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miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Es lo mismo pegar a un niño que a una mujer?

A muchos de nosotros nos han pegado cuando éramos niños, con la excusa de llevarnos por el buen camino y enseñarnos-corregirnos cuando hacíamos algo “malo”. Nuestros padres no han hecho más que seguir el modelo de crianza de sus padres, y estos de los suyos, y así podríamos seguir. Pero, ¿qué les trasmitimos a los niños cuando les pegamos?

Leí hace poco una frase en las redes sociales, que ahora mismo no recuerdo de quien era: No hay mayor trauma que justificar la violencia. Y esto lo digo porque es increíble como la culpa hace mella en la víctima, que justifica a quien le maltrataba. La típica frase de: a mi me pegaban y no he salido tan mal. Si justificas que pegar es educativo sin duda algo no va bien.

Y sonará muy fuerte la palabra maltrato (¿sólo por dar un cachete?), pero cuando no tratamos con respecto estamos tratando mal. Es muy duro ponernos en la piel de nuestro niño interior y reconocer cómo nos hacían sentir, quienes más queríamos, cuando nos pegaban, amenazaban, comparaban o ninguneaban.

Como cualquier madre tengo momentos en que me enfado con mi hija, porque no me hace caso, porque me falta al respeto, porque se pone de muy mal humor cuando no consigue lo que quiere… Y como cualquier madre llevo mi propia mochila a cuestas. A veces desearía pegar a mi hija para calmar la rabia que bulle dentro de mi, cuando mi enfado se descontrola. Por eso se que pegar sólo nos conduciría a liberar mi frustración.

Pero resulta que yo enseño a mi hija que todos nos merecemos respeto, y por tanto nadie merece ser pegado, insultado o tratado de mala manera. ¿Qué ejemplo le voy a dar si soy yo quien la pega cuando no hace lo que yo considero oportuno? Si la persona que más la quiere y quien más seguridad le debería transmitir le falta al respecto y la humilla, ¿qué puede esperar entonces de los demás?

Pegar es una falta de respecto y no enseña nada bueno. Aunque sea el defendido cachete a tiempo, es igual de humillante y sólo denota superioridad, poder y fuerza por parte de quien lo da. Por otro lado no quiero que mi hija haga lo que le digo por miedo (a que le pegue) sino porque entiende que lo que le pido tiene una razón. Y no está demás recordar que hasta los dos o tres años no comienza a funcionar la parte racional del cerebro. Claro que cuanto antes empecemos a pegar o a utilizar el miedo, más eficaz será el condicionamiento del niño, si es eso lo único que nos interesa.

No digo que sea tarea fácil la crianza, a veces nos faltan herramientas. Parece mucho más fácil soltar una torta para desahogarme que pararme a explicar las veces que haga falta a mi hija por qué esto o lo otro no lo hacemos. Además de enseñarle que hablando se entiende la gente, fomento el razonamiento y el llegar a acuerdos. Pero claro, esto requiere tiempo, paciencia y reconocer mis limitaciones y que no siempre tengo razón.

No hace tanto que el maltrato por parte del marido a la mujer era consentido por la sociedad. La mujer hasta hace bien poco éramos ciudadanas de segunda, ignorantes a las que había que enseñar por su bien. Si el marido consideraba que los actos de SU  mujer no eran adecuados la corregía a base de golpe. Hoy en día la sociedad nos escandalizamos, y con razón, cuando un hombre maltrata física o psicológicamente a una mujer (aunque sea un cachete). ¿Acaso un niño, una persona que depende de nosotros y está en proceso de crecimiento, es menos que un adulto? ¿Acaso no se merece el mismo respecto? ¿Por qué no nos escandalizamos ante un mismo hecho independientemente de contra quien se cometa?


Por último, no quiero terminar sin una reflexión. Si cuando mi hija no sabe lo que significa una palabra se lo explico, si cuando algo le supera le ayudo, ¿por qué cuando tiene un comportamiento “inadecuado” le voy a castigar o pegar?
  


