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miércoles, 30 de noviembre de 2011

No. Todavía no trabajo

Mi hija tiene ya 14 meses y todavía no he empezado a trabajar. Recuerdo que cuando se me acabó la baja de maternidad me puse una fecha en la que ya debería estar trabajando, el primer cumpleaños de mi pitufa. Cuando esa fecha se iba acercando lo fui posponiendo, y a día de hoy no se a ciencia cierta cuando me voy a reincorporar al mundo laboral.


Siempre tuve claro que si tenía hij@s era para estar con ell@s, para disfrutar con ell@s, y que haría todo lo posible para que esto fuese así. Ya conté, no hace mucho, que tuve la “suerte” de que cuando me dieron de baja en el séptimo mes de embarazo, no me renovaron el contrato en la empresa donde trabajaba por aquella época y me fui al paro. No hay mal que por bien no venga, porque eso hizo que pueda dedicarme a mi hija al 100%. Empecé a posponer mi reincorporación porque no nos veía a ninguna de las dos capaces de separarnos la una de la otra, se me hacía un nudo en la garganta cada vez que pensaba en esa posibilidad, imagino que como a todas las madres.

Es verdad que a día de hoy contemplo la posibilidad de separarnos por unas horas porque nos veo a las dos más capaces de afrontar la separación y porque me apetece formarme en aciertos ámbitos, pero si hace cuatro meses no hubiese tenido más remedio que forzar la separación realmente creo que hubiese entrado en una depresión y lo habríamos pasado francamente mal, como desgraciadamente les ocurre a muchas familias.


Parece que no todo el mundo entiende esto. Dan por hecho que necesitas trabajar, tanto a nivel económico como a nivel emocional. En nuestro caso hemos ido haciendo cuentas, cortándonos de cosas innecesarias y hemos visto que, sin lujos, por ahora podemos vivir la mar de bien así. Por otro lado es verdad que a veces se hace duro estar casi todo el día sola con un bebé, pero eso es porque necesitamos de otros, necesitamos de la tribu, y es por eso por lo que día si día no buscamos ese acompañamiento en grupos de apoyo, mamás con las misma inquietudes, los abuelos, etc. Pareciera que el hecho de decidir quedarme en casa implicase estar tirada en el sofá sin hacer nada (el “qué bien vives”) o por el contrario estar dedicada en cuerpo y alma a las tareas domésticas (“estarás de maruja todo el día…”), nada más lejos de la realidad, porque con un terremotillo como es mi nena, una no tiene mucho tiempo ni para descansar ni para tener la casa estupendísima de la muerte, que por otro lado tampoco es mi objetivo.

Parece que llega un momento en que ya debiera estar trabajando, al menos así es como lo noto en los comentarios que recibo, que por suerte no son muchos. Desde que se me terminó la baja por maternidad me han ido preguntando de vez en cuando si ya había encontrado trabajo, a lo que yo contestaba que todavía no estaba buscando nada, y así cada cierto tiempo. Pero últimamente pareciera que moleste, o al menos yo noto cierta incomprensión por el hecho de que aún no trabaje.

Si me preguntan si no me sale nada y respondo que todavía no estoy buscando, encuentro silencio al otro lado. Si me preguntan si ya he empezado a buscar y respondo que no, me contestan con “¡hay que ver contigo!”. Se que no son preguntas ni comentarios hechos con mala intención, pero me pregunto por qué se tiene que dar por hecho que hay que trabajar y no hay otras opciones.

Cuando una prima mía decidió dejar de trabajar cuando se le acabó la baja por maternidad para seguir disfrutando de su bebé (tiene tres meses más que Minerva) casi todo el mundo a su alrededor se echó las manos a la cabeza. Cómo iba a dejar un trabajo, que por otro lado no era el trabajo de su vida, tal y como estaban las cosas. No lo entendían, era como si no supiese lo que estaba haciendo, cuando precisamente no podía ser una decisión más consciente. Por mi parte tuvo todo mi apoyo.


Algo que también me aconsejaron cuando la pitufa rondaba los seis meses era trabajar por mi bien, por mi salud mental, porque “ya verás como así estas mejor”, todo ello basado en la experiencia de una tercera persona. ¿Acaso yo había pedido consejo? ¿Acaso yo me encontraba mal como estaba? Todo lo contrario. ¿Por qué tenemos entonces que pasar todos por el mismo aro? ¿Es que no nos damos cuenta de que lo que vale para uno no tiene por qué valer para los demás, y por tanto tenemos que tomar las decisiones que mejor nos vengan a nosotros como familia?


Yo, nosotros, hemos elegido esto. No es ni mejor ni peor que la elección que hayan tomado otras familias. Es sólo nuestra elección, la que a día de hoy nos podemos permitir y con la que mejor nos encontramos los tres.

lunes, 17 de enero de 2011

La liga de la leche. Trabajo y lactancia. Es posible y gratificante

Esta no es la entrada que tenía intención de subir, pero como no tengo mucho tiempo y esta última reunión de La Liga de la Leche la tengo reciente, pues aquí os dejo estás líneas.

Siempre pensé que una vez que me pusiese a trabajar tendría que dejar de dar el pecho. Sería imposible compaginar trabajo y lactancia. Luego te enteras de que hay muchas mamás trabajadoras que continúan dando el pecho y por mucho tiempo, así que dejando atrás impedimentos imaginarios, se te abre ante ti un mundo de posibilidades donde la que quiere puede.

No puedo contaros mi experiencia, por ahora, ya que aunque Minerva ha hecho hoy ¡los cuatro meses!, no se cuando voy a empezar a trabajar, ya veremos cómo se da el tema. Pero tengo claro que ya no me parece algo impensable, sino todo lo contrario.

