Mostrando entradas con la etiqueta Alimentación complementaria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alimentación complementaria. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de septiembre de 2014

Baby led weaning y estimulación

El Baby led weaning o alimentación complementaria a demanda dirigida por el bebé está basado en el desarrollo del bebé durante su primer año de vida. El crecimiento del bebé durante los primeros años, y especialmente el primero, es espectacular en todos los sentidos, visual, motriz, cognitivo, emocional… Para fomentar ese potencial del bebé durante sus primeros años, además de ofrecerle el contacto que precisa, hay que permitirle experimentar a su ritmo en el día a día.

Puedes confiar en tu bebé al inicio de su alimentación complementaria, del mismo modo que no fuerzas a tu bebé a andar, sino que simplemente le permites desenvolverse en el suelo a su ritmo. Primero aprenderá a girarse, luego a sentarse, a ponerse de pie, a andar, correr, saltar, etc. Es algo que él ha podido hacer por si mismo, bajo tu cuidado, simplemente permitiéndole descubrir por él mismo.

En el caso de la alimentación complementaria es similar. Tu bebé sólo necesita que le permitas disfrutar de estar con vosotros en la mesa durante las comidas. De ese modo aprenderá por observación y querrá imitaros. El baby led weaning es la forma mas natural de introducir los sólidos en la dieta de tu bebé y de que este aprenda a comer por si mismo. Cuando esté preparado comenzará a comer / experimentar con las manos, y luego aprenderá de forma sencilla a comer con cubiertos.

Si permites que tu bebé experimente con la comida,
- le abres a un mundo nuevo de sensaciones,
- le brindas la oportunidad de disfrutar con la comida,
- le permites que aprenda a comer respetando su ritmo,
- le estás ofrecimiento una amplia y rica estimulación.

Como madre (padre) disfrutas de los pequeños avances (hitos) en el desarrollo de tu bebé. Para ofrecerle una estimulación natural, basada simplemente en descubrir en lo cotidiano grandes oportunidad de aprendizaje, sólo tienes que estar atenta a sus necesidades y demandas. El baby led weaning es otra forma de estimulación y fuente de aprendizaje para tu bebé.


Qué estimulación le ofrece a tu bebé el baby led weaning:

- A través de una amplia y rica gama de sensaciones, estimula los cinco sentidos. Descubre, experimenta y disfruta con diversidad de colores, formas, texturas, temperatura, sabores, olores e incluso sonidos, y los nombres de cada alimento.

- Hasta los tres años el bebé se encuentra en la etapa oral. Conoce el mundo y siente placer a través de la boca. Es por eso que necesita coger tolo lo que llame su interés y llevárselo a la boca, es una necesidad básica de aprendizaje y placer.

- Poco a poco aprende a hacer la pinza con los dedos, si tiene la oportunidad de sentirse motivado a coger trozos pequeños. Hay que tener en cuenta que hasta los tres años no se recomienda ofrecer juguetes con piezas pequeñas. Como he dicho, hasta esa edad,  más o menos, descubren todo a través de la boca. El baby led weaning es la forma más segura y sencilla de que tu bebé estimule su motricidad fina.

- Fomenta la confianza en si mismo, la toma de sus propias decisiones y su autonomía. Tu bebé es quien decide lo que come (dentro de la variedad de comida sana que le ofreces), cuanto y como, y lo hace por él mismo. Es la base para que disfrute comiendo solo, en vuestra compañía.

- Fomenta la coordinación, primero llevándose a la boca la comida con la mano, y luego utilizando los cubiertos. Aprende a masticar y a deglutir. En un momento en el que está deseando probar y experimentar es una oportunidad que debes aprovechar.

- El ambiente familiar durante la comida es igualmente una fuente de aprendizaje y disfrute. La comida es un momento de reunión familiar, donde además de compartir los alimentos disfrutáis de vuestra compañía.


¿Has probado alguna vez a darle a tu bebé de lo que estás comiendo?


En la tienda dispones de un vídeo, de una hora de duración, donde te cuento cómo comenzar con la alimentación complementaria y la forma de iniciar a tu bebé en el baby led weaning. 

Si tienes alguna duda puedes escribirme a info@soniandoduendes.com. Si lo que necesitas es una asesoría, ya sea online o a domicilio puedes ponerte en contacto conmigo en el ese mismo mail.

