En el mes de
febrero tuvimos la suerte de contar en la asociación de crianza de nuestra
localidad con Antonia Ramiro, que nos habló de la comunicación no-violenta.
Antonia es una mujer que inspira confianza, serena y sabia. Dispone de una
amplia formación y experiencia en salud integral, autoconocimiento y desarrollo
personal.
Ella nos iba
contando y nosotras debatíamos, ya que no siempre estábamos de acuerdo o no lo
veíamos tan fácil. Aunque el tema de la comunicación no-violenta es
extrapolable a todos los aspectos de la vida, nosotras irremediablemente lo
llevábamos casi siempre a la maternidad y nuestros hijos. Es además un tema que
tiene mucho que ver con la inteligencia emocional.
Es importante
ser consciente de cómo nos comunicamos con los demás y sobre todo con nosotros,
porque somos nosotros mismos los primeros que no nos respetamos y de ese modo
difícilmente vamos a a conseguir que los demás nos respeten.
Por eso hay que
ser conscientes de lo que hacemos, cómo lo hacemos y lo que generamos. Ser
conscientes, consecuentes y responsables de nuestras accciones y sus consecuencias.
La violencia que
ejercemos con nosotros mismos comienza con el “tengo que”, “debería”, o en no
ser capaz de decir no. Esa violencia no nos permite estar tranquilos. Somos los
primeros intolerantes con nosotros mismos. Se trata de elegir lo que hacemos no
hacerlo porque debemos.
Esto generó un
debate, ya que había mamás que opinaban que ciertas cosas hay que hacerlas
porque sí, ya que son nuestra responsabilidad, como la comida, limpiar, etc.
Pero como bien dijo Antonia, y estoy de acuerdo, son cosas que elegimos hacer
porque nos gusta comer y dar una alimentación sana a nuestros hijos (y a
nosotros mismos, por supuesto), porque nos gusta y da tranquilidad cierto orden
y limpieza en casa… No se trata de tener la casa impoluta por encima de todo,
sino de vivir en armonía y darle a cada cosa la importancia que se merece.
Otro tema que
nos tocó muy de cerca fueron los consejos. ¿Os suena, verdad? Según Antonia los
consejos son “mandatos”, dan a entender que yo se mejor que tú lo que hay que
hacer. Y no se trata de mandar, aconsejar o criticar, cosa que nos suele alejar
del otro, sino de acompañar, escuchar, dejar sentir, dejar llorar. Porque
siempre tratamos de evitar el llanto, y una cosa es permanecer al lado
ofreciendo lo que podemos y nos permiten (no más allá) y otra cosa es el “no
llores”, “no pasa nada”, “ya verás como todo va bien”, frases para consolar
pero que en el fondo no corresponden con la realidad. Nos da miedo el dolor
propio y ajeno e intentamos negarlo siempre, tratando de acallarlo en vez de
acompañarlo en su proceso.
Aconsejamos
tratando de ayudar, sin darnos cuenta de que lo mejor que podemos hacer para
ayudar es estar al lado de esa persona, comprendiéndola con empatía y
escuchándola, sin necesidad a veces de decir nada, sin juzgarla. Podemos
preguntar si podemos (valga la redundancia), podemos sugerir, pero no
aconsejar.
A raíz de esto aparece
el tema de la escucha, algo que la mayoría no sabemos hacer, pensando que
siempre tenemos que intervenir, o incluso interrumpiendo para hablar de
nosotros mismos (queremos y necesitamos expresarnos) cuando lo que necesita esa
persona es que la escuchemos de verdad, es lo que todos queremos, que nos
escuchen.
Sin embargo es
muy común que todos nos pongamos a hablar a la vez, cuando estamos en grupo, o
interrumpamos, como he dicho. Esto nos desconecta de los demás. Pensemos cómo
nos sentimos cuando no nos dejan hablar y tratemos de hacérselo saber a esa/s
persona/s. Eso es lo más difícil, hacernos respetar.
Los demás no van
a cambiar, ya sean desconocidos, amigos o la propia familia, y además no se
trata de eso, sino de comunicar nuestra necesidades y hacernos respetar
comunicándonos sin violencia. En este aspecto también es necesaria la
comprensión y el conocimiento del otro, por qué es cómo es. Eso nos ayuda e
entender nuestras relaciones con ellos. Por ejemplo, algo que se deja ver mucho
con la maternidad, son los conflictos del pasado y que nos afectan en el
presente.
Por supuesto,
otras formas de violencia son el chantaje, la ironía o las comparaciones.
Todo esto, si
queremos transmitírselo a nuestros hijos, debemos como siempre darles ejemplo.
Si mamá y papá se respetan, no sólo entre ellos sino consigo mismos, nuestros
hijos lo aprenderán fácilmente.
Un articulo muy interesante Carol. Vivimos en una sociedad que necesita expresarse y que la escuchen, pero no sabemos escuchar. Es importante escuchar primero para que nos escuchen despues. Y solo si lo ponemos en practica, nuestros hijos lo imitaran y ganaremos todos y no sólo nuestra familia.
ResponderEliminarUn abrazo,
Raquel
Nos quedan muchas cosas por aprender, por eso me gusta ser consciente de lo que hacemos, porque eso no sólo nos influye a nosotros sino también a nuestros hijos. Son nuestros espejos.