Por supuesto, nadie dice que vaya a ser un camino de rosas, pero tampoco lo es al principio la crianza de nuestros bebés. Pero supera toda desesperanza la gratificación que conlleva. Que seguramente querrán mamar más por la noche para recuperar el tiempo perdido, pues si. De hecho algunos no querrán comer nada y esperarán (aunque parezca increíble) a que vuelva mamá.

En esta última reunión me he enterado, entre otras cosas, de un par de cosillas que quería compartir con vosotr@s, ya que me parecen interesantes. Primero: que la mamá trabajadora que tenga turnos, entre ellos los de noche, tiene derecho (por ley) a no hacer esos turnos hasta los nueves meses de su bebé, ya que los turnos de noche interfieren la lactancia materna. Segundo: algunas mamás solemos congelar leche que nos hemos extraído previamente, para una emergencia o para tener reservas cuando nos vayamos a trabajar (aunque en este caso se podría extraer la leche materna de un día para otro), y resulta que hay mujeres que al descongelar su leche, esta huele mal, como a pescado podrido. Esto no quiere decir que esté mala, pero claro, el olor nos echa para atrás, aunque hay algún bebé que se lo toma sin problema. Esto ocurre cuando producimos leche con alto contenido de una encima llamada lipasa, que descompone la grasa de la leche. Podemos hacer la prueba congelando y descongelando una cantidad pequeña de nuestra leche, si no huele a rancio no hay problema, si resulta que sí desprende mal olor la solución es antes de congelar la leche, escaldarla sin que llegue a hervir.

Si queréis información sobre la extracción y almacenamiento de la leche materna aquí os dejo un enlace.

Y otra cosilla, las guarderías están obligadas a recogeros la leche materna para dársela posteriormente a vuestros bebés. Esto no ocurre con cualquier otro alimento, pero la lactancia materna tiene que estar asegurada para quien lo desee.

La Liga de la Leche ha editado un libro sobre la lactancia y el trabajo titulado: Las Hijas de Hirkani. Primero cuanta la historia de Hirkani, una madre trabajadora de hace 400 años, se trata de un antiguo cuento de la India. Después nos encontramos con un compendio de experiencias de muchas madres trabajadoras de hoy en día. Os lo podéis descargar gratuitamente en la página de La Liga de la Leche Internacional: http://www.llli.org/docs/spanish/HD_SP_all3_08.pdf

Aquí os dejo, como siempre, el resumen obtenido en la última reunión de La Liga de la Leche:

“1. Cuanto más tarde mejor. Considera todas las opciones: Hasta que no tenemos a nuestro bebé en brazos no sabemos cuánto lo extrañaremos. Por eso quizá no nos hayamos planteado todas las opciones, pero merece la pena intentarlo: Prolongar la baja de maternidad juntándola con vacaciones o con algún tiempo de excedencia, pedir jornada reducida o trabajar desde casa. Estas son algunas de las opciones. Si no puedes hacer ninguna de ellas, no te apures, la lactancia no es un todo o nada. En el peor de los casos siempre podrás amamantar a tu bebé antes y después del trabajo, os ayudará a ambos a sentiros mejor.

2. Circunstancias que ayudan: Puede ser de gran importancia encontrar a una persona que cuide del bebé en tu ausencia que apoye la lactancia, esto supondrá un alivio para ti. Si el bebé va a guardería es conveniente asegurarse de que no habrá problemas al respecto ni a corto ni a largo plazo. Si vives cerca del trabajo o hay una guardería cercana al mismo a la que puedas llevar a tu bebé, puedes aprovechar las pausas para amamantarlo.

3. Extracción de leche: Si decides extraerte leche puedes tener en cuenta lo siguiente:

El volumen de la leche materna depende de la frecuencia con que se saca dicha leche del pecho. Aunque no se vaya a dar la leche al bebé, la extracción evitará ingurgitación en la madre a la vez que mantendrá dicha producción.

Fundamentos para una buena extracción de leche:

- La estimulación del reflejo de eyección de leche:

* Sacarse leche en un entorno conocido, acogedor y quizás en el mismo cada vez.

* Minimizar las distracciones.

* Seguir un ritual pre-extracción: aplicar calor, dar un suave masaje, llamar al bebé, pensar en él, ver una foto, etc.

* Usar un movimiento rítmico parecido a la succión del bebé.

* Interrumpir la extracción para masajear el pecho.

* Cambiar de pecho cuando el caudal de leche disminuya.

- La elección del método de extracción dependerá del tiempo de que se dispone y de cuántas veces se llevará a cabo la extracción.

- La frecuencia de extracción dependerá de si piensas dar al bebé tu leche o no. En este último caso, sólo has de sacarte leche para tu comodidad. Si piensas dársela a tu bebé sería bueno que no dejases pasar más de tres horas entre extracción y extracción.

- ¿Cuánta leche sacar? Suele ser muy buena idea que almacenes tu leche en cantidades pequeñas los primeros días, de esta forma no tendrás que tirarla si tu bebé no se la toma. Pasado un tiempo sabrás cuánta sacarte.

4. Qué pasa si el bebé no quiere el biberón: Es normal que el bebé amamantado rechace el biberón. Si esto ocurre, puedes probar con alguna de las siguientes ideas:

- Suele ser más fácil si el biberón se lo da una persona distinta de la madre.

- Intentar ofrecer el biberón antes de que el bebé tenga mucha hambre.

- Abrazar mucho al bebé mientras se le da el biberón.

- Probar distintas tetinas y posiciones.

- Frotar sus labios antes de dar el biberón.

- Dar el biberón mientras se está moviendo.”