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miércoles, 22 de octubre de 2014

Reclama tus derechos

En cualquier ámbito de la vida soy yo quien, respetándome a mi misma, velo porque los demás también me respeten. Nadie tiene derecho a faltarme al respeto, a violentar mi espacio vital, a negar mis necesidades, a decidir por mí, o a hacer con mi cuerpo nada que yo no quiera. Soy responsable de mi vida y nadie tiene por qué tomar las riendas por mi, a menos que yo lo haya decidido así y sabiendo las consecuencias. Extrapolando esto al ámbito de la maternidad, y más concretamente en el ámbito sanitario, parece que se nos olvida quien es la persona que decide en última instancia. Todavía hay quien se cree que está por encima de la mujer o del bebé.


De ahí el título de este post. Cuando mis derechos son vulnerados tengo el derecho y el deber de reclamar. Cuando tus derechos o los derechos de tus hijos son vulnerados, tienes derecho a reclamar.

Por eso insisto, hay que informarse. La información nos hace libres y nos da poder. La libertad y el poder de decidir. Por desgracia, existen profesionales (no todos ni mucho menos) que por haberlo hecho siempre de una determinada manera, por no actualizarse o estar al tanto de los últimos estudios, por miedo, porque es lo que les han enseñado a hacer, o simplemente por ser unos prepotentes en vez de mostrar humildad ante momentos naturales, maravillosos e increíbles como son el embarazo, el parto, la lactancia o la necesidad de sostén de un recién nacido, nunca se permiten hacerlo diferente y por tanto tampoco nunca tienen la oportunidad de ver el resultado. Tú estás preparada para gestar a tu bebé, para parir, para amamantar y para cuidar de tu pequeño y darle todo lo que necesita. Y tu bebé está preparado para nacer y para demandar lo único que necesita, estar cerca de ti, donde tiene calor, alimento y contención.


Tú decides con la información en la mano:

- Las pruebas durante el embarazo no son obligatorias. No se trata de que dejes de lado todas las pruebas, sino conocer su función y saber si son necesarias, si hay otras opciones más respetuosas o menos invasivas, o son prescindibles en tu caso particular. Se trata en última instancia de saber qué prueba te estas realizado y cual es su finalidad. No somos una historia clínica, somos personas.

- Tú decides como parir. Incluso en un embarazo considerado de riesgo la última palabra la tienes tú, por supuesto siempre con la información en la mano.

- Tú y tu hijo tenéis derecho a permanecer juntos desde el momento del nacimiento, a no ser por una urgencia grave tuya o de tu pequeño. Que un bebé nazca prematuro no quiere decir que tenga que ser separado de su madre. Si un bebé a término necesita a su madre, para un bebé prematuro es primordial el contacto materno, es su hábitat y es donde es capaz de regular sus constantes vitales.

- Tú y tu hijo sois quienes decidís hasta cuando dura vuestra lactancia.

- Tu hijo es quien sabe lo que necesita, no el pediatra, tu vecina o vuestro familiar más cercano (por mucha buena voluntad que tenga). Es él quien decide cuándo y cuanto comer, antes y después de iniciarse en la alimentación complementaria, por poner un ejemplo.

- Tú y tu pareja sois quienes decidís cómo criáis a vuestros hijos. Cada familia encuentra su manera, que no es peor ni mejor que la de otras familias, sino simplemente la suya.


Quiero añadir que si, por desgracia, ha habido violencia obstétrica, no se han respetado tus decisiones, no se te ha informado correctamente o cualquier otro motivo que vulnere tus derechos o el de tus hijos, reclama. Es la manera de dejar constancia de lo sucedido y hacerles ver cómo son las cosas, para que eso no vuelva a suceder. No sería la primera vez que abren un expediente disciplinario. No se trata de estar en contra de los sanitarios, sino reclamar cuando es necesario. Por suerte las cosas van cambiado, y existen grandes profesionales.


¿Has sentido en alguna ocasión que tus derechos o los de tu hijo no han sido respetados?


Si necesitas informarte acerca de cualquier tema relacionado con tu embarazo, tu parto, la manera más fácil de atender las demandas de tu bebé, si te surgen dudas en torno a vuestra lactancia o cualquier otro tema relacionado con la crianza de tu hijo, no dudes en contactar conmigo en info@soniandoduendes.com. Si lo que necesitas es una asesoría, ya sea online o a domicilio puedes ponerte en contacto conmigo en el ese mismo mail.
  
