el contrario, el amamantamiento, es decir, mayor prolactina y oxitocina, produce una transformación en la mujer que contribuye a cambiar el mundo.


Satish Kumar “Una declaración de dependencia: Una era de ecología está amaneciendo y una conciencia nueva está naciendo. Tras las múltiples crisis medioambientales, estamos redescubriendo la antigua sabiduría de que dependemos el uno del otro, y también de la naturaleza. Dependemos de la Tierra”.


Por último, entre otras, nombró a Concepción Colomer, como agradecimiento por su contribución al cambio en las políticas sanitarias.


Estoy segura de que cuando tengáis la oportunidad de ver el vídeo de esta conferencia podréis sacar mucho más jugo y reflexionar sobre todo lo que se dijo, que no fue poco.

viernes, 13 de mayo de 2011

Conferencia de Carlos González: Alimentación complementaria a demanda

Menos mal que siempre escribo y guardo las entradas en word. Menuda jugarreta nos ha hecho Blogger, no sólo ha perdido todos los post desde el miércoles por la tarde sino también todos lo comentarios. Ahí va de nuevo:

Por fin pudimos ver en Madrid, el sábado pasado, a Carlos González en vivo y en directo. No nos defraudó. Esto tenemos que agradecérselo a la asociación Besos y Brazos, que es la que ha organizado este primer ciclo de conferencias “Conociendo a nuestros hijos”. Próximamente podremos ver algún video de la conferencia en su página web.
Se mostró atento y bromista con los que nos acercamos, antes de que empezase la conferencia, a que nos echase una firmita en alguno de sus libros. Yo me acerqué con Minerva, con “Un regalo para toda la vida” bajo el brazo y quise que se lo dedicase a ella: “Para Minerva, ella es el regalo”. ¿Alguien lo dudaba? Entre tanto Carlos González bromeando y yo sin enterarme, me lo tuvo que repetir hasta tres veces el hombre, hasta que conseguí pillarlo (qué vergüenza); por otro lado el papá haciendo fotos, y luego también quiso quedar inmortalizado con nuestro querido pediatra, que continuó bromeando, “hemos salido del armario...”.