Si la información te ha resultado útil te invito a seguirme en facebook y a darte de alta en el boletín, para que puedas estar al tanto de mis artículos, y también de mis talleres, sorteos, novedades y ofertas. 

viernes, 23 de marzo de 2012

Nuestra experiencia con la alimentación complementaria



Llevo tiempo queriendo hablar sobre este tema, y es que va pasando el tiempo y cada vez queda más lejos el día que empezamos con la introducción de la alimentación complementaria, poco más de un año, quién lo diría.

Como siempre digo, esta es nuestra experiencia, y si a alguien le puede ayudar, fenomenal.

Minerva estuvo tomando pecho exclusivamente hasta los seis meses. No le dimos nada antes, primero porque la recomendación de la OMS es esa, y segundo porque no mostraba ningún interés por la comida cuando nos veía a nosotros. Quiero aclarar que siempre ha permanecido junto a nosotros en las comidas, en la trona modo hamaca cuando era más bebé (y no estaba durmiendo o en mis brazos tomando teta mientras yo comía), e igualmente sentadita a la mesa en su trona cuando ha sido más mayor. Esto para nosotros ha sido muy importante, que la nena haya sido y siga siendo una más en la mesa, coma o no. El ejemplo, como siempre, es fundamental, y el acompañamiento es indispensable. No me gusta cuando vamos a casa de alguien y pretenden que los niños coman antes que los adultos, no es la primera vez que oigo a alguna mamá comentar, por ejemplo, que su niño sólo quiere desayunar con ella (junto a ella).


Unos días después de cumplir los seis meses empezamos con la introducción de alimentos sólidos.  Creo que lo primero que le ofrecimos fue patata cocida. Y así continuamos, dejando tres o cuatro días antes de ofrecerle un nuevo alimento, con zanahoria cocida, pollo hervido (no tardamos en hacérselo a la plancha), brócoli cocido, arroz cocido con un chorrito de aceite, plátano, pera, naranja, pan, tortitas de cereales, etc, siempre ofrecidos de tal forma que ella fuese capaz de agarrarlos, pues nuestra intención era ofrecerle y que ella decidiese si quería o no comérselo. Este no fue exactamente el orden que seguimos, y es que es indiferente, no está demostrado que haya que introducir antes un alimento que otro, aunque se recomienda que se empiece por alimentos ricos en hierro, como por ejemplo el pollo.

Hasta los nueve o diez meses no empezó a comer lo que se dice comer (y aún así no eran “grandes” cantidades), daba algún bocadito si le interesaba y poco más, la naranja por ejemplo le encantaba.

Nunca hemos tenido ningún problema de atragantamiento, si alguna vez se metía más de lo que le cabía en la boca (eso ha sido cuando ya era más mayorcita) simplemente lo echaba ella sola, y si se le quedaba algo en la garganta tosía con fuerza y a seguir comiendo, ella nunca se ha asustado, en todo caso algún adulto viéndola comer, al mismo tiempo que se asombraba de cómo tan pequeña (con diez u once meses) comía ella sola con las manos y masticaba la mar de bien, aunque apenas tuviese dientes, y es que con las encías se apañan estupendamente.

Las únicas papillas que le hemos ofrecido fueron las de cereales al principio y no las quería comer con cuchara, prefería bebérselas en vaso y ni eso. O un potito en un par de ocasiones y no quiso saber nada. Las papillas no son necesarias, es una opción, pero no la única, y para nosotros y nuestra buhíta ha sido mucho más lógico, educativo y divertido hacerlo de esta forma.

Hasta el año el pecho siempre fue el alimentos principal, aunque según iban pasando los meses e iba comiendo algo más ya no me obsesionaba tanto en darle primero pecho si en ese momento íbamos a comer y Minerva hacia rato que no tomaba. A día de hoy sigue tomando toda la teta que quiere y no es poca.

El pescado y el huevo, alimentos más alergénicos, los introducimos alrededor de los diez meses. Antes del año había probado también lentejas, garbanzos, paella… Sobre los once meses o puede que antes llegó un momento que en casa cocinábamos una única comida (sin apartarle antes algún alimento), a la que no se le añadía sal. Poco a poco fuimos empezando a echar sal a las comida después del año. A día de hoy come de todo lo que comemos nosotros (siempre y cuando le guste), lleva tiempo haciéndolo.

