lunes, 16 de marzo de 2015

Tu realidad no es mi realidad, y viceversa

A raíz del Informe Doulas*, he visto como algunas mujeres no entienden la necesidad de que exista la figura de la doula, como acompañante. Solemos ver el mundo desde nuestra propia realidad, y no siempre somos conscientes de que las circunstancias de los demás pueden ser muy diferentes  a la nuestra propias.

Más allá del hecho de que hubiese confusión sobre las prácticas que realizan o no las doblas, debido a la cantidad de falsedades que contiene dicho informe, hay mujeres, como digo, que no entienden la necesidad de contratar a alguien desconocido para acompañarlas en el embarazo, el parto o el postparto. Me parece normal y lícito que lo expresen, pero me extraña la manera en que lo hacen, en ocasiones, de forma casi acusadora.


Que tú como mujer tengas buena relación con tu madre, tengas confianza y te sientas segura para que te acompañe en este proceso me parece maravilloso. Y cuando digo madre, digo amiga, pareja o cualquier otra persona cercana que te de ese apoyo. Pero no todas las mujeres tenemos a la familia cerca, no todas tenemos buena relación con nuestra madre, no todas comulgamos con la idea de parto o crianza que tienen nuestra amigas, no todas encontramos personal sanitario respetuoso en el momento que estamos viviendo, no todas recibimos apoyo por parte de nuestra pareja (no porque no quiera, sino porque no sabe o no entiende por lo que estamos pasando) e incluso no todas tenemos pareja.

De hecho, hay también mujeres que a pesar de dejarnos acompañar por nuestra pareja, madre, hermana o amiga, lo hacemos desde una situación de dejarnos hacer. Porque es lo que hemos hecho siempre, porque no somos capaces de aceptar lo que traemos en nuestra pesada mochila.  Y aun no sintiendo que las cosas son como deberían ser, nos dejamos hacer porque tenemos miedo, porque no nos sentimos suficientemente válidas y no confiamos en nosotras mismas. Creemos que si no lo hacemos así estaremos defraudando o haciendo daño a alguien… Cuando a quien no estamos escuchando, valorando y cuidando es a nosotras mismas. Y es la decisión que tomamos, igualmente en nuestras circunstancias personales.

Tu realidad no es mi realidad, mi realidad no es tu realidad, es así de sencillo. Dejemos de juzgar lo que hacemos o dejamos de hacer, porque hay motivos y decisiones distintos como circunstancias distintas en la que nos encontramos cada una de nosotras. Esto es extensible no sólo al embarazo o al parto, sino a la crianza y a la vida en general. Mis circunstancias y necesidades no son las tuyas, y por tanto tomo mis propias decisiones, como tu tomas las tuyas.  Es como si alguien no entendiese que necesito un psicólogo, y decidiese contratar a esta persona, que efectivamente no me conoce de nada y puede tratarme objetiva y profesionalmente; en vez de dejarme aconsejar por mi madre o mi pareja, o incluso que estos se sintiesen ofendidos porque quiero que sea un profesional que se ha formado para ello el que me oriente.

Las mujeres somos libres de tomar las decisiones que mejor consideramos para nosotras. Yo como mujer tengo todo el derecho a decidir, quien quiero que me acompañe en mi embarazo, mi parto, mi postparto, mi lactancia… Ahí incluyo el decidir cambiarme de centro para que me atiendan los profesionales que considero más capacitados, e incluso decidir dar a luz en mi propia casa con los profesionales que considere oportunos. Y soy yo quien decide, con la información en la mano, y en mis circunstancias personales, si deseo pagar o no a alguien para que me asesore o me acompañe en estos momentos, sea una doula, una asesora continuum, una asesora de lactancia, una matrona, etc. 

Porque soy dueña de mi vida, de mi sexualidad y de mi cuerpo.




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2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. Qué bonito, un mundo en el que cada cual decida sin ser juzgado. Qué difícil resulta para algunas personas admitir e interiorizar justo eso, que cada persona es una realidad y unas circunstancias, no sólo las que le acompañan, sino las que le han acompañado a lo largo de los años.

    En vez de juzgar, ayudar y apoyar. En vez de criticar, informar, mostrar...

    Espero que algún día...

    Un abrazo grande.

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    Respuestas
    1. Hasta que no se cambien algunas mentalidades y en vez del miedo se busque el crecimiento, la empatía y en ponerse en la piel del otro, esto por desgracia seguirá sucediendo. Pero nunca pierdo la esperanza.

      Un abrazo

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