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lunes, 21 de julio de 2014

Mi hija es malísima

Ya con mi pequeña recién nacida recibía preguntas acerca de si mi hija era buena. Reconozco que no entendía bien esa pregunta, ¿un bebe tiene que ser bueno o malo?, nunca se me hubiese ocurrido encasillar a un bebé con esas calificaciones. Así que terminé respondiendo “si, como todos los bebés”. Luego fue cuando empecé a escuchar que tal o cual bebé era malo, ¿el motivo? que el bebé dormía mal por la noche. Pero esa afirmación escondía un desconocimiento del desarrollo infantil, y algo más de lo que no he sido consciente hasta más tarde.


Un niño pequeño no puede ser malo, su cerebro aún se está desarrollando, para ser capaz de racionalizar y actuar con maldad. No es la primera vez que comento que etiquetar a los niños es una manera de menguar su autoestima. Por otro lado, pensar desde nuestra posición de adultos que nuestro hijo es malo, sólo nos aleja de él.

La creencia de que los niños son pequeños tiranos es una posición “fácil” y de desconexión que tomamos los adultos. Como he dicho antes, el creer que los niños pequeños nos manipulan es desconocer su mundo cerebral y emocional. Ademas, tomando esa posición, no nos hacemos responsables, como padres, de nuestra influencia en el desarrollo de nuestros pequeños y por tanto de su conducta. Si las necesidades emocionales y de contacto no son satisfechas el niño lo expresará como buenamente pueda, teniendo en cuenta que está aprendiendo, que no posee las herramientas que nosotros tenemos (o deberíamos tener) como adultos, y por tanto su conducta puede no ser la “adecuada”. Te recomiendo leer este artículo.


A parte de que el niño pueda expresar mediante una conducta (no “adecuada”) su inseguridad, su miedo, su necesidad de afecto, en definitiva, sus necesidades básicas no satisfechas, es normal que un niño se comporte como tal. ¿Cuál es el comportamiento normal de un niño y que no le convierte en malo, ni mucho menos, por no hacer lo que nosotros  esperamos?

-          El sueño del niño es un proceso evolutivo, que será como el del adulto en torno a  los 5 ó 6 años, siempre que no se haya interferido.

-          El niño comerá según sus necesidades y el hambre que tenga, no lo que nosotros creamos que debe comer.

-          Del mismo modo el control de esfínteres es un proceso madurativo que sucederá cuando el niño esté preparado y no cuando decidamos que es hora de quitar el pañal, al que nosotros le hemos acostumbrado.

-          La única forma que tiene un bebé de comunicarnos sus necesidades o su malestar, sea el que sea, es través del llanto. Es imposible que lo haga para manipularnos (en el sentido peyorativo de la palabra) o para fastidiarnos.

-          Un niño habla alto, grita, corre, salta, no para quieto (por supuesto hay niños más tranquilos), explora, pregunta, es indiscreto, sincero…

-          Es normal que, como nosotros,  el niño se enfade, tenga miedo o esté triste, y puesto que está en pleno desarrollo sea intenso a la hora de demostrar sus emociones y por tanto necesite de nuestra compresión y contención emocional (que no represión).

-          El niño tiene derecho a negarse a hacer aquello que no le guste. Dependiendo de la situación podremos intentar convencerle a través del juego (si es más pequeño) o a través de la negociación (que no chantaje, violencia o miedo).

-          Algunos niños pequeños tienen etapas en las que pegan para defender su espacio o sus juguetes. No los mueve la maldad sino el defender algo suyo y el no tener otras herramientas para lograrlo, se trata de un instinto de supervivencia.

-          Del mismo modo, su necesidad de seguir llevando el chupete si le hemos acostumbrado a él, el hecho de que comience a caminar antes o después, a hablar antes o después, etc, estando dentro de los parámetros normales, no le hace más vago o menos inteligente. Las prisas y la necesidad de compararnos con otras familias es nuestro problema no de ellos.


Un niño que no duerme o no come lo que nos gustaría, que sólo da besos a quien quiere, que intenta defenderse a través del insulto ante el contacto no deseado con un extraño o no tan extraño, que no para quieto… es un niño completamente normal y sano, y por supuesto no por esto es malo.


Los  niños son niños y se comportan como tales

Mi conclusión es que se les etiqueta de malos a aquellos niños que no hacen lo que esperamos que hagan (y esto depende del adulto que esté con ellos, no es para nada objetivo) y que por tanto molestan. El niño que no nos molesta por la noche y es siempre obediente aunque vaya en contra de sus necesidades, ese es el niño bueno.