El tema de la alimentación nunca ha sido para nosotros un tema de peleas o un momento desagradable, todo lo contrario, aunque no quisiese pegar bocado. Si es verdad que haciéndolo de esta forma mancha mucho, aunque imagino que con purés no será muy diferente, y en ocasiones cuando no ha comido nada y sin embargo ha manchado mucho más me da rabia, pero es lo que hay, es como aprenden, y doy fe de ello.

No le hemos dado otros lácteos a parte de la teta que el queso. Hay gente que no lo entiende, tampoco yo entiendo que sea tan difícil de comprender. Es nuestra elección, primero porque ya tiene cubiertas sus necesidades de lácteos más que de sobra con la teta, y además de lo mejor, y segundo, porque si yo intento comer los menos lácteos posibles desde luego no se los voy a dar a mi hija. Tampoco le hemos dado gominolas, gusanitos, bollería o chocolate, no me parece sano (a excepción de este último), y ya he tenido que aguantar comentarios recriminatorios de “es que l@s niñ@s disfrutan mucho con eso”, como si no tuviesen otras cosas con las que disfrutar en la vida. Soy consciente de que mucha gente no lo entiende o no lo comparte, cada cual hará lo que considere mejor, y nosotros preferimos esperar lo máximo que podamos a ofrecerle ese tipo de cosas, porque además ya va siendo más mayor y ella misma si te ve te pide. Las patatas fritas de bolsa le encantan, en casa ha comido en contadas ocasiones (igualmente no me gusta, pero ya se lo sabe, así que intento evitarlo), pero sobre todo las come cuando vamos a casa de alguien y las sacan de aperitivo. Por otro lado, a veces le he ofrecido comer de mi tostada de nutela (alguna mañana para desayunar) y no ha querido, así que casi mejor.

Nunca la hemos obligado a comer, ni la hemos distraído para que coma más, la hemos dejado seguir a su ritmo y ella sola ha empezado a comer cuando ha estado preparada. Hemos respetado sus días de inapetencia, sus gustos (no a todo el mundo le gusta comer de todo) y sus necesidades de alimento, aunque no sean las cantidades que muchos consideran oportunas. Y hemos confiado en ella para autorregularse y saber lo que necesita, y de hecho nos lo ha demostrado cuando por ejemplo ante un cocido decide comerse sólo la patatas (le encantan) y la carne, y sin embargo otro día sólo quiere los garbanzos. Y es que ellos saben escuchar a su cuerpo y sus necesidades.

Con dieciocho meses y casi medio, es una niña sana y feliz, que come sola en su plato, con sus cubiertos, aunque a veces necesite ayuda, y desde luego está supervisada en todo momento, como os digo todas las comidas las hacemos juntas.

Un libro que me abrió mucho los ojos fue “Mi niño no me come” de Carlos González. En la conferencia del año pasado en el I Ciclo Conociendo a Nuestros Hijos también pudimos escucharle hablar sobre este tema. Y os recomiendo también, para quien le interese el tema de la alimentación complementaria a demanda (sin papillas) el blog de Eloísa, Una maternidad diferente, donde nos habla del baby-led-weaning y nos da muchas ideas sobre los alimentos que les podemos ofrecer sin recurrir a las papillas.

domingo, 15 de enero de 2012

Vídeo sobre alimentación complementaria a demanda por Carlos González


Durante la primavera del año pasado tuvo lugar el I Ciclo de Conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” en el Hospital de Fuenlabrada, organizado por la asociación Besos y Brazos. La primera de estas conferencias (grabadas por la productora de vídeo y montaje audiovisual Támden579), “Alimentación Complementaria a Demanda” por Carlos González, está ya disponible para todo aquel que quiera verla. 

Quiero compartir estos vídeos con vosotros, porque como ya os conté en el resumen que hice de ella y que podéis leer aquí, merece la pena ver.

Aprovechando este tema, y que ahora puedo hablar con perspectiva, otro día os contaré cómo empezamos con el baby-led weaning, cómo ha sido y está siendo la alimentación complementaria de Minerva.


Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part1 from Besos y Brazos on Vimeo.

Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part2 from Besos y Brazos on Vimeo.

Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) Part3 from Besos y Brazos on Vimeo.

