lunes, 16 de junio de 2014

El nacimiento de Óliver

Hace unos meses, una de las mamás de la asociación de crianza, dio a luz a su bebé en un parto consciente y respetado. Quise pedirle que compartiera su historia, entre otras cosas, para que las futuras mamás comprobéis que confiando en vosotras mismas podéis tener un parto natural, sin intervenciones y, cómo quien os atiende, puede propiciar que así sea.


Agradezco a Carmen que haya querido compartir hoy aquí el nacimiento de su hijo Óliver:

Hace 3 años cuando nació mi primer hijo, aunque todo había salido bien en el parto, sentí que no era como me habría gustado, oxitocina para acelerar la dilatación, kristeller ... y la total desinformación hacia mi sobre qué me hacían y por qué no ayudó, por lo que en mi segundo embarazo y de cara al parto estuve informándome dónde podría dar a luz con la seguridad de que no me volviera a ocurrir lo mismo. Elaboré un plan de parto en el que indicaba que quería un parto lo mas natural posible y hablaría con la matrona que me tocara sobre ello.

Sabía que la prueba del estreptococo había dado negativo, por lo que no tenía prisa para llegar al hospital, cuanto mas tardase menos posibilidad de intervención y así hice. Desde la semana 37 tuve 4 avisos de parto, contracciones mas o menos regulares cada 4-5 minutos durante una hora o más, pero mi idea de aguantar gran parte de la dilatación en casa hizo que no me acercara al hospital en ninguna de las ocasiones. Por fin llegó el día elegido por mi bebé para nacer, estaba de 39+6, eran las 5 de la mañana y me despertaba con contracciones, seguidas pero bastante suaves aún. A las 8 confirmo que no es una falsa alarma, las contracciones siguen y van aumentando de intensidad.  Levantamos a mi hijo para llevarle al cole, y aún con dolores le ayudo con el desayuno y le visto, no sabía cuando iba a poder volver a tener ese momento a solas con él y me daba mucha pena. Mientras su padre le lleva al colegio me dispongo a ultimar las cosas que llevaría al hospital, saco la pelota y una toalla por si rompo aguas en casa. Voy llevando las contracciones muy bien, cada vez que viene una me siento en la pelota y con movimientos de cadera las alivio bastante. Siguen aumentando de intensidad pero, como la frecuencia no aumenta, decido pasar el mayor tiempo que pueda así antes de marchar para el hospital.

A las 11.30 empiezo a darle vueltas a si el bebé estará bien, así que decido que es el momento de marchar, llegamos al hospital a las 12.00. Andando por los pasillos me dan algunas contracciones que hacen que me tenga que detener. Me exploran, estoy de 5 cm, mi cara me cambia, con mi hijo aunque con oxitocina tuve que pedir la epidural de 6 cm, estaba consiguiendo aguantar las contracciones. Uno de mis mayores miedos era volver a no aguantar el dolor como con mi otro hijo, pero qué diferentes son las contracciones naturales a las provocadas. Llegamos a la sala de dilatación y se presenta el matrón que me atenderá en el parto, era un hombre pero la seguridad que me trasmitía era inmensa, no puso ninguna objeción a mi plan de parto, salvo que el parto transcurriera con normalidad.

Los monitores que me ponen son por telemetría, puedo deambular por la habitación sin problemas porque además no me ponen ni vía, para hidratarme me aconseja agua fría o aquarius. En una de las contracciones el matrón le enseña a mi chico cómo hacerme un masaje en la parte baja de la espalda para aliviar las contracciones. Entre esos masajes y la pelota, llegan las 14.00 y el matrón me hace un tacto, estoy ya de 7 cm. No me lo podía creer, el tiempo entre contracciones estaba siendo amplio y aunque ya dolían bastante, tenia tiempo suficiente para recuperarme, qué diferencia a las contracciones que sentí en el parto de mi otro hijo, apenas podía recuperarme entre ellas. El matrón me dice que a partir de ese momento en cuanto tenga ganas de hacer caca empuje, el bebé está muy arriba y tiene mucho que bajar.

A las 15.00 ya estoy en completa, me ponen la vía y me indica que tendría que romperme la bolsa porque el bebé es grande y aún está muy arriba, yo accedo sin problemas. A partir de la rotura de la bolsa los pujos son con más intensidad pero el bebé sigue estando arriba. Me sugiere pasar a paritorio por si hubiera alguna urgencia, hasta entonces seguía en dilatación. Yo siento que no puedo más, pido que como sea me pongan algo, pero el matrón una vez mas sigue animándome “lo estás haciendo muy bien, confía en ti”. En la cama del paritorio consigo pujos mas efectivos, me preguntan que si quiero ver cómo sale y ponerme un espejo grande delante, estoy tan cansada que apenas puedo decir que me da un poco igual, solo pienso en que quiero ver a mi bebé ya. Por fin la cabecita de mi bebé sale, pero lleva dos vueltas de cordón que no se pueden deshacer, por lo que no se puede hacer pinzamiento tardío del cordón y lo cortan en ese momento. Tras otro par de pujos termina de salir mi bebé, el cual me lo colocan encima de mi, eran las 15.50. Lástima no haber podido sacarle yo, pero una hora empujando sin epidural había podido con mis fuerzas. El matrón vuelve a animarme, parir a un bebé grande, mas de 4 kilos, que estaba tan arriba no lo consigue cualquiera.

Ya sólo faltaba alumbrar la placenta. Mientras esperábamos, con mi bebé encima, le pregunto al matrón si iba a necesitar puntos, y menuda sorpresa, me había librado, con lo mal que lo pasé en el postparto de mi primer hijo precisamente por los puntos. Qué diferentes ambos partos!!!

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