Personalmente no quiero que mi hija sea buena o mala, quiero que mi hija se comporte como la niña que es, aunque a veces me desespere, me canse o me enfade, porque está aprendiendo, porque quiero que sepa tomar sus propias decisiones y porque quiero que juegue, explore y se divierta como una niña (lo cual no quiere decir que no haya normas en casa o haga siempre lo que ella quiera). Yo tampoco me comporto siempre como a ella le gustaría, y no por eso soy una mala madre, sino que como todas lo hago lo mejor que puedo.

martes, 8 de enero de 2013

Chantaje emocional


Recuerdo, los primeros meses tras el nacimiento de mi hija, sentirme como una leona al cuidado de su cría cada vez que alguien se acercaba demasiado, daba igual si eran conocidos o desconocidos, o rondaban cerca con comentarios no deseados. Hace tiempo que no me siento con ese instinto imperioso de proteger a mi cría como si hubiese constantemente peligros al acecho, aunque todavía hay algunos (demasiados en realidad) comentarios que me harían saltar a la yugular de sus dueños, sino fuese porque somos animales racionales (la mayoría de nosotros) y me controlo. Incluso en ocasiones me controlo tanto, o será que me pillan por sorpresa, no sabría decirlo, y me quedo con la boca abierta y con cara de tonta, sin creerme lo que acabo de oír. Porque aunque se que son muchos los que creen que el fin justifica los medios en lo relativo a la crianza de los hijos, que todo vale con los pequeños aunque jamás osaríamos hacerle lo mismo a otro adulto, personalmente tengo tan claro que mi hija se merece amor y respeto por encima de todo, como cualquier mortal, que lo doy por hecho y muchas veces se me olvida que algo tan lógico muchos no lo tienen asimilado.

Al hecho de intentar hacer creer a alguien, grande o pequeño, que lo vamos a pasar mal si no hace lo que queremos, e incluso se le llega a amenazar con retirarle nuestro cariño, se le llama manipulación, se le llama chantaje emocional. Así de claro. “Si no me das un beso lloro”, “si no te portas bien mamá no te va a querer”, son ejemplos de frases que se les dice en ocasiones a los niños para conseguir lo que deseamos de ellos, restándole importancia a la gravedad de esas palabras. Primero porque hacerle creer a un niño que le vamos a dejar de querer es ruin, un niño necesita ser querido en todo momento, necesita la seguridad de que sus padres o cuidadores no le van a abandonar. Segundo, porque infundir miedo a un niño a ser abandonado es algo grave, no es una forma de hablar como intentan justifican algunos, a veces las palabras lastiman igual que los golpes. Y tercero, porque les estamos mintiendo a la cara sólo por nuestro interés, para intentar manipularles y llevarles a nuestro terreno.

Por eso, y porque me parece una total falta de respeto, jamás se me ocurriría utilizar el chantaje emocional con mi hija ni con ningún otro niño o adulto, como no me gustaría que lo hiciera nadie conmigo. Me parece abusar de la confianza de los pequeños además de dejar nuestra categoría de adultos inteligentes por los suelos.


Si alguien vuelve a decirle a mi hija “dame un beso que si no lloro”, no le gritaré a ese adulto-inmaduro las cuatro verdades que me gustaría, sino que dirigiéndome a mi hija le diré tranquilamente lo siguiente: No le hagas caso mi amor, que sólo está intentando engañarte para conseguir que le des un beso. Estás en tu derecho de dárselo o no, eso ya lo sabes. Y en el remoto caso de que se pusiese a llorar eso no sería responsabilidad tuya.

jueves, 8 de marzo de 2012

Yo no querría una cesárea, ¿y tú?


Hace ya un tiempo tuve una conversación con una amiga sobre las cesáreas. Al comentarle que en algunos casos las cesáreas podían haberse evitado, me sorprendió afirmando que de ese modo se evitaba el dolor, y que ella y su hermano habían nacido por cesárea y tanto su madre como ellos habían evolucionado con normalidad. Parecía estar convencida de que la cesárea era la mejor opción (al menos para ella) para da a luz. Me pilló tan de sorpresa que aunque intenté explicarle que siempre es mejor un parto vaginal, que para eso estamos diseñados, quedé con ella en que escribiría una entrada explicando por qué es mejor un parto vaginal (siempre y cuando no haya riesgos para la madre o el bebé) y los riesgos de las cesáreas.