Preguntas Alimentación Complementaria a Demanda (Carlos Glez) from Besos y Brazos on Vimeo.

viernes, 13 de mayo de 2011

Conferencia de Carlos González: Alimentación complementaria a demanda

Menos mal que siempre escribo y guardo las entradas en word. Menuda jugarreta nos ha hecho Blogger, no sólo ha perdido todos los post desde el miércoles por la tarde sino también todos lo comentarios. Ahí va de nuevo:

Por fin pudimos ver en Madrid, el sábado pasado, a Carlos González en vivo y en directo. No nos defraudó. Esto tenemos que agradecérselo a la asociación Besos y Brazos, que es la que ha organizado este primer ciclo de conferencias “Conociendo a nuestros hijos”. Próximamente podremos ver algún video de la conferencia en su página web.
Se mostró atento y bromista con los que nos acercamos, antes de que empezase la conferencia, a que nos echase una firmita en alguno de sus libros. Yo me acerqué con Minerva, con “Un regalo para toda la vida” bajo el brazo y quise que se lo dedicase a ella: “Para Minerva, ella es el regalo”. ¿Alguien lo dudaba? Entre tanto Carlos González bromeando y yo sin enterarme, me lo tuvo que repetir hasta tres veces el hombre, hasta que conseguí pillarlo (qué vergüenza); por otro lado el papá haciendo fotos, y luego también quiso quedar inmortalizado con nuestro querido pediatra, que continuó bromeando, “hemos salido del armario...”.