EliminarUn besazo
Madre mía Carol. Qué razón!!!...y qué difícil :( Sobre todo cambiar el chip de la violencia contra nosotras mismas y por ende con nuestros hijos. Muchas veces le digo a la peque cosas como: " Hay que bañarse" o "Hay que dormir"
ResponderEliminarMe encantaría poder charlar contigo y profundizar sobre el tema. Qué pena que no vivas en Sevilla!!! :(
Un besote
Es verdad que muchas veces no somos consciente de la violencia que ejercemos contra nosotros mismos, y eso me preocupa, porque como he comentado anteriormente, inevitablemente se lo trasmitimos a nuestros hijos.
EliminarYo también utilizo esas frases sin darme cuenta... Me encantaría esa charla :)
Un besazo
Qué bien nos vino la compañía de Toñi! También me gustó aquel punto en que nos preguntábamos de qué forma podemos expresar lo que sentimos si a veces no somos capaces siquiera de pararnos a pensar, reconocer y poner nombre a lo que sentimos exactamente... Gracias por el recordatorio Carol. Un beso
ResponderEliminarY tanto. Espero que vuelva a visitarnos.
EliminarPor eso es bueno parar y reflexionar, pero hay gente que no le gusta, porque a veces es difícil y no nos gusta lo que vemos.
Besos guapa
Que buena tu entrada!! justo este fin de semana estuvimos en un curso "Educar sin castigos ni recompensas" muy interesante. Laura Diaz de Entresotos fue quien lo impartió y no podría haber sido mas interesante, nos habló de este mismo tema y nos recomendó la lectura de Marshall Rosenberg "Comunicación No Violenta" yo ya lo tengo en mis manos y me está encantando, probablemente ya lo hayas leído. Cuantas cosas debemos cambiar... Un abrazo muy fuerte, me gusta mucho tu blog.
ResponderEliminarNo he leído el libro pero si he oído hablar de él. Ahora mismo ya tengo bastante con lo que me tengo que leer en mi formación :) pero me gustaría leérmelo algún día.
EliminarGracias. Un abrazo
Qué razón y mira aquí habla una que le encannnta hablar y tiene como meta aprender a escuchar más y más! Cada día creo que aprendemos! Gracias por compartir. Besicos.
ResponderEliminarPor supuesto, la vida es continuo aprendizaje. A mi me gustar crecer y superarme a mi misma.
EliminarUn besazo
Me encanta esta entrada! Qué cosa tan importante la escucha y qué poquito la solemos practicar. Tienes razón en que siempre parece que queremos hacer algo, piensa que medimos las cosas en términos de efectividad y eficacia (la sociedad en la que vivimos).
ResponderEliminarCon tu permiso, comparto.
Un besazo enorme (esta tarde en persona).
Ohh qué bien que ese besico sea en persona, yo os lo mando a las dos! Disfrutad.
EliminarYo misma, nos cuesta mucho escuchar de verdad y sin embargo nos gusta que nos escuchen atentamente. Me ha encantado verte pero me he quedado con ganas de mas. Un abrazo
EliminarMontsequibu, un besazo virtual también para ti.
Qué interesante Carol y cuantísima razón! hoy tu post me hace reflexionar mucho porque claro, lo llevo al terreno de la crianza y en una semana que se me ha hecho especialmente tormentosa...
ResponderEliminarBesos.
Dímelo a mi que menudo día hemos tenido. Pero si procuramos mirar lo que hacemos y decimos nos daremos cuenta de muchas cosas.
EliminarUn besazo
Nos gustaría enviarle el programa del Concurso que tenemos para bloggers, el correo es lmiranda@mumsprivee.com, es la Community, si quiere se lo remitimos, no tenemos su correo, por lo que si le interesa, póngase en contacto con nosotros.
ResponderEliminarGracias.
EliminarMi correo aparece en la sección "Esta soy yo".
Hay tanta violencia propia y ajena... Que a veces no se ni por donde empezar, es tan cotidiana... Difícil muy difícil amiga, pero muy necesario.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es verdad que no es fácil, pero creo que cuanto más conscientes seamos más fácil nos podrá resultar darnos cuenta y cambiarlo.
EliminarUn abrazo
Hola Carol,
ResponderEliminarMe ha alegrado encontrarme con esta entrada tuya hoy, cuando ando reflexionando muy seriamente en este tema durante toda la semana. He decidido ponerme las pilas en serio y me he comprado un libro llamado "Como educar sin gritos, amenezas ni castigos", pero también me planteo hacer un cursod e comunicación no violenta a partir de septiembre, que es cuando voy a poder. Quiero desterrar DEFINITIVAMENTE y cortar de raíz algunas actitudes que como dices son resultado de la falta de respeto y dulzura hacia mí misma.
Gracias por estar.
Un abrazo,
Noraya
"El Rumor de las Libélulas"
Creo que a todos nos serviría hacer algún curso de ese tipo, porque todos cargamos con una mochila que muchas veces es difícil de dejar. A mi personalmente se que me vendría bien.
EliminarMe alegro por tí, y espero que te aporte mucho.
Un abrazo