Que nos de miedo el dolor al parto puedo entenderlo, pero en ese caso podemos optar por la epidural, claro que esta también tiene sus riesgos y no estaría demás conocerlos. De todas formas sería conveniente no adelantar acontecimientos, porque quizás pensemos que el dolor nos va a superara y resulta que no es tanto como creíamos. Sería buena idea intentar trabajar ese miedo e informarnos para estar más tranquilas.

Cada vez que oigo a una mamá relatar la experiencia de su cesárea ser me parte el corazón. Que nada más nacer tu hij@ apenas puedas verl@, y ya no digo ni tocarl@, y se lo lleven y estés en el mejor de los casos 1 hora (no es lo habitual, porque suelen ser bastantes más) sin saber nada de él/ella, cómo estará, si llorará, si tendrá hambre, si se sentirá sol@, si tendrá frío, si se encontrará bien…

Si a mi me hubieran separado de mi hija nada más nacer habría entrado en un estado de ansiedad alarmante. Hace poco una mamá nos contaba que se puso tan nerviosa cuando se llevaron a su bebé tras la cesáreas que los mismos sanitarios se dieron cuenta de que la mamá así no podía estar y que su estado iba en detrimento de su recuperación. Esta mamá sólo quería, sólo necesitaba, estar con su bebé. Y su bebé necesitaba estar con ella, porque no nos olvidemos que ell@s también sufren ante la separación y mucho.

Ahora muchos papás pueden hacer canguraje con su bebé hasta que permiten a la mamá reunirse con ellos, esto para el bebé es maravilloso. Pero aun así, una madre a la que le arrebatan a su bebé no puede sentirse bien ni recuperarse en condiciones.

Es esperanzador saber que esto en algunos hospitales va cambiando.

- Lesión de vejiga, útero y vasos sanguíneos.
- Hemorragia.
- Coágulos.
- Embolismo pulmonar.
- Infecciones.
- Dificultades. con actividades normales y dolor en la incisión meses después.
- En cesáreas no planeadas es mas fácil que las mujeres experimenten emociones negativas, (baja autoestima, sensación de haber fallado…).

Y a continuación los riesgos que una cesárea conlleva para el bebé:
- En cesáreas programadas algunos bebes nacen antes del momento de estar listos y pueden presentar problemas respiratorios o alimenticios.
- En comparación con los nacimientos por vía vaginal un 50% de los valores de apgar son más bajos y requieren más frecuentemente asistencia respiratoria.
- L@s niñ@s que han nacido de una cesárea programada pueden desarrollar hipertensión pulmonar.
- Riesgo de cortes en el bebé. Podéis leer un caso aquí.
- Ictericia.
- Debido a la separación que sufren madre y bebé el vínculo madre-bebé se ve afectado, al igual que ocurre con la lactancia materna (lo cual no quiere decir que el vínculo no se establezca o que sea imposible la lactancia).


Con esta entrada no quiero ir en contra de las cesáreas necesarias, pues gracias a estas se salvan las vidas de miles de niños. Lo que no quiero es que se tome a la ligera esta práctica porque de esa manera la mamá no sufre dolores (que le pregunten a las mamás que han pasado por una cesárea si han sufrido dolores o no en el postparto) o porque para el bebé es menos estresante (el bebé que nace por parto vaginal recibe un “abrazo” al recorrer el canal del parto que le ayuda a vaciar de líquido amniótico los pulmones y las vías respiratorias, contribuyendo a poner en marcha su organismo). Antes de programar cesáreas a conveniencia de madres (y padres) o médicos habría que informarse muy bien de los riesgos que conlleva esta práctica, e igualmente las personas que atienden partos deberían permitir a las mujeres seguir su proceso de parto a su ritmo y sin prisas, a no ser que realmente haya que intervenir por riesgo para el bebé o para la madre.

Mucho menos quiero con esta entrada que las mamás que han pasado por una cesáreas se sientan ofendidas o culpables, pues bastante mal lo pasaron ya en su momento angustiadas tras la separación de su bebé, las molestias en el postparto y muchas veces una herida no sólo física que continua doliendo.