Pero vamos a lo que nos interesa. Carlos comenzó desechando mitos: los niños a los 6 meses no se vuelven tontos. Si hasta ahora con la lactancia, sin saber la cantidad que tomaban, confiábamos en que ellos sabían lo que necesitaban tomar (de uno o de los dos pechos, más o menos tiempo en una toma, o entre toma y toma…) ¿por qué a los seis meses, cuando les introducimos la alimentación complementaria, no van a seguir sabiendo lo que necesitan? Y en vez de ofrecérselo a demanda, como habíamos estado haciendo con el pecho, nos empeñamos en darles unas determinadas cantidades, y esto deriva en unos conflictos entre padres e hijos a la hora de la comida, en los que los padres están preocupados y a veces hasta desesperados, y los hijos angustiados e intentando ver la manera de que no les metan esas cantidades de alimentos, que ni les caben en sus barriguitas ni en ocasiones les gusta (a los adultos no nos gusta ni comemos de todo).
Resulta que las cantidades que recomiendan que hay que darles a los niños han ido cambiando a lo largo de los años, disminuyendo las necesidades calóricas por día. En el estudio que hizo la doctora Butte, diferenciando entre niños y niñas, si tomaban o no el pecho, y siempre con niños sanos, en una misma franja de edad hay niños que comen casi el doble. Si para colmo, en las recomendaciones, siempre se redondea al alza, y utilizando la cantidad del que más come (para que no haya niños que se quedan con hambre), así tendremos un montón de niños luchando para que no les metan más de lo que necesitan.
Carlos González nos dice que la realidad es que nadie sabe cuanto necesita comer un niño, ni cuantas vitaminas, proteínas, etc, necesita. Por ejemplo, les damos fruta y zumo a los niños porque hace años se decía que necesitaban una cantidad determinada de vitamina C, pero los niños que toman leche materna tienen ya toda la vitamina C que necesitan, y todas las demás vitaminas. Lo único que les puede faltar, a los niños de pecho, es zinc y hierro. Por tanto entre los primeros alimentos que habría que darles a los niños a los seis meses, deberían estar los que sean ricos en hierro, pollo, carne, pues el hierro de las verduras se absorbe muy mal, a no ser que vaya acompañado de vitamina C. Por eso los adultos comemos dietas variadas y no disociadas como se las hacemos a nuestros hijos.
Hay niños que no quieren comer nada que no sea pecho hasta los diez meses. Si el niño sigue engordando no pasa nada. Pero si sólo come teta y no gana peso seguramente haría falta darle hierro (uno de los síntomas de su carencia es la falta de apetito). Carlos González remienda ir a nuestro pediatra, si más o menos a los 9 meses nuestro hijo sigue sin comer otros alimentos, para que valore si es necesario mandarle hierro. Es bueno saberlo, porque Minerva come, a veces, y el pollo y la carne no está entre lo que decide comer. Así que si sigue así tendremos que visitar a nuestra pediatra, y puesto que en el parto le cortaron el cordón enseguida, con más motivo. Carlos nos explicó que el pinzamiento del cordón umbilical del niño nacido a término habría que hacerlo sin prisa, pasados 3 ó 5 minutos, porque esto hace que tenga mayores reservas de hierro. Por eso se recomienda empezar con la alimentación complementaria a los seis meses (otro motivo es educacional y no nutricional, porque en ese caso les daríamos unas gotitas de hierro y nos olvidaríamos), porque se estima que las reservas de hierro se acaban entre los 6 y los 12 meses. El hierro que pueda tomar la madre no afecta a la cantidad de este en la leche materna, ya que además un exceso de hierro tampoco sería bueno.
Nos dejó claro, por si alguien todavía lo duda, que la leche materna tiene más grasa según va pasando el tiempo, por lo tanto cuando el niño ya tiene 1 año y te dicen que tu leche ya es agua, tendríamos que contestarles que no es que no sea agua sino que ya es mantequilla. Además aclaró que la cantidad de leche que hay que ofrecer a un niño hasta el año es de medio litro, y a partir de ahí máximo medio litro de leche al día. Se aconseja primero teta y después los otros alimentos que vayamos a darle, por los que vayan a darles cantidades ingentes de papilla, porque si se comiese todo luego no podría con el pecho (o el biberón). Pero daría igual, antes o después de la teta, si el niño comiese solo, porque no comería tanto.
Carlos González nos enseñó un folleto que muestra a la perfección cómo debería ser a alimentación complementaria de nuestros hijos.
Se trata de un folleto donde no hay gramos, ni horas, ni lista de alimentos, ni calendarios, a diferencia de los que nos dan en los centros de salud. La foto lo dice todo. La papilla no es papilla, el biberón es un vaso en la mano del bebé, al igual que la cuchara, y el bebé no está comiendo. Pero está feliz, que es de lo que se trata.
Este folleto recomienda entre otras cosas, nunca introducir cereales en el biberón, cosa que parece que ya se les explica en la carrera, aunque a algunos pediatras parece olvidárseles. Se trata de introducir la cuchara con la alimentación complementaria, como comenté antes (según Carlos González) el introducirles otros alimentos es educacional, no nutricional. Recomienda también evitar la sal y el azúcar, para que no se acostumbren a tomar tanta sal y tanta azúcar cuando sean adultos. Antes del año los niños deberían beber en vaso, en biberón beben más cantidad y ya hemos dicho que a partir del año se recomienda como mucho medio litro de leche, para que coman otras cosas. Y el biberón nunca debería llevarse a la cama, porque se duermen con él y les provoca caries.
Por tanto, Carlos nos alienta a plantearnos un objetivo a medio-largo plazo. Si queremos que nuestros hijos coman comida normal con 2 y 3 años, ¿por qué nos empeñamos en darles papillas? Hay niños que con esas edades no comen si no está todo bien triturado, o siguen con el biberón. Nos plantea entonces, si no queremos eso, si le vamos ridiculizar porque ya es un niño tan mayor para seguir con esas cosas, ¿por qué no atajar el problema? Pues hemos sido los padres los que le hemos acostumbrado a ello.
Como a muchos padres lo que les da es miedo que sus hijos se ahoguen si les dan trozos de comida, aclaró la diferencia entre ahogarse y atragantarse. En el primer caso la comida se va hacia el pulmón, y casi siempre son frutos secos o piezas pequeñas (cosas duras y redondeadas), es por esto que se recomienda evitar los caramelos y frutos secos hasta por lo menos los tres años. Las cosas blandas se quedan a medio camino, lo que sería atragantarse, y o bien se lo terminan tragando o lo echan fuera, ellos tan tranquilos (cuando son más mayores si se asustan, porque se les ha pasado el momento) y nosotros asustadísimos. En su opinión, las redecillas antiahogo no son necesarias para nada. Ya comenté en otro post que a mi este artilugio me produce repelús.
Hay que respetar al niño, darle lo que necesita en cada momento. Fue una de las frases que más me gusto oírle decir. Tienen periodos de ventanas de oportunidad, en los que desean hacer determinadas cosas. Si no los dejamos (comer, caminar…) se les pasa la edad y luego ya no tienen ganas de hacerlo por ellos mismos.
Unas normas generales para la introducción de la alimentación complementaria son:
Empezar a los seis meses, aunque si muestran interés antes se lo podemos ofrecer (igual luego se lo lleva a la boca pero no se lo come), introducir los distintos alimentos poco a poco, tener cuidado con los más alergénicos (leche, huevos y pescado), el gluten no dárselo antes de los cuatro meses ni después de los siete y no darles mucho al principio. Y en definitiva, pueden comer lo que se coma en casa.
Como colofón final, y aunque ya había hecho referencias durante toda la conferencia a que los niños coman ellos solitos trozos de comida y no papilla (deja también claro que no pasa nada si comen y continúan comiendo de más mayorcitos papillas, pues todos terminan comiendo como los adultos), para que aprendan a comer ellos, que de eso se trata, utilizó por primera vez el término “Baby-led-weaning”, es decir, alimentación complementaria a demanda. Los niños, llevándose ellos mismos trozos de comida a la boca, aprenden motricidad fina, a diferenciar texturas y sabores, aprenden a tomar sus propias decisiones, y a masticar y deglutir. Nos mostró fotografías de niños, de entre seis y doce meses, comiendo solos, comida normal, y además de la sonrisa que te provoca verles, deja bien claro de lo que son capaces si se lo permitimos.

