
Este último libro de Rosa Jové lo tenía en casa desde hace unos meses haciendo cola en la estantería, pues tengo tantos libros por leer, tantas cosas que quiero hacer y tan poco tiempo...
El caso es que no tenía mucha prisa por leerlo ya que como a Minerva todavía le quedan once meses para cumplir los dos años, esos que son tan conocidos por las temidas rabietas, pues pensaba que todavía tenía tiempo. Menos mal que, un poco inducida por los berrinches que en ocasiones acompañan a mi pitufa, decidí no posponerlo más, y comencé a leerlo en cuando acabé La maternidad y el encuentro con la propia sombra. Además, aprovechando que me lo llevé en un viaje que hicimos en coche de dos horas y media, y que Minerva fue durmiendo casi todo el camino, tanto a la ida como a la vuelta (ojalá siempre fuese así, porque la pobre lleva fatal los viajes en coche, y más si exceden de la media hora), pude leerlo enterito.
Y comentaba que menos mal que me lo he leído ahora porque, y mira que lo pone en la tapa del libro, trata los problemas de comportamiento de 0 a 12 años.
Algo que me ha gustado mucho del libro es que nos que dice hay que saber qué es ser un/a niñ@, porque de esa forma nos evitaremos muchos disgustos. Solamente con esta actitud del adulto cambia gran parte de la crianza y la convivencia con sus hij@s. Es normal que un/a niñ@ prefiera jugar, que interrumpa, que no pare quiet@, que grite o que no tenga noción del tiempo, entre otras cosas; es normal para su desarrollo y aprendizaje. Además hace una breve descripción de estas actitudes sanas y normales según sus edades, dedicando un capítulo a cada grupo de edad, de 0 a 18 meses, de 18 meses a 4 años, de 5 a 7 años y de 8 a 12 años.
Antes de que lleguemos a la rabieta sería conveniente seguir dos premisas, evitar y distraer. Si no ha sido posible, Rosa Jové recomienda tres puntos a seguir cuando l@s niñ@s ya hablan o entienden (sobre los 2 años aproximadamente):
- Comprender. Ponernos en su lugar y hacerles saber que comprendemos su postura.
- Educar. Una muy breve explicación de por qué deberían o no hacer lo que les pedimos.
- Elegir. Dar opciones para que ell@s elijan, o incluso que sean ell@s quienes propongan una nueva opción. De esa manera les enseñamos a tomar decisiones y a llegar juntos a un consenso.
Cuando l@s niñ@s todavía no hablan o no son capaces de razonar (proceso que comienza a partir de los dos años), sólo podemos permanecer a su lado. Nunca se debe dejar a un/a niñ@ sol@ en plena rabieta, precisamente cuando más nos necesita. Al mismo tiempo que le decimos que lo que ocurre es porque no nos entendemos pero que vamos a permanecer a su lado. Porque aunque no nos entienda del todo, el mensaje de que vamos a estar a su lado si le va a llegar.
La rabieta es una idea propia de un niño enfrentada a la idea que tiene el padre sobre cómo hay que hacer aquello. Y el niño, como no entiende lo que pasa, se ofusca y estalla emocionalmente.
Otra cosa que me parece muy importante y que se menciona en el libro es la seguridad en casa. En cuanto Minerva comenzó a desplazarse, primero gateando, luego alzándose y por último andando, quitamos todo lo que estuviese a su alcance y que pudiera resultar peligroso para ella, pusimos seguros en los enchufes, topes en las puertas, seguros en los armarios en los que no era conveniente que abriera, etc, y así tiene total libertad de movimientos sin necesidad de ir regañándola por tocar simplemente cualquier objeto que esté a su alcance y que por curiosidad seguramente cogería y sin querer podría romper o hacerse daño.
Rosa Jové nos transmite su total desacuerdo con los castigos, y con la violencia tanto física (cualquier tipo de golpe o cachete) como verbal (insultos, humillaciones, gritos, etc).
Todos nos equivocamos y l@s niñ@s, niñ@s son, mientras veamos el error como un fallo intencionado de nuestros hijos o lo vivamos como un fallo de nuestra pedagogía, será muy difícil educar desde el respeto.
La violencia es una falta total de respeto hacia quien va dirigida, además está demostrado que provoca alteraciones y secuelas imborrables. Hay violencias hacia l@s niñ@s por parte de sus padres muy sutiles y que además están muy aceptadas en nuestra sociedad, pero hay que ser conscientes de una vez que se trata de una falta total de respeto hacia nuestr@s hij@s. Ell@s nos necesitan, están aprendiendo, se están formado sus redes neuronales, no pueden defenderse (nosotr@s los padres somos sus protectores), y sin embargo, parece que sólo nos atrevemos a utilizar esa violencia contra ell@s, pues contra un adulto jamás se nos ocurriría, ¿por qué entonces contra los más débiles?
Tampoco está de acuerdo Rosa Jové en poner límites, sino que sólo se trata de educar a nuestr@s hij@s mediante unas normas (si son consensuadas serán mejor aceptadas por todos los miembros de la famila), unos valores y unos modelos. A mí personalmente no me ha gustado nunca la palabra límite usada para educar a l@s niñ@s, yo no quiero de ninguna manera que mi hija esté limitada.
Los conflictos son inherentes a la vida, por tanto no se trata de evitarlos, sino de saber manejarnos. Algunos consejos que se nos da en el libro para evitar conflictos con nuestr@s hij@s (cuando ya tienen más de cinco años) son, entre otros, educar mediante el ejemplo, que las normas sean consensuadas, se puedan debatir y cambiar, que se respete a todos los miembros de la familia (sin castigos ni violencia de ningún tipo) y que se tenga en cuenta que el juego es primordial para l@s niñ@s.
Otro libro que dejaré a mano por si necesito consultar algunas de las muchas anotaciones que siempre hago.