Aprovecho que recientemente ha circulado este vídeo por las redes sociales para dejároslo por si alguien no lo ha visto:


jueves, 22 de diciembre de 2011

Mi carta a #PapaConcilia


No recuerdo cuando fue la última vez que escribí una carta, por estas fechas, para pedir todos mis deseos. Hace tantísimo tiempo que ya ni lo recuerdo. Pero hoy me voy a animar porque me mueven los mismos sentimientos de entonces, la emoción, la esperanza, la ilusión.





Querido #PapaConcilia:

Espero que no tengas en cuenta mi falta de práctica para escribir cartas. Creo que en cuanto leas lo que vengo a pedirte te darás cuenta de lo necesario de esta petición y de que se convierta en realidad, porque no sólo es mi sueño sino el de mucha gente.

Me gustaría que se respeten las vidas que están presentes y por venir en los partos, y que se valore la maternidad. Esa es la base para todo lo que sigue.

Me gustaría que esta sociedad y tantas otras, fuesen conscientes de las necesidades de l@s más pequeñ@s en sus primeros años de vida y del cambio tan importante que atraviesan las madres en sus puerperios (y que va mucho más allá de los famosos 40 días).

Me gustaría que padres y madres fuesen participantes activos y visibles en la crianza de sus hij@s, porque así lo desean y así lo quieren también l@s pequeñ@s. En largas jornadas de trabajo, dejados la mayor parte del día a cargo de personas que no son sus padres, esto no es posible.

Me gustaría una sociedad donde l@s niñ@s sean valorados y tenidos en cuenta. Pretender dejarlos desde que nacen en instituciones es ir por mal camino.

Me gustaría una sociedad feliz y sana emocionalmente, porque ha sido satisfecha en sus necesidades primarias. Cuidando de nuestr@s niñ@s es invertir en el futuro de todos.

Me gustaría por tanto que se amplíen las bajas de paternidad y maternidad, especialmente esta última, porque es sobre todo a su madre a quien necesita el bebé en sus primeros años; que se facilite el teletrabajo; que se reduzcan las horas de trabajo, ampliando puestos (que tan bien nos vendría ahora) y permitiendo a las personas el disfrute de su vida, con sueldos dignos; que fuese lo mas normal (y deseable) del mundo que cuando un/a niñ@ esté enferm@ su padre o su madre pudiese estar con él/ella sin penalización en sus trabajos.

Espero que mis deseos sean tenidos en cuenta.

Por el bien de todos, en especial de l@s más pequeñ@s.

No dejes de escucharnos #PapaConcilia


Yo pido a #PapaConcilia es un carnaval de blogs iniciado por Conciliación Real Ya (CRYA) cuyo fin es recoger vuestros deseos de conciliación. Decidnos, qué pedís a #PapaConcilia?









lunes, 21 de noviembre de 2011

Premios y vídeo (día internacional de los derechos del niño)


Quiero dar las gracias a dos estupendas mamás blogueras por pensar en mí al concederme dos preciosos premios (uno cada una).


Cocolina de Buceando en mí con “Tu blog tiene duende”. Qué bonito que alguien como ella piense que mi blog tiene duende. Para recogerlo tengo que pensar en la palabra que más me guste. Ha resultado difícil porque ya se han dicho palabras preciosas en otros blogs, y aunque la palabra duende también me gusta mucho no quería resultar redundante, así que al final me he decidido por la palabra primavera, por todo lo que representa, resurgimiento, calidez, luz, colorido.


Y por otro lado, Sandra de ¡Anda, si es mamá! con “Soy una mamá que hace historia” pensó en mi para este premio, para el que modestamente no me siento todavía merecedora, aunque eso no quita que me haya hecho muchísima ilusión. En este caso tengo que contar un recuerdo feliz de mi infancia. Unos de los momentos más felices de mi niñez que recuerdo con frecuencia es cuando mi hermana y yo jugábamos con mi padre, los tres tirados por el suelo, trepando sobre él y sin parar de reírnos.


Esta vez dejo estos dos premios para quien quiera recogerlos.


Finalmente, al hilo de este maravilloso recuerdo, y puesto que ayer fue el día mundial de los derechos del niño, quiero compartir con vosotros el vídeo que Red Canguro ha realizado para conmemorar ese día y donde resume perfectamente los derechos de la infancia.