La conferencia se extendió un poco más de lo que habían planeado, pero aún así Carlos González se portó como un caballero y atendió, otros tres cuartos de hora más, a las preguntas que todavía les rondaban a algunos padres. Y tras esto, y siendo ya casi las dos y media, desde las 11 de la mañana que comenzó la charla, continuo con la firma de libros de algunos rezagados.
¿Se puede pedir más?
A parte de todo lo que nos contó, que no fue poco, me gustó especialmente un par de cosas, el respeto que siempre insta a que tengamos hacia nuestros hijos, y el que toda la información que utiliza sea contrastada, mediante estudios científicos, porque es de agradecer que cuando no sabe algo lo diga claramente, “pues no lo sé”, a diferencia de otros que se inventan las cosas cuando no las saben. Por eso Carlos González nos encanta y nos inspira confianza.
Salimos contentísimos.



Si la información te ha resultado útil te invito a seguirme en facebook y a darte de alta en el boletín, para que puedas estar al tanto de mis artículos.

domingo, 13 de marzo de 2011

La Liga de la Leche. Introducción a la alimentación complementaria

Aunque tenemos más o menos claro cómo vamos a introducir la alimentación complementaria a nuestra nena no me vino mal asistir a esta reunión de La Liga de la Leche, que precisamente trataba este tema. Siempre viene bien escuchar las experiencias de otras mamás para llegado el caso quizás no preocuparnos tanto: Que es normal que no coman apenas, sobre todo al principio, aunque hay algun@s niñ@s que siempre comen poco (para los demás claro, para ell@s comen exactamente lo que necesitan); que aprendiendo a observar sus necesidades aceptas que tengan épocas en las que comen más y épocas en las que comen menos, según sus brotes de crecimiento, por lo que ell@s son los que mejor saben qué es lo que necesitan y en qué cantidad; que es un mito el que los bebés tengan que comer de todo (otra cosa es que coman lo más variado posible), primero porque los adultos no lo hacemos, segundo porque lo que no les aporte por ejemplo la manzana (en caso de no gustarles) se lo aportará la pera, y tercero porque es imposible, en España por ejemplo no es muy común comer ciertas frutas tropicales como la papaya y no tenemos por ello carencias de vitaminas; que algunos con la alimentación complementaria bajan de percentil considerablemente a lo largo de los meses; que normalmente no quieren triturados, les llama más la atención lo que comen papá o mamá. Y precisamente por esto último, entre otras cosas, hemos decidido que no le vamos a dar papillas a Minerva.