Pero vamos a lo que nos interesa. Carlos comenzó desechando mitos: los niños a los 6 meses no se vuelven tontos. Si hasta ahora con la lactancia, sin saber la cantidad que tomaban, confiábamos en que ellos sabían lo que necesitaban tomar (de uno o de los dos pechos, más o menos tiempo en una toma, o entre toma y toma…) ¿por qué a los seis meses, cuando les introducimos la alimentación complementaria, no van a seguir sabiendo lo que necesitan? Y en vez de ofrecérselo a demanda, como habíamos estado haciendo con el pecho, nos empeñamos en darles unas determinadas cantidades, y esto deriva en unos conflictos entre padres e hijos a la hora de la comida, en los que los padres están preocupados y a veces hasta desesperados, y los hijos angustiados e intentando ver la manera de que no les metan esas cantidades de alimentos, que ni les caben en sus barriguitas ni en ocasiones les gusta (a los adultos no nos gusta ni comemos de todo).
Resulta que las cantidades que recomiendan que hay que darles a los niños han ido cambiando a lo largo de los años, disminuyendo las necesidades calóricas por día. En el estudio que hizo la doctora Butte, diferenciando entre niños y niñas, si tomaban o no el pecho, y siempre con niños sanos, en una misma franja de edad hay niños que comen casi el doble. Si para colmo, en las recomendaciones, siempre se redondea al alza, y utilizando la cantidad del que más come (para que no haya niños que se quedan con hambre), así tendremos un montón de niños luchando para que no les metan más de lo que necesitan.
Carlos González nos dice que la realidad es que nadie sabe cuanto necesita comer un niño, ni cuantas vitaminas, proteínas, etc, necesita. Por ejemplo, les damos fruta y zumo a los niños porque hace años se decía que necesitaban una cantidad determinada de vitamina C, pero los niños que toman leche materna tienen ya toda la vitamina C que necesitan, y todas las demás vitaminas. Lo único que les puede faltar, a los niños de pecho, es zinc y hierro. Por tanto entre los primeros alimentos que habría que darles a los niños a los seis meses, deberían estar los que sean ricos en hierro, pollo, carne, pues el hierro de las verduras se absorbe muy mal, a no ser que vaya acompañado de vitamina C. Por eso los adultos comemos dietas variadas y no disociadas como se las hacemos a nuestros hijos.
Hay niños que no quieren comer nada que no sea pecho hasta los diez meses. Si el niño sigue engordando no pasa nada. Pero si sólo come teta y no gana peso seguramente haría falta darle hierro (uno de los síntomas de su carencia es la falta de apetito). Carlos González remienda ir a nuestro pediatra, si más o menos a los 9 meses nuestro hijo sigue sin comer otros alimentos, para que valore si es necesario mandarle hierro. Es bueno saberlo, porque Minerva come, a veces, y el pollo y la carne no está entre lo que decide comer. Así que si sigue así tendremos que visitar a nuestra pediatra, y puesto que en el parto le cortaron el cordón enseguida, con más motivo. Carlos nos explicó que el pinzamiento del cordón umbilical del niño nacido a término habría que hacerlo sin prisa, pasados 3 ó 5 minutos, porque esto hace que tenga mayores reservas de hierro. Por eso se recomienda empezar con la alimentación complementaria a los seis meses (otro motivo es educacional y no nutricional, porque en ese caso les daríamos unas gotitas de hierro y nos olvidaríamos), porque se estima que las reservas de hierro se acaban entre los 6 y los 12 meses. El hierro que pueda tomar la madre no afecta a la cantidad de este en la leche materna, ya que además un exceso de hierro tampoco sería bueno.
Nos dejó claro, por si alguien todavía lo duda, que la leche materna tiene más grasa según va pasando el tiempo, por lo tanto cuando el niño ya tiene 1 año y te dicen que tu leche ya es agua, tendríamos que contestarles que no es que no sea agua sino que ya es mantequilla. Además aclaró que la cantidad de leche que hay que ofrecer a un niño hasta el año es de medio litro, y a partir de ahí máximo medio litro de leche al día. Se aconseja primero teta y después los otros alimentos que vayamos a darle, por los que vayan a darles cantidades ingentes de papilla, porque si se comiese todo luego no podría con el pecho (o el biberón). Pero daría igual, antes o después de la teta, si el niño comiese solo, porque no comería tanto.
Carlos González nos enseñó un folleto que muestra a la perfección cómo debería ser a alimentación complementaria de nuestros hijos.
Se trata de un folleto donde no hay gramos, ni horas, ni lista de alimentos, ni calendarios, a diferencia de los que nos dan en los centros de salud. La foto lo dice todo. La papilla no es papilla, el biberón es un vaso en la mano del bebé, al igual que la cuchara, y el bebé no está comiendo. Pero está feliz, que es de lo que se trata.
Este folleto recomienda entre otras cosas, nunca introducir cereales en el biberón, cosa que parece que ya se les explica en la carrera, aunque a algunos pediatras parece olvidárseles. Se trata de introducir la cuchara con la alimentación complementaria, como comenté antes (según Carlos González) el introducirles otros alimentos es educacional, no nutricional. Recomienda también evitar la sal y el azúcar, para que no se acostumbren a tomar tanta sal y tanta azúcar cuando sean adultos. Antes del año los niños deberían beber en vaso, en biberón beben más cantidad y ya hemos dicho que a partir del año se recomienda como mucho medio litro de leche, para que coman otras cosas. Y el biberón nunca debería llevarse a la cama, porque se duermen con él y les provoca caries.
Por tanto, Carlos nos alienta a plantearnos un objetivo a medio-largo plazo. Si queremos que nuestros hijos coman comida normal con 2 y 3 años, ¿por qué nos empeñamos en darles papillas? Hay niños que con esas edades no comen si no está todo bien triturado, o siguen con el biberón. Nos plantea entonces, si no queremos eso, si le vamos ridiculizar porque ya es un niño tan mayor para seguir con esas cosas, ¿por qué no atajar el problema? Pues hemos sido los padres los que le hemos acostumbrado a ello.
Como a muchos padres lo que les da es miedo que sus hijos se ahoguen si les dan trozos de comida, aclaró la diferencia entre ahogarse y atragantarse. En el primer caso la comida se va hacia el pulmón, y casi siempre son frutos secos o piezas pequeñas (cosas duras y redondeadas), es por esto que se recomienda evitar los caramelos y frutos secos hasta por lo menos los tres años. Las cosas blandas se quedan a medio camino, lo que sería atragantarse, y o bien se lo terminan tragando o lo echan fuera, ellos tan tranquilos (cuando son más mayores si se asustan, porque se les ha pasado el momento) y nosotros asustadísimos. En su opinión, las redecillas antiahogo no son necesarias para nada. Ya comenté en otro post que a mi este artilugio me produce repelús.
Hay que respetar al niño, darle lo que necesita en cada momento. Fue una de las frases que más me gusto oírle decir. Tienen periodos de ventanas de oportunidad, en los que desean hacer determinadas cosas. Si no los dejamos (comer, caminar…) se les pasa la edad y luego ya no tienen ganas de hacerlo por ellos mismos.
Unas normas generales para la introducción de la alimentación complementaria son:
Empezar a los seis meses, aunque si muestran interés antes se lo podemos ofrecer (igual luego se lo lleva a la boca pero no se lo come), introducir los distintos alimentos poco a poco, tener cuidado con los más alergénicos (leche, huevos y pescado), el gluten no dárselo antes de los cuatro meses ni después de los siete y no darles mucho al principio. Y en definitiva, pueden comer lo que se coma en casa.
Como colofón final, y aunque ya había hecho referencias durante toda la conferencia a que los niños coman ellos solitos trozos de comida y no papilla (deja también claro que no pasa nada si comen y continúan comiendo de más mayorcitos papillas, pues todos terminan comiendo como los adultos), para que aprendan a comer ellos, que de eso se trata, utilizó por primera vez el término “Baby-led-weaning”, es decir, alimentación complementaria a demanda. Los niños, llevándose ellos mismos trozos de comida a la boca, aprenden motricidad fina, a diferenciar texturas y sabores, aprenden a tomar sus propias decisiones, y a masticar y deglutir. Nos mostró fotografías de niños, de entre seis y doce meses, comiendo solos, comida normal, y además de la sonrisa que te provoca verles, deja bien claro de lo que son capaces si se lo permitimos.

La conferencia se extendió un poco más de lo que habían planeado, pero aún así Carlos González se portó como un caballero y atendió, otros tres cuartos de hora más, a las preguntas que todavía les rondaban a algunos padres. Y tras esto, y siendo ya casi las dos y media, desde las 11 de la mañana que comenzó la charla, continuo con la firma de libros de algunos rezagados.
¿Se puede pedir más?
A parte de todo lo que nos contó, que no fue poco, me gustó especialmente un par de cosas, el respeto que siempre insta a que tengamos hacia nuestros hijos, y el que toda la información que utiliza sea contrastada, mediante estudios científicos, porque es de agradecer que cuando no sabe algo lo diga claramente, “pues no lo sé”, a diferencia de otros que se inventan las cosas cuando no las saben. Por eso Carlos González nos encanta y nos inspira confianza.
Salimos contentísimos.



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