Esta última semana le hemos ido ofreciendo una vez al día, cada tres días, plátano, manzana y ayer empezamos con mandarina. El plátano se lo dimos tal cual, la mitad, y parece que le gustó, lo chupeteaba, y como a la pobre se le escurría le ayudamos un poco sujetándoselo. La manzana se la dimos asada, muy blandita, a trocitos con la mano, pero no le hizo tanta gracia. Y la mandarina le ofrecimos la mitad, un poco pinchada para que al chuparla le sacase el jugo; ponía caras raras, pero parecía gustarle. Luego seguiremos con arroz integral muy pasado, pollo (todavía no se si en tiras grandes para que lo chupetee o muy desmenuzado), verduras cocidas, etc, siempre dejando que sea ella la que se lo lleve a la boca. Ya os iré contando cómo va la cosa. Uno de los primeros alimentos que habría que ofrecer a los bebés a los seis meses es el pollo, pues es a esa edad cuando al bebé se le puede empezar a acabar las reservas de hierro.

No le queremos dar triturados porque no los necesitan, ell@s estan deseando experimentar con sus manitas, viendo como comen sus papas. Además se trata de que aprendan a comer poquito a poco, ¿acaso los adultos comemos cuatro alimentos distintos triturados todos juntos?, si acaso algún puré de vez en cuando, que podremos aprovechar para ofrecer también a nuestro bebé.

No le queremos dar papillas o potitos comprados porque nos parecen una guarrería. De verdad que no entiendo que si recomiendan introducir los alimentos de uno en uno separados en varios días, para observar posibles alergias, nos pretendan vender papillas con dos cereales en caso de ser sin gluten y con ocho cereales en caso de ser con gluten. Y lo que es peor, si recomiendan no condimentar con sal o azúcar sus comidas hasta el año, ¿por qué llevan esas papillas sal y/o azúcar, sino caramelo o aroma de vainilla, e incluso te las venden explícitamente con miel? Que alguien me lo explique.

Respecto a la hojita que te da la enfermera (a nosotros nos da dieron en la revisión de los cuatro meses para que nos la fuésemos leyendo por si teníamos dudas), con el orden de alimentos que tienes que dar a tu bebé, a qué edad y en qué cantidad, quedó claro que lo único que hace es aturdirte, y como dijo alguna mamá, hacerte sentir culpable si tu hij@ no come con ocho meses lo que estipula la dichosa hojita. Además, según los expertos, es indiferente el orden de los alimentos, sólo prestando más atención a los más alergénicos o en el caso de antecedentes familiares ser más cautos.

Esta reunión me ayudó a aclarar mis dudas respecto al gluten, pues últimamente oía y leía cosas distintas. Parece ser que los expertos afirman que se puede introducir el gluten en pequeñas cantidades desde los seis meses si se sabe que se va a seguir dando el pecho un par de meses más, y a partir de entonces sin restricciones.

Os recomiendo leer “Mi niño no me come”, de Carlos González. Por cierto, esperamos poder asistir a la ponencia que el Doctor González dará el día 7 de mayo en Navalcarnero, “Alimentación complementaria a demanda”. Evento promovido por la asociación Besos y Brazos (Asociación de apoyo al parto respetado, lactancia materna y crianza con apego), y que consta de otras tres ponencias, entre ellas “La crianza feliz” de Rosa Jové. Eloísa lo cuenta estupendamente en su blog Una maternidad diferente.


Os dejo el resumen de la reunión donde explica otras cosas a tener en cuanta, entre ellas los signos que evidencian que el bebé está preparado para la introducción de la alimentación complementaria:

“Nota inicial: Alimentación complementaria significa que complementa al pecho, no lo relega a un simple postre ni mucho menos lo sustituye.

1. Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud: La OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta la primera mitad del primer año. (Ni agua, ni infusiones, ni sumo, ni nada de nada). Después de esta edad y hasta el año de vida la leche es el principal alimento del bebé, el resto de alimentos no ha de superar el 50% de la ingesta total. Lactancia materna hasta los dos años y después hasta que madre e hijo quiera. Estas recomendaciones coinciden con las de otras entidades internacionales y las de la Academia Española de Pediatría.

2. Signos que nos indican que el bebé está preparado: El bebé es capaz de sentarse sin ayuda. El bebé ha perdido el reflejo de extrusión (que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua). El bebé muestra interés por la comida de los adultos. Sabe mostrar hambre y saciedad con gestos (si tiene hambre, cuando se acerca la cuchara abre la boca y mueve la cabeza hacia delante; si no tiene hambre, cierra la boca y tuerce la cabeza).

3. Calendario de introducción: No hay ningún estudio científico que demuestre un calendario claro de introducción de alimentos, las recomendaciones suelen estar basadas en creencias culturales y sociales. Sólo hay que recordar ciertas cosas importantes: Introducir los nuevos alimentos de uno en uno separados por, al menos, una semana (para poder observar reacciones adversas). Dar el gluten con precaución (si se tiene la certeza de que la lactancia continuará por unos mese más, hacer una introducción de pequeñas cantidades de gluten en la dieta del bebé, pero siempre después de los 6 meses). En bebés con antecedentes de alergia, se recomienda no dar alimentos que causen alergia hasta pasados los 12 meses. En España los principales causantes de alergia alimentaria son por orden: huevo, leche, pescado, frutos secos, legumbres y alunas frutas.

4. Al principio con calma: Como hemos dicho más arriba, los alimentos nuevos se introducen de uno en uno separados por una semana. Al principio, es muy probable que el bebé sólo quiera una cucharada o dos y después irá comiendo más. Hay que tener en cuenta que la introducción de alimentos consiste en OFRECER y no en forzar al niño a comer cosas nuevas. No hay que tener prisa, tiene toda la vida para comer de todo y no tiene por qué hacerlo a los 6 meses.

Otro punto importante que conviene tener en cuenta es que esta no es la mejor época para preocuparse por la limpieza. Los niños han de experimentar estos nuevos alimentos con la boca y las manos y esto incluye ponerse perdidos y mancharse. Es lo normal.

5. Alimentos frescos y naturales: No es necesario recurrir a las comidas especiales de bebés. Lo ideal es que el bebé tome los alimentos lo más cercano posible a su estado natural. Si se decide preparar papillas de cereales de farmacia, se puede hacer con agua. Primero se da el pecho y luego la papilla. No pasa nada.

Conviene recordar también que no hay que añadir ni sal ni azúcar a la hora de preparar la comida para el bebé.”

martes, 30 de noviembre de 2010

Mi niño no me come

Le tengo pendiente de leer, eso sí, antes de marzo ya tiene que estar leído, que es cuando Minerva hará ya seis meses. Pero bueno, vamos despacio, que hay que disfrutar de cada momento con ella.

Carlos Gonzalez trata esta vez, como su nombre indica, la alimentación. Y como ya os he dicho que aún no lo he leído, os dejo ahora con mayor motivo el resumen del fnac:

La madre se dispone a dar de comer a su hijo mientras lo distrae con un juguete. Logra que se tome unas cucharadas y, de pronto, el niño pone en marcha su plan estratégico contra el exceso de comida: la primera línea de defensa consiste en cerrar la boca y girar la cabeza. Esta situación, más propia de un campo de batalla que de una actividad cotidiana, ilustra con humor la tesis central de este libro: la inapetencia es un problema de equilibrio entre lo que un niño come y lo que su madre espera que coma. Jamás hay que obligarle. Ni sobornos, ni estimulantes del apetito ni castigos. El niño sabe muy bien lo que necesita. Huyendo de los tópicos sobre el tema, el pediatra Carlos González, fundador y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia, desdramatiza el problema y, proporcionándonos claras pautas de conducta, tranquiliza a aquellas madres que sufren porque creen que su hijo no come correctamente.

Comer, amar, mamar

Este libro es una recopilación de tres obras de Carlos González.

En principio me interesaba “Bésame mucho”, que nos habla de la crianza y nos dice por ejemplo por qué malcriar a nuestros hijos no es cogerlos en brazos cuando lloran sino dejarlos llorar. Estoy totalmente de acuerdo en que cuando se dejar llorar a un@ niñ@ porque sí, se me le está criando mal.

Luego vi en Internet que ese libro estaba junto con otros dos recopilados en “Comer, amar, mamar”. Y puesto que los otros temas también me interesaban decidí comprármelos en un solo libro, que aunque resulta un volumen más grueso (ahora mismo no me lo voy a llevar en el metro, lo tengo de consulta en casa, para leerlo cuando tengo un rato) es más barato que comprar los tres por separado.

Los otros dos libros son “Un regalo para toda la vida”, que trata la lactancia materna, desechando mitos y resolviendo dudas. Y “Mi niño no me come”, libro que todavía no he leído (no tenía tanta prisa, ya que todavía nos quedan algo menos de cuatro meses para empezar con la alimentación complementaria), pero